miércoles, 31 de octubre de 2012

472. REFLEXIONES ANTE LA POSIBLE INDEPENDENCIA DE CATALUÑA III: ALGUNAS IDEAS PARA DELIMITAR LA SITUACIÓN



El  problema u oportunidad, de la posible independencia de Cataluña,  crece día a día. Los ánimos se están  encrespando  y,  tanto  si  queremos resolver el problema como si  pretendemos convertir su existencia en una  oportunidad para conseguir un futuro mejor,  es preciso buscar alternativas de actuación, valorarlas y tomar decisiones importantes para los catalanes y para  todos los españoles.

Sin embargo, antes de   pensar en  generar   ideas o diseñar alternativas, como en todo proceso lógico de toma de decisiones, entiendo que  es  absolutamente  imprescindible delimitar la situación, sea esta un problema, una oportunidad o, lo que es normal,  ambas cosas al mismo tiempo.

Así, y  en un análisis que dista mucho de ser suficiente, aporto en esta entrada algunos datos, muchos de ellos intangibles difícilmente evaluables, que entiendo pueden contribuir a clarificar  la situación.

 

Son los siguientes:

 

  • Cataluña es hoy una parte muy importante de España: Siete  de los cuarenta y cinco millones de habitante que tiene España viven en Cataluña

  • La economía de Cataluña  es  aproximadamente el 20%  de la economía española y  está absolutamente integrada en la española. La sola idea de avanzar hacia la independencia  causa un enorme daño a la  economía catalana y, evidentemente, a la española.

  • La independencia de Cataluña, aún en las mejores circunstancias,  económicamente al menos,  sería una catástrofe  para Cataluña  y para el conjunto de España, de la   que unos y otros,  tardaríamos muchos años en recuperarnos.

  • Durante los  siglos  XIX y  XX  Cataluña, ha  la región  más dinámica, más culta, más moderna,  la que  ha gozado  del mejor nivel de vida, la que ha tenido la mejor industria, la  que más ha crecido en habitantes  y, por supuesto, la que ha tenido  la mayor protección,  en cuanto a inversiones y aranceles, de todas las regiones que componen   España.

  • Los catalanes, las personas que viven y trabajan en Cataluña, disponen de unas magníficas infraestructuras, muy buenos servicios públicos y  un nivel de vida superior a la media española y europea.

  • Por supuesto, los habitantes de Cataluña han sido durante dos siglos, los que más han contribuido con su trabajo, su buen hacer y sus impuestos, al progreso y a  la mejora del nivel de vida del resto de España.

  • Solo muy avanzado el siglo XX y en los comienzos del XXI  el crecimiento económico y el dinamismo económico  de Valencia y de Madrid han empezado a hacer alguna sombra al poderío económico y político catalán.

  • Cataluña, que en su conjunto ha sido durante mucho tiempo un modelo de riqueza y buena gestión, actualmente, como consecuencia de la crisis económica y de la  desastrosa gestión de sus propios políticos  y también del mal hacer de  los políticos  que  han gobernado España, padece ahora una situación gravísima para  la que  se ve muy mala solución, incluso peor que las que  se presentan  para  el conjunto de España.

  • En Cataluña se encuentran las sedes sociales  y las oficinas centrales de un gran número de empresas transnacionales que en el siglo XX  eligieron Barcelona, por ser ésta  la ciudad más dinámica de España. Ahora, la idea de independencia para Cataluña  les genera en principio inquietud y comienzan a plantearse alternativas de solución a los problemas de todo tipo que  pueden tener  a no muy largo plazo.

  • En Cataluña también se encuentran las sedes de un buen número de grandes empresas españolas y de otras más pequeñas que operan fundamentalmente en el mercado español, que ven con preocupación las consecuencias que pueden venir a corto y largo plazo  del proceso de secesión.

  • Hay un buen número de catalanes que en el momento actual  desean la independencia de Cataluña  exclusivamente por motivos, muy respetables, de carácter emocional, pero también hay otro buen número que piensan en la independencia  por cuanto entienden que ser parte de España ahora  es un lastre para  el desarrollo de la economía  catalana y, especialmente, una rémora  para el  renacer del tradicional   bienestar y  el sentido nacional de los catalanes.

  • La Historia puede interpretarse de muchas maneras, pero es un hecho  que si bien los Reyes Católicos unieron las  Coronas de Castilla y  de Aragón en manos de Isabel y Fernando, hasta la subida al trono de España del primer Borbón, no se produce la unión territorial y jurídica de todos los territorios,  Coronas o Reinos  que antes solo estaban unidos por  el vínculo de ser gobernados por el mismo soberano.

  • Más aún, hasta la puesta en vigor  de los Decretos de Felipe V,  los territorios  de la Corona de Aragón,  Aragón, Cataluña, Mallorca, Valencia  y las dos Sicilias, tenían cada uno,  sus propias Cortes,  sus propios ordenamientos jurídicos  y gozaban de lo que  ahora podríamos llamar “una muy amplia autonomía”  y  podemos añadir  que,  en su conjunto, eran  algo muy próximo a  lo  ahora llamamos  una “Confederación”.

  • Por supuesto, en  los territorios de la Corona de Aragón  la  lengua oficial era la propia de cada territorio y el  castellano, hoy español, solo era hablado por las gentes cultas o que mantenían relaciones políticas o  comerciales fuera de Cataluña, Aragón, Valencia o de las dos Sicilias.

