SEGUNDA ETAPA
En esta etapa, en principio creo que será de transición hacia un modelo que veremos consolidado a lo largo de los años veinte del siglo,
Creo también que aunque conflictiva y convulsa como lo ha sido siempre, será más tranquila en general para las sociedades de los países desarrollados y alguno de los que ahora son emergentes.
Analizaremos esta etapa desde dos perspectivas: La situación económica y la tendencia de los valores sociales.
Situación económica
Entiendo que la economía mundial en esta etapa, luego de haberse superado la Gran Crisis de 2008, entre 2016 y los años siguientes de la misma década, se caracterizará por un crecimiento sostenido.
Estados Unidos seguirá siendo una gran potencia que, en medio de una fuerte inflación, tenderá al proteccionismo y dedicará fuertes sumas de dinero a las infraestructuras, el gasto militar y, creo que es muy probable, dedicando recursos importantes a resucitar la conquista del espacio.
El crecimiento de los precios será muy rápido y lo mismo ocurrirá con los salarios ya que la inflación se articulará con la finalidad clara de eliminar la deuda usada en la salida de la crisis y, especialmente, la deuda externa y probablemente durará menos de cuatro años.
Creo que se dedicarán fondos importantes a evitar las situaciones de miseria en la población que haya perdido sus ahorros en la crisis y en el deterioro del poder adquisitivo de las pensiones de jubilación como consecuencia de la pérdida del valor de la moneda.
En todo caso, la presión fiscal será más baja que la actual, al igual que disminuirá el coste de la energía.
Entiendo además que se consolidarán grandes empresas, no ya las enormes corporaciones de los últimos años, que recogerán los restos del naufragio de una industria que ha sido poco innovadora en el entorno competitivo mundial.
En todo caso, las empresas norteamericanas seguirán siendo un referente en los mercados mundiales.
En Europa, muy probablemente, correrán tiempos difíciles. Si bien la Unión Europea
se mantendrá bien viva, con un crecimiento del orden del 2%, las diferencias entre los estados miembros y entre sus regiones crecerán inexorablemente.
La tendencia al proteccionismo será muy fuerte y creo que se reducirá considerablemente la presencia económica efectiva europea en los mercados mundiales.
El coste de mantener el estado del bienestar en los países más ricos, que aunque mal se puede mantener a largo plazo, seguirá siendo una meta de los gobiernos y una demanda de la sociedad, va a dificultar el dedicar fondos a las zonas menos desarrolladas.
La presión fiscal tenderá a ser menor que la actual pero será difícil que baje hasta ser competitiva con la de Estados Unidos.
Las tensiones sociales serán importantes en el Este y entre las poblaciones marginales de los del Oeste. Los flujos migratorios pueden ser fuente constante de dificultades. Ambos hechos supondrán costes económicos para la población.
México, mal que bien seguirá al rebufo de Estados Unidos, con tensiones sociales y un crecimiento razonable.
Brasil, en esta etapa se encontrará consolidando su potencialidad como potencia económica mundial y tendrá una presencia muy fuerte en el resto de América del Sur y en los países de lengua portuguesa en África.
Los bolivarianos, estarán en la miseria pendientes de las ayudas de Brasil y de los Estados Unidos.
China seguirá creciendo mediante el desarrollo del consumo interno y potenciará su presencia económica en América del Sur y, especialmente, en África.
Japón, que lleva diez años luchando por mantenerse como poder económico, creo que en esta etapa podrá ser una potencia regional en Asia y mantener un pie en algunos sectores de bi9enes de consumo duradero en América y Europa.
Rusia no lo se. Puede pasar cualquier cosa, pero supongo que los rusos mejorarán paulatinamente su nivel de vida y sus gobernantes, nadando probablemente en la corrupción, tratarán de ser, apoyados todavía en el gas y el petróleo, una potencia en el mundo.
Las tierras del Islam, probablemente seguirán más o menos las líneas de tendencia de sus entornos geográficos, teniendo en cuenta que el poder del petróleo habrá decrecido en esos años y que seguirán teniendo que lidiar con las disputas entre fundamentalismos religiosos.
Tendencias en los valores sociales
Probablemente asistiremos en estos años, como reacción a las dificultades económicas y a los dramas de todo tipo sufridos por muchos ciudadanos durante el período anterior, a un fortalecimiento progresivo de los valores tradicionales.
En este sentido, creo que la familia volverá, poco a poco, a ser importantísima para las personas y que la convivencia tenderá a estar basada más en proyectos de vida en común que en las uniones basadas en el ocio propias de la primera década del Siglo XXI.
Probablemente se incrementará el número de hijos en las familias y se fortalecerá el concepto de familia amplia, soporte ante la adversidad, complementaria de la familia nuclear del último tercio del siglo XX. Además, muy probablemente, se reducirán las uniones informales que, en todo caso, tenderán a ser de tránsito y de corta duración.
La necesidad de trabajo duro y eficiente para competir en el mercado local y en el global, creo que impulsará a las organizaciones a dar un giro sustancial a su mal hacer del pasado próximo y volver a luchar con fuerza para integrar a las personas y recuperar el espíritu de pertenencia. De alguna manera, se volverá a pensar, como Peter F. Drucker, que las empresas del siglo actual son la solución para los ciudadanos de hoy lo que fueron villas para los europeos libres de la Europa feudal.
En consecuencia con lo anterior se valorara en extremo el estudio y la preparación de las personas, y las familias considerarán normal el sacrificio de ahorrar para pagar la educación de los hijos, exigiendo a estos, desde niños, esfuerzo constancia y ambición.
La religión, gracias a la doble necesidad de las personas de contar con el apoyo de Dios en las dificultades terrenas y ser simultáneamente parte de un poderoso núcleo social, cobrará nuevo y creciente impulso.
En el caso específico de Europa es muy probable que se desplieguen actitudes neofascistas, de rechazo al extranjero no cristiano, desprecio de la política y de los políticos, nacionalismos fuertes, exigencia de seguridad y deterioro de las libertades.
1 comentario:
He esperado con mucha espectación, por así decirlo, su descripción de la nueva sociedad que con mucho optimismo decía Ud. ver aproximarse; pero me quedé un poco "decepcionada" ya que todo lo que expone en estos dos últimos artículos no son precisamente alentadores, es más... es un poco más o menos de lo mismo con alguna que otra diferencia. No entiendo por qué Bolivia tiene un futuro tan funesto a sus ojos, me imagino que Paraguay, país del que provengo, no estaría lejos de llevar la misma suerte en este contexto, pero en fin... yo la verdad tenía la esperanza de que Latinoamérica se levantara y no fuera Brasil el "soberano" entre otras cosas porque ha sido siempre y hasta hoy el vecino más explotador que ha tenido el Paraguay (sin ánimo de ofender a los brasileños), no hay más que ver el problema que genera el "tratado de Itaipu". En cuanto a las tendencias en los valores sociales: Las religiones tienen mucho impulso y lo seguirán teniendo siempre, no entiendo esa doble necesidad que la que habla ya que incluso ahora la necesidad de Dios se palpa en todas partes, a no ser que hable de una religión en concreto, como la católica por ejemplo. En todo caso espero que la musulmana no forme parte de las que cobren "nuevos impulsos". En fin, Prof.José Luis, lamento haber usado la palabra descepción en mi comentario, espero lo tome como una palabra constructiva, porque en mi búsqueda de intentar entender la realidad mundial de hoy, me encanta encontrar personas como Ud. que hacen el esfuerzo por compartir sus conocimientos para instruir y aclarar la consciencia de los que la vamos formando con la lectura de artículos como los suyos. Un saludo.
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