jueves, 27 de junio de 2024

1117. DE LA EMIGRACIÓN Y ESAS COSAS (III)


TERCERA PARTE: LAS SOLUCIONES


Comenzamos reconociendo que en el momento actual no existe ninguna solución que pueda resolver globalmente el problema y aprovechar las oportunidades que tiene la emigración ni en la Unión Europea ni, por supuesto, en España.

Sin embargo, existen algunos aspectos concretos en que, con medidas adecuadas se podría evitar tragedias, se facilitaría la integración de los inmigrantes en la sociedad, mejoraría la imagen de la inmigración y reduciría el actual rechazo entre la población autóctona, mejoraría la situación de los países emisores, paliaría el problema global y generarían oportunidades; son los siguientes:

 

·         Reducir al máximo la inmigración ilegal

 

Si bien la proporción de la inmigración ilegal  llegada a Europa es apenas el 14% del total, y la que llega a través del mar a los países del Sur un porcentaje muy inferior, esta, por los dramas humanos que genera y la imagen de impotencia que transmiten los gobiernos, produce un profundo rechazo en la sociedad.

 

Y, aunque ya se están adoptando múltiples medidas, desde el apoyo a los países que emiten emigrantes hasta la persecución y destrucción de las mafias que la controlan, la expulsión inmediata, y otras varias. Pero  algunas de estas podrían tener un mayor calado y ponerse en marcha algunas otras  complementarias, en el sentido de introducir algunos cambios en la legislación, una más decidida acción judicial y  policial, y el añadido imprescindible de acciones positivas en origen. Con todo ello, el problema y su mala imagen en la sociedad, esto es importantísimo, podría atenuarse.

 

·        La integración en la sociedad de la primera y de la  segunda generación de la inmigración.

 

Aunque la mayor parte de los inmigrantes, de todas las procedencias, y sus hijos se integran en la sociedad europea y española; existe en Europa, muy grande en Francia y  pequeño todavía en España, un problema del mayor calado y el más grave de cara al futuro;  se centra, sobre todo, en minorías con origen en culturas no judeocristianas, principalmente musulmanas, pobres, con muy baja formación, que viven en la marginalidad laboral, se mantienen con ayudas públicas,  residen en guetos y generan, además de desesperanza, delincuencia, actitudes fundamentalistas y, a veces, terrorismo yihadista.

 

Las autoridades nacionales y locales de los lugares en que existen estos guetos trabajan intensamente  e insuficiente éxito, para atenuar el problema, sin embargo, sería posible conseguir mejorías con algunos cambios legislativos y nuevos programas para la integración.

 

En el caso español las llamadas bandas latinas, integradas por jóvenes, ya españoles, inadaptados, de familias hispanoamericanas, aunque todavía no grave, es un problema a controlar y evitar que llegue a más.

 

·     Controlar el coste de la inmigración y asegurar su eficiencia.

 

En este sentido, decir que, aunque el coste económico para los países de llegada es excesivo y debería repartirse de alguna manera entre todos los países de la Unión Europea, sería muy importante eliminar la picaresca en la consecución de ayudas, que, además de ser injusta, generan profundo malestar y rechazo en los niveles menos ricos de la sociedad.

  

·         Proteger y facilitar la inmigración deseable


Europa tiene necesidades claras de mano de obra cualificada y, de hecho, aunque en algunos países existen cuotas anuales, reservadas a inmigrantes con mayor formación, estas se resuelven, sobre todo, por la acción directa de empresas y particulares. Sin embargo, sería útil, para los inmigrantes y para las empresas, establecer e incrementar esos cupos anuales y mejorar los procesos de homologación de los títulos necesarios para el ejercicio profesional.

 

Así, entrando ya en las medidas concretas antes enunciadas, que, en su mayoría, en una mezcla de “palo y zanahoria”, pueden tener incidencia en la solución de los grandes temas citados, tenemos las siguientes:

 

·    Crear, mantener e incrementar los cupos de emigrantes y, en el caso de España, en justa reciprocidad, potenciar los correspondientes de las naciones hispanohablantes, tradicionalmente receptoras de la emigración española. Y, por otro lado, evitar a las personas que quieran viajar o inmigrar, trabas como la exigencia, unilateral, de visados a bolivianos, ecuatorianos, cubanos o dominicanos; o dificultades administrativas en el reconocimiento u homologación de títulos académicos.

 

·  Incrementar las ayudas a los países emisores de emigrantes, y, esto es vital, cuidando en extremo el desvío de estas a destinos indeseados por la corrupción, tan extendida y de muy difícil control.


·   Perseguir a las mafias y a sus miembros, sobre todo las cabezas, no pocas situadas en niveles altos de la sociedad, endureciendo las penas y destruyendo, con la fuerza, sus bases. Y hacerlo con absoluta decisión, eliminando  incluso algunas de las limitaciones legales actuales y aceptando posibles daños colaterales.

