Vivimos tiempos difíciles. La crisis económica mundial, las tensiones internacionales, la locura boliviana...
Sin embargo, creo que es necesario recordar que en todos los problemas se esconden oportunidades, que hay que buscar y trabajar para hacerlas realidad.
En mi opinión, hasta se puede perdonar el que un gobernante, ocupado en sus cosas, no se entere aunque se lo digan a gritos, de que está naciendo una crisis económica, por culpa seguro de otros, que puede afectar a todos, incluso ser muy mala también para los ciudadanos de su propio país.
Lo que ya es menos aceptable es que, conocido el hecho, el gobernante, por ser culpa de otros, gaste su tiempo y su esfuerzo en recalcar la maldad de los demás, llamarlos no solo estúpidos sino además malvados, no haga nada y dé por supuesto que cuando los otros reparen lo mal hecho, en su casa los platos rotos se arreglarán solos.
No, cuando viene una fuerte lluvia, culpa seguro de la “muy mala gota fría”, la familia que tiene su casa hecha desastre, aunque la culpa de los daños sea de la naturaleza y nadie recordara que cada mes de septiembre llueve a cántaros y nunca se pensase en poner un diquecito en la entrada, la realidad es que como la familia no se ponga al tajo, saque el agua, limpie mucho, arregle las paredes y resuelva el problema, nadie lo va a hacer por ella. Si quiere vivir en la casa hay que arreglarla sin esperar a que “la muy mala gota fría” venga a hacerlo, porque no lo hará.
Además, al hacer la reparación de la casa siempre se aprovecha para hacer mejoras: El diquecito para que no vuelva a entrar el agua, el nuevo suelo, la cocina, los baños, la pintura, un mueble nuevo, cualquier cosa.
Es decir, el problema que ha causado el desastre tiene escondida la oportunidad de mejorar. Claro que para aprovechar la oportunidad hay que trabajar y procurar hacerlo rápido, antes de que la casa se caiga al suelo.
Por otro lado, en todas las oportunidades existen riesgos.
Por ejemplo el gobernante que no se enteró de que venía la gota fría, para hacer de que su país la cabeza de un ratón y conseguir él mismo ser conocido como “El Mejor”, puede decidir ahora dejar de ser ateo y convertirse una muy buena religión. El problema está en que como, no tiene la costumbre de rezar, y le gusta comer, beber y hasta fornicar, todos los días del año a sus horitas, se le pueden olvidar las horas del rezo o que tiene que ayunar y entonces, por malo, tiene alto riesgo de que quienes sí rezan y no olvidan ayunar, le puedan apedrear.
Ahora, en plena crisis, hay que aprovechar para hacer reformas, para cambiar de pe a pa, incluso las cosas que están bien hay que cambiarlas para que sean mejores.
Y, sobre todo, no se puede olvidar que en las mejores soluciones siempre están las semillas de nuevos problemas que, para que no se hagan mayores, habrá que vigilar.
Claro que estas cosas son de sentido común, pero es fácil decirlas pero muy complicado hacerlas, sobre todo para quién no tiene voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario