Son ya varios los amigos, personas próximas, con buenas trayectorias profesionales, algunos ahorros y familias consolidadas, caídos en el desempleo o que, siendo profesionales autónomos, abrumados por los impagos y la falta de trabajo, con sus más de cuarenta y cinco años, que me preguntan, por si se me ocurre algo, qué pueden hacer.
Voy a tratar de aportar algunas ideas, más que ideas puntos de reflexión, que acaso puedan servir a los amigos que hoy lo necesitan y a otras personas que, lamentablemente, lo van a necesitar dentro de bien poco.
Primero vamos a recordar el escenario que tenemos delante de nosotros, no lo hacemos para lamentarnos, lo hacemos tan solo para poder afrontar el futuro con ilusiones basadas en la realidad.
Sí, la situación es tremenda.
Más de un millón de hogares tienen a todos sus miembros parados y el desempleo en España supera los cuatro millones de personas.
El mercado español destruye empleo sin pausa y, muy probablemente, en unos meses los parados en España serán más de cinco millones.
Además, a estas cifras hay que añadir los miles de profesionales autónomos, teóricamente con trabajo, que no han conseguido ingresos en los últimos meses y tienen difícil conseguirlos a corto o medio plazo.
Cientos de miles de empresas han cerrado sus puertas y otras muchas han entrado en situación zombi, es decir que no tienen actividad carecen pero del dinero necesario para cerrar legalmente sus puertas.
Más a más, son miles las empresas privadas que han reducido la jornada laboral y, consecuentemente, las percepciones de sus empleados. Los sueldos están congelados y los retrasos en el cobro de las nóminas mensuales es habitual.
Los autónomos acumulan retrasos en el cobro de las facturas emitidas por el poco trabajo realizado en los meses pasados y postergan sus pagos a la seguridad social.
No ya pagar la hipoteca de la casa, sino el teléfono, la luz o el agua es para muchas familias un imposible y la comida empieza a hacerse en centros de caridad, cívicos o religiosos.
Tan solo tienen garantía de conservar su trabajo, legalmente los funcionarios públicos y los sindicalistas, prácticamente además, los políticos. Es decir, los que cobran del dinero de todos.
Sin embargo, para mal de muchos y, acaso a largo plazo para bien de todos, es muy probable que las administraciones públicas, sobre todo las municipales, no puedan pagar sus nóminas en unos meses y veamos cómo se aligeran las plantillas de puestos innecesarios y de empleados públicos. Lamentablemente, creo que es muy posible que no salgan las personas que deberían salir sino la de los servidores públicos que no gocen de apoyo político.
En suma, la credibilidad de los poderes públicos, incapaces no ya de invertir la situación sino de generar un mínimo de esperanza, es exponencialmente decreciente y se anuncian ya serias protestas sociales.
Es decir, la situación es absolutamente dramática y, lo que es peor, con muy pocas posibilidades de que las cosas cambien en el medio plazo.
Por otro lado, si bien está dentro de lo posible que Estados Unidos, varios de los países de la Unión Europea, Canadá, Australia y alguno de los emergentes comiencen a ver la luz el próximo año y a recuperar el empleo a partir de 2011, España no verá ninguna luz mientras tengamos el actual gobierno y, al menos hasta un año después de haber cambiado al Primer Ministro, es decir, estaremos en el del pozo entre dos y cuatro años mas, es decir, en el mejor de los casos hasta 2012, en el más probable hasta 2014 o más allá.
Y, ahora la pregunta de mis amigos: Con más de cuarenta y cinco años, ¿Qué puedo hacer?
Es diferente tener cuarenta y cinco que cincuenta y dos, cincuenta y siete o sesenta y tres, Y es diferente estar en el desempleo habiendo cobrado una indemnización, con el marido o la mujer trabajando, teniendo algunos ahorros y cobrando un razonable subsidio, que siendo un autónomo que comparte su condición de profesional libre con su mujer o su marido, que tienen cada vez menos trabajo y los ahorros van cada día menguando.
Sin embargo voy a escribir de forma general y, dejar abierto el camino para que cada persona tome, de lo que yo pienso, lo que le pueda servir.
En primer lugar hay que asumir que, salvo un milagro muy milagroso y aunque se rece mucho, salvo excepciones, la probabilidad de encontrar un trabajo por cuenta ajena en los próximos tres años va a ser próxima a cero, y que luego esta probabilidad va a seguir menos o más cerca de cero en función de la edad del profesional en paro.
Ello significa que hay que pensar, salvo que la familia pueda vivir de las rentas, en ganar dinero mediante el trabajo libre y autónomo, porque aunque uno hubiera sido un exitoso técnico o directivo, no volverá a ser, casi seguro, un asalariado que trabaje por cuenta ajena.
