sábado, 30 de mayo de 2015

690. ANTE EL FUTURO DE LA DERECHA ESPAÑOLA: SEGUIR A UN LIDER QUE NO CAMBIA ES SUICIDA


En el mundo antiguo, cuando todo era estable, cuando todo lo que ocurría era previsible, cuando apenas existían cambios y