TERCERA PARTE: LAS SOLUCIONES
Comenzamos reconociendo que en el
momento actual no existe ninguna solución que pueda resolver globalmente el problema
y aprovechar las oportunidades que tiene la emigración ni en la Unión Europea
ni, por supuesto, en España.
Sin embargo, existen algunos aspectos
concretos en que, con medidas adecuadas se podría evitar tragedias, se facilitaría
la integración de los inmigrantes en la sociedad, mejoraría la imagen de la
inmigración y reduciría el actual rechazo entre la población autóctona, mejoraría
la situación de los países emisores, paliaría el problema global y generarían oportunidades;
son los siguientes:
·
Reducir
al máximo la inmigración ilegal
Si
bien la proporción de la inmigración ilegal llegada a Europa es apenas el 14% del total, y
la que llega a través del mar a los países del Sur un porcentaje muy inferior, esta,
por los dramas humanos que genera y la imagen de impotencia que transmiten los
gobiernos, produce un profundo rechazo en la sociedad.
Y,
aunque ya se están adoptando múltiples medidas, desde el apoyo a los países que
emiten emigrantes hasta la persecución y destrucción de las mafias que la
controlan, la expulsión inmediata, y otras varias. Pero algunas de estas podrían tener un mayor calado
y ponerse en marcha algunas otras complementarias, en el sentido de introducir algunos
cambios en la legislación, una más decidida acción judicial y policial, y el añadido imprescindible de acciones
positivas en origen. Con todo ello, el problema y su mala imagen en la
sociedad, esto es importantísimo, podría atenuarse.
· La
integración en la sociedad de la primera y de la segunda generación de la inmigración.
Aunque la mayor parte de los
inmigrantes, de todas las procedencias, y sus hijos se integran en la sociedad
europea y española; existe en Europa, muy grande en Francia y pequeño todavía en España, un problema del
mayor calado y el más grave de cara al futuro; se centra, sobre todo, en minorías con origen
en culturas no judeocristianas, principalmente musulmanas, pobres, con muy baja
formación, que viven en la marginalidad laboral, se mantienen con ayudas
públicas, residen en guetos y generan,
además de desesperanza, delincuencia, actitudes fundamentalistas y, a veces,
terrorismo yihadista.
Las autoridades nacionales y locales de
los lugares en que existen estos guetos trabajan intensamente e insuficiente éxito, para atenuar el
problema, sin embargo, sería posible conseguir mejorías con algunos cambios
legislativos y nuevos programas para la integración.
En el caso español las llamadas bandas
latinas, integradas por jóvenes, ya españoles, inadaptados, de familias hispanoamericanas,
aunque todavía no grave, es un problema a controlar y evitar que llegue a más.
· Controlar
el coste de la inmigración y asegurar su eficiencia.
En este sentido, decir que, aunque el
coste económico para los países de llegada es excesivo y debería repartirse de
alguna manera entre todos los países de la Unión Europea, sería muy importante
eliminar la picaresca en la consecución de ayudas, que, además de ser injusta,
generan profundo malestar y rechazo en los niveles menos ricos de la sociedad.
·
Proteger
y facilitar la inmigración deseable
Europa tiene necesidades claras de mano de obra cualificada y, de hecho, aunque en algunos países existen cuotas anuales, reservadas a inmigrantes con mayor formación, estas se resuelven, sobre todo, por la acción directa de empresas y particulares. Sin embargo, sería útil, para los inmigrantes y para las empresas, establecer e incrementar esos cupos anuales y mejorar los procesos de homologación de los títulos necesarios para el ejercicio profesional.
Así, entrando ya en las medidas
concretas antes enunciadas, que, en su mayoría, en una mezcla de “palo y
zanahoria”, pueden tener incidencia en la solución de los grandes temas
citados, tenemos las siguientes:
· Crear,
mantener e incrementar los cupos de emigrantes y, en el caso de España, en
justa reciprocidad, potenciar los correspondientes de las naciones
hispanohablantes, tradicionalmente receptoras de la emigración española. Y, por
otro lado, evitar a las personas que quieran viajar o inmigrar, trabas como la
exigencia, unilateral, de visados a bolivianos, ecuatorianos, cubanos o
dominicanos; o dificultades administrativas en el reconocimiento u homologación
de títulos académicos.
· Incrementar las ayudas a los países emisores de emigrantes, y, esto es vital, cuidando en extremo el desvío de estas a destinos indeseados por la corrupción, tan extendida y de muy difícil control.
· Perseguir
a las mafias y a sus miembros, sobre todo las cabezas, no pocas situadas en
niveles altos de la sociedad, endureciendo las penas y destruyendo, con la
fuerza, sus bases. Y hacerlo con absoluta decisión, eliminando incluso algunas de las limitaciones legales
actuales y aceptando posibles daños colaterales.