Esto implica la necesidad imperiosa de una reflexión personal y familiar seria que facilite la decisión de “a pesar de todo, voy a buscar trabajo por cuenta ajena” o “voy a crear mi propio empleo”, una vez tomada esta decisión, más tarde, sin prisa pero sin pausa, habrá que pensar en el qué hacer, como, donde, cuando, en suma el plan de acción para afrontar el futuro.
En todo caso, de entrada, aún en las mejores circunstancias, mientras se piensa y no se piensa, mientras se decide o no se decide, recomiendo a todos aplicar la regla de “el 50% de lo posible y el 30% de lo imposible”.
Esta regla dice que toda la familia, porque se ha hablado, se ha entendido y se ha pactado como necesidad vital, asume el reto de dejar de gastar el 50 % en todo lo que sea posible, por ejemplo en salir al cine, ir de viaje, comprar ropa, televisión digital, teléfono móvil, aperitivos, peluquería y similares. Y reducir el 30 % de los gastos en combustible para el coche y la calefacción, la luz, la comida y el resto de las cosas. Excluyo del ahorro el coste puro y duro del colegio o de la universidad pero no se salvará nunca “la semana blanca”, “el viaje fin de curso”, las clases de tenis, el baile y similares. Evidentemente esta regla requiere un control formal, estricto y asumido del gasto.
En segundo lugar, no hay que gastar ni un minuto en pensar en lo bueno o malo que es el gobierno o en lo bien que trabajará la oposición. Tampoco aspire a conseguir un puesto con sueldo en la política, los cargos se van a reducir, hay mucha competencia y, además, hay que estar ya dentro y hay que valer. Tampoco hay que gastar un minuto en lamentar lo difícil que están las cosas y lo mal que lo vamos a pasar. Todo el esfuerzo hay que concentrarlo en determinar qué hacer, donde, cómo y cuando hacerlo.
En tercer lugar hay que recordar y pensar muy despacio, que cuando, hace veinte o treinta años, salimos de la escuela, aunque teníamos un flamante título académico, no éramos especialistas en nada, no conocíamos ningún sector económico, no sabíamos nada sobre ninguna empresa, conocíamos a nadie y, por supuesto, tampoco sabíamos trabajar profesionalmente. A lo largo de los años hemos pasado por distintos puestos, por diversas empresas y, sobre todo, hemos cambiado insensiblemente el contenido de nuestros trabajos varias o muchas veces y, de alguna manera, normalmente para bien, todos hemos ido progresando, unos más y otros menos, en el oficio.
En consecuencia, aunque cueste admitirlo, ahora estamos como cuando acabamos la carrera, con la ventaja de saber mucho más que entonces, la desventaja de tener actitudes menos abiertas que entonces y, afortunadamente, una familia que mantener y una vida hermosa que culminar. Esto significa, ni más ni menos, que vivida ya la mitad de la vida, hay que volver a empezar.
Pero, ¿Qué hacer en concreto a mis , para los demás, muchos años?
Luego de aceptar la realidad, aplicar la regla del 50% de lo posible, recordar que sabemos mucho, tenemos experiencia, tener muy claro que nadie que no seamos nosotros nos va a sacar del pozo, y que es imprescindible salir adelante, mis consejos son tan solo media docena:
- Vístete como es debido y sal a la calle. Recurre a tu familia, habla con la gente, no tengas miedo a explicar, siempre con optimismo, que estas preparando el futuro. Normalmente las personas, si pueden y aún sin saberlo, solemos ayudar a los demás.
- Recuerda todo lo que te gusta hacer, todo lo que sabes hacer y todo lo que puedes aprender. Reenfoca tu actividad profesional, lo que hiciste en el pasado es solo pasado, ahora hay que pensar en algo distinto, adecuado para el hoy y no para el ayer.
- Piensa en grande, ábrete al mundo. No te quedes pensando solo en tu barrio, en tu ciudad o en tu país.
- Busca apoyos. Hay centros, muchos y buenos para emprendedores que incluso son gratuitos.
- Haz partícipes a los tuyos de los progresos y de las dificultades, mantén las actitudes positivas y no te abrumes cuando parezca que, por todas partes a ti y a tu familia os crecen los enanos.
- Y, trabaja, trabaja duro, sin pausa, con tenacidad, manteniendo aun en lo peor, la esperanza.
Para terminar, una reflexión final: Todo en la vida es transitorio, todo es accidental, hay tiempos buenos y tiempos malos. Tener la vida, vivir la vida, cuidar la vida, ver como se transmite la vida, el amor y la vida es lo único importante.
1 comentario:
Muchas gracias, a pesar de haber pasado años y no ser de españa, me ayudo mucho leer este articulo y sobre todo los 6 consejos, algunos de ellos habia pensado ya como consecuencia de analizar el problema, tienes razon, primero aceptemos la realidad para luego buscar una salida, te agradesco =D
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