 

·  Ajustar las condiciones de asilo y su rápido y estricto cumplimiento. Las reformas aprobadas por el Parlamento Europeo son un avance en este ámbito.

 

·       Expulsar ipso facto y devolver a sus países a los migrantes llegados por mar. Esto tendría un efecto disuasorio espectacular en los países de origen.

 

·         Atacar y destruir a las llamadas “bandas latinas”, ajustando, modificando y endureciendo la legislación, que actualmente protege a sus líderes y, especialmente, a los menores.

 

·  Modificar las leyes para evitar la multirreincidencia de delincuentes, que, habiendo cometido delitos menores, son detenidos repetidas veces, y puestos en libertad por los jueces. A ellos debería aplicarse la prisión preventiva y la expulsión inmediata, sin excusa alguna.

 

·       Contra la filosofía actualmente vigente, endurecer la vida en las cárceles para que las penas de prisión sean temidas por los delincuentes y sus entornos familiares.

 

·  Teniendo muy presente que la inmensa mayoría de los creyentes musulmanes, en todo el mundo y en Europa también, rechazan con firmeza la radicalidad, es a ellos a quienes más preocupa y perjudica, es preciso vigilar, perseguir, juzgar, expulsar si cabe, la actuación de imanes radicales en mezquitas y lugares de reunión de musulmanes, estimulando la presencia pública de imanes moderados.

 

·    Retomar la presencia policial en los guetos habitados por emigrantes de primera y segunda generación.


·   Controlar y castigar costumbres ancestrales, relacionadas con los derechos de niños y mujeres, el maltrato, la ablación genital y los matrimonios forzados son ejemplo de graves delitos, que se mantienen en familias de inmigrantes con bajo nivel cultural y  origen en África y Asia.

 

·    Sería un muy duro  y eficiente cambio, reducir las ayudas públicas a las familias de los adultos y de los  jóvenes, incluso menores, que toman parte en disturbios callejeros, hacen destrozos o cometen delitos graves.

 

·   Y, en cualquier caso, limitar progresivamente las ayudas a individuos y familias para estimular la incorporación al trabajo; hacer imposible la vida sin trabajar nunca o casi nunca. Nunca las ayudas públicas o privadas deberían tener efecto llamada.

 

·    Estimular la existencia de fuertes medios de comunicación de carácter moderado e integracionista, dirigidos a colectivos de la inmigración.


·  Dar publicidad y premiar, incluso económicamente, los éxitos en la escuela o la incorporación al trabajo de jóvenes procedentes de grupos marginales y de los guetos.

 

·  Y, este punto entendemos que es, acaso, el de mayor importancia: impulsar desde los gobiernos, la sociedad civil y el mundo de la emigración, un proceso continuado en el tiempo para incidir positivamente en las actitudes de los emigrantes y de la sociedad en general.

 

Evidentemente, el despliegue de estas medidas u otras similares, teniendo un altísimo coste económico, no tendrían resultados tangibles en el corto plazo y, tanto los gobernantes como los líderes religiosos y  de la sociedad civil, y los medios de comunicación, habrían de  ser en extremo tenaces, vencer contratiempos para  resistir grandes presiones de extremistas de todos los colores, especialmente si, como está dentro de lo probable, la economía europea deja de ser boyante o, peor todavía, se deteriora.

Y, para bien o para mal, los europeos, los españoles, hemos de aceptar como un hecho irreversible, que sociedad del siglo XX ha muerto, que la actual del siglo XXI no es definitiva y sigue cambiando a gran velocidad, y que la que verán nuestros nietos será también diferente, habrá cambiado o perdido creencias, valores y costumbres que hasta ahora consideramos inmutables y serán realidad otras originarias de otras culturas.

Además, independientemente de nuestro agrado o desagrado, como siempre desde que el mundo es mundo, los cambios que se están produciendo van a continuar y, como siempre, inevitablemente, no a gusto de todos y con la presencia de múltiples viejos y nuevos problemas y también de oportunidades.

Finalmente, para terminar nuestro análisis de la emigración y esas cosas,  recalcar que, dependiendo de la forma en que ahora y en el futuro próximo afrontemos los europeos, los españoles también, el tema de la emigración, este dará origen a múltiples problemas y tragedias de todo tipo, o será fuente de nuevas oportunidades para todos, en un mundo mejor.

 

Notas:

·     No se tratan en estas entradas los casos de la inmigración asiática, porque tiene características propias y, en principio, no es socialmente conflictiva en la Unión Europea.

·  Tampoco se trata el caso de la emigración en Estados Unidos, por cuanto esta sigue abierta a extranjeros muy cualificados, españoles también; su   situación, aunque tiene características y problemas propios, es  en parte similar a la europea y,  en estos momentos, es poco relevantes para el lector español,

·        La imagen del Parlamento Europeo en la aprobación de las nuevas normas sobre emigración y asilo, que ilustra esta entrada, está tomada de evtv, en Internet.






 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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