DE LOS BULOS, EL PODER DE LA EMOCIÓN Y EL ENGAÑO INDESEADO
Hace algunos días leí en Los Angeles Press un artículo, Asociaciones periodísticas de Latinoamérica lanzan protocolo para combatir ‘Fake News’, que firmado por Fernando Néstor Ramírez, me produjo simultáneamente, dos sensaciones, en parte contradictorias.
La primera sensación fue de satisfacción: un grupo de periodistas americanos de habla española ha lanzado un Protocolo básico para detectar noticias falsas, que trata de erradicar el mal de la desinformación que, mediante la difusión de bulos, está convirtiendo el mundo en un lugar donde reina todo menos la verdad. El protocolo, en mi opinión, es realmente valioso y creo que es necesario aplaudir una iniciativa, sin duda, digna de elogio.
La segunda sensación fue de horror, en la misma página que el artículo mencionado, algo más abajo, aparece otro artículo Autoritarismo del Estado español reprime la libertad de expresión: caso Hásel, en el que se hace eco, de forma aparentemente “docta” de las manifestaciones de jóvenes (se entiende izquierdistas) reprimidos desproporcionadamente por la policía, a favor del rapero y de la libertad de expresión. En su conjunto, el artículo es una auténtica fake news, un conjunto de medias verdades, peores que una de las mentiras contra las que Los Angeles Press afirma combatir.
Más tarde, tratando de comprender lo que desde mi punto de vista es una contradicción: luchamos contra las fake news (de otros) y al mismo tiempo, las publicamos (las nuestras); he repasado en mi memoria los trabajos de Haidt y Lapuente y ¡cómo no!, además de explicación, he encontrado también un buen motivo para “justificar” a los periodistas de Los Angeles Press y a las buenas gentes que, con honestidad, comparten con ellos, como “dogmas de fe” los bulos que publican, creyendo que son verdad, los periodistas de nuestro mundo.
Sí, las noticias sobre las manifestaciones violentas a favor del rapero español Hazel han sido conocidas por los “periodistas progresistas” a través de la emoción, luego las han enriquecido con la razón y, ya completas, las han publicado porque, para ellos son “la verdad”. Los periodistas progresistas, como la mayoría de los izquierdistas de nuestro tiempo, porque han perdido la fe en Dios y en la Patria, han hecho de la Política, de su Política Progresista, una nueva Religión y ellos, sin saberlo, han hecho suyas unas cuantas ideas que sus líderes espirituales, cual si fueran curas, obispos o papas, han proclamado verdades inmutables, “dogmas de fe” por los que, a pesar de ser del todo invenciones falsas, están dispuestos a luchar y hasta morir.
Evidentemente me alegra la iniciativa de los periodistas progresistas que van a luchar, desde sus emociones, contra los bulos. Por supuesto, también tendré el cuidado de no creer una sola palabra de cuanto digan esos periodistas hasta que lo haya comprobado en otras fuentes; y pediré a los dioses antiguos y al dios de mi religión, que hagan el milagro de, por las buenas o por las malas, desplegando sus ejércitos celestiales dejen reducidos a la nada los dogmas falsos de la nueva y “progresista” religión.
NOTA
El artículo completo de Fernando Néstor Ramírez, que incluye los aspectos más relevantes del Protocolo contra las fake news, se puede ver en la página en Internet https://www.losangelespress.org/asociaciones-periodisticas-de-latinoamerica-lanzan-protocolo-para-combatir-fake-news/
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