· Ajustar
las condiciones de asilo y su rápido y estricto cumplimiento. Las reformas aprobadas
por el Parlamento Europeo son un avance en este ámbito.
· Expulsar
ipso facto y devolver a sus países a los migrantes llegados por mar. Esto
tendría un efecto disuasorio espectacular en los países de origen.
·
Atacar
y destruir a las llamadas “bandas latinas”, ajustando, modificando y
endureciendo la legislación, que actualmente protege a sus líderes y,
especialmente, a los menores.
· Modificar
las leyes para evitar la multirreincidencia de delincuentes, que, habiendo
cometido delitos menores, son detenidos repetidas veces, y puestos en libertad
por los jueces. A ellos debería aplicarse la prisión preventiva y la expulsión
inmediata, sin excusa alguna.
· Contra
la filosofía actualmente vigente, endurecer la vida en las cárceles para que
las penas de prisión sean temidas por los delincuentes y sus entornos
familiares.
· Teniendo
muy presente que la inmensa mayoría de los creyentes musulmanes, en todo el
mundo y en Europa también, rechazan con firmeza la radicalidad, es a ellos a
quienes más preocupa y perjudica, es preciso vigilar, perseguir, juzgar,
expulsar si cabe, la actuación de imanes radicales en mezquitas y lugares de
reunión de musulmanes, estimulando la presencia pública de imanes moderados.
· Retomar la presencia policial en los guetos habitados por emigrantes de primera y segunda generación.
· Controlar
y castigar costumbres ancestrales, relacionadas con los derechos de niños y
mujeres, el maltrato, la ablación genital y los matrimonios forzados son
ejemplo de graves delitos, que se mantienen en familias de inmigrantes con bajo
nivel cultural y origen en África y Asia.
· Sería
un muy duro y eficiente cambio, reducir
las ayudas públicas a las familias de los adultos y de los jóvenes, incluso menores, que toman parte en
disturbios callejeros, hacen destrozos o cometen delitos graves.
· Y,
en cualquier caso, limitar progresivamente las ayudas a individuos y familias para
estimular la incorporación al trabajo; hacer imposible la vida sin trabajar
nunca o casi nunca. Nunca las ayudas públicas o privadas deberían tener efecto
llamada.
· Estimular la existencia de fuertes medios de comunicación de carácter moderado e integracionista, dirigidos a colectivos de la inmigración.
· Dar
publicidad y premiar, incluso económicamente, los éxitos en la escuela o la
incorporación al trabajo de jóvenes procedentes de grupos marginales y de los
guetos.
· Y, este
punto entendemos que es, acaso, el de mayor importancia: impulsar desde los
gobiernos, la sociedad civil y el mundo de la emigración, un proceso continuado
en el tiempo para incidir positivamente en las actitudes de los emigrantes y de
la sociedad en general.
Evidentemente, el despliegue de estas
medidas u otras similares, teniendo un altísimo coste económico, no tendrían
resultados tangibles en el corto plazo y, tanto los gobernantes como los
líderes religiosos y de la sociedad
civil, y los medios de comunicación, habrían de
ser en extremo tenaces, vencer contratiempos para resistir grandes presiones de extremistas de
todos los colores, especialmente si, como está dentro de lo probable, la
economía europea deja de ser boyante o, peor todavía, se deteriora.
Y, para bien o para mal, los europeos,
los españoles, hemos de aceptar como un hecho irreversible, que sociedad del
siglo XX ha muerto, que la actual del siglo XXI no es definitiva y sigue
cambiando a gran velocidad, y que la que verán nuestros nietos será también
diferente, habrá cambiado o perdido creencias, valores y costumbres que hasta
ahora consideramos inmutables y serán realidad otras originarias de otras
culturas.
Además, independientemente de nuestro
agrado o desagrado, como siempre desde que el mundo es mundo, los cambios que se
están produciendo van a continuar y, como siempre, inevitablemente, no a gusto
de todos y con la presencia de múltiples viejos y nuevos problemas y también de
oportunidades.
Finalmente, para terminar nuestro
análisis de la emigración y esas cosas, recalcar que, dependiendo de la forma en que
ahora y en el futuro próximo afrontemos los europeos, los españoles también, el
tema de la emigración, este dará origen a múltiples problemas y tragedias de
todo tipo, o será fuente de nuevas oportunidades para todos, en un mundo mejor.
Notas:
· No
se tratan en estas entradas los casos de la inmigración asiática, porque tiene características
propias y, en principio, no es socialmente conflictiva en la Unión Europea.
· Tampoco se trata el caso de la emigración en Estados Unidos, por cuanto esta sigue abierta a extranjeros muy cualificados, españoles también; su situación, aunque tiene características y problemas propios, es en parte similar a la europea y, en estos momentos, es poco relevantes para el lector español,
· La
imagen del Parlamento Europeo en la aprobación de las nuevas normas sobre
emigración y asilo, que ilustra esta entrada, está tomada de evtv, en Internet.
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