  • El  sentimiento nacional propio de los catalanes es, desde siempre, muy poderoso. Este sentimiento, cuando la sociedad ha sido próspera y no ha tenido  problemas políticos, se ha  diluido en el sentir colectivo de ser una parte distinta, especial y diferenciada del resto,  dentro de España. Pero,  cuando en el interior de Cataluña han  aparecido  problemas serios,   las minorías dirigentes, en su tiempo la nobleza y  más tarde la burguesía conservadora, han atribuido  el origen de todos los  males a causas externas y  han  movilizado con eficiencia  el sentimiento catalanista  de  la población y el deseo, siempre latente, de ser  independientes.

  • Y, no debemos olvidarlo, Cataluña ha intentado, casi conseguido  y fracasado varias veces,  desde el Siglo XVII, cuando el poder central ha estado más  débil, separarse de  España

  • En estos momentos hay un gran número de catalanas que desea la independencia  siempre que se mantenga la nueva Cataluña  dentro  de la Unión Europea, dentro del euro y,  conservando para las empresas catalanas su participación en el mercado español.

  • De alguna manera, muchos catalanes desearían ser independientes manteniendo una buena relación con España, a la que aprecian mucho pero de la que desean marcharse, especialmente porque “España no les comprende”.

  • Sin embargo y pese a todo lo anterior, hay un buen número de catalanes que sintiéndose muy catalanes, tienen y mantienen  muy fuertes lazos familiares y de amistad con españoles de otras regiones y  sufren  cuanto está pasando ahora y sienten espanto ante las consecuencias que para todos puede tener la independencia de Cataluña.

  • Para la economía,  el nivel de vida y la autovaloración de los españoles, la independencia de Cataluña, objetivamente, sería un desastre.

  • Por otro lado, muchos  españoles, cada día en mayor número, entienden que el desarrollo de Cataluña se ha conseguido mediante la opresión de esta región sobre el resto de España, que los catalanes han impedido el desarrollo de la industria en otros territorios y que incluso han arrebatado lo mejor de la población de otras regiones  para llevarse a sus gentes  a trabajar en Cataluña.

  • Muchos españoles, cada vez más, con argumentos más  emocionales que racionales, creen que los catalanes  y en especial sus dirigentes, son egoístas, tacaños, no solidarios, aprovechados, un lastre para el bienestar del resto de España y  que  siempre han creado   problemas  o al menos los han aprovechado para sacar ventajas   en detrimento de quienes no viven en Cataluña.

  • Hay muchos españoles que están emocionalmente  hartos de los catalanes y que desearían  un referéndum para  tener  la oportunidad de votar que Cataluña salga de España y encerrar  a los catalanes con una  alambrada electrificada por la que no entrase  ningún producto o servicio catalán en España.

  • No obstante, también hay, en todas las regiones de España, multitud de personas  con vínculos muy sólidos con  familia y amigos catalanes, que miran con angustia lo que está pasando en estos momentos y lo que puede pasar si se rompe en Cataluña la unidad de España. 

 

En resumen, las posiciones, más  emotivas  que  racionales,  que vemos crecer en estos momentos son las siguientes:

 

  • No pocos catalanes consideran que la independencia de Cataluña es un enorme mal para todos que debe ser evitado por todos los medios.

  • Muchos  catalanes desean ser   independientes, dentro de la Unión Europea y buenas relaciones económicas con España, al menos hasta que consigan  nuevos y mejores mercados en Europa o en otras partes del mundo. Además,  España tiene una enorme deuda histórica con Cataluña y  debe cancelarla apoyando y pagando la  independencia y  los comienzos de la vida independiente.

  • O, si lo anterior  no fuera  posible,   habrá  que pasar unos años malos, aguantar  y, aunque los españoles se opongan,  en pocos años, como los catalanes somos   muy capaces, entraremos en el euro, venderemos mucho en todo el mundo, en  Europa y, por supuesto, si nos queda algo que vender, también venderemos  en España,

  • Hay muchos españoles que queriendo a Cataluña y a los catalanes, consideran que sería un desastre para todos  la independencia de Cataluña.

  • Muchos españoles piensan,  con amor despechado: ¡Que sean independientes, que se marchen de una vez,  al enemigo ni agua, ni euro, ni caixa, ni colacao, ni cava, ni fuet, ni un SEAT fabricado en Cataluña,  Además, Cataluña tiene  una enorme deuda histórica con España y hay que cobrarles  hasta la última peseta que nos deben! 

  • Algunos catalanes   y   algunos españoles, menos,  piensan que ya que parece imposible  una buena  convivencia, es mejor  buscar con sensatez  la mejor forma para hacer  razonablemente  independiente a Cataluña.

  • Finalmente,  muchos  catalanes y  muchos españoles de otras regiones, pensando que España  es un rico conglomerado de tierras y gentes destintas y que tenemos entre nosotros  muchos lazos que nos unen y   también  cada unos algunas peculiaridades que  molestan  al resto, aunque  la convivencia entre las personas, incluso en las familias, nunca  es fácil, hay que buscar  la mejor manera de entendernos.

     

    A fin de cuentas,   estando juntos   hemos consiguiendo  muchas  cosas, durante muchos años, y nos compensa a todos seguir unidos. Además,  como  sigamos discutiendo y profundizando  en lo que nos separa, acabaremos haciéndonos mucho daño.

 

Para terminar esta entrada decir que con lo que hay aquí escrito más algunas otras cosas  y  los datos de lo que puede ser el coste de la independencia para Cataluña y para España, podemos ponernos a pensar en  qué soluciones se nos ocurren para convertir el problema que nos ocupa en una oportunidad  de progreso para todos los españoles  y para todas las regiones  de España.

 

 

 

Nota:

Lo queramos o no, la realidad es que la vida avanza con mayor velocidad que   el derecho y las leyes hay que modificarlas  para hacer que se ajusten  a los cambios que la sociedad necesita y reclama en el devenir del  tiempo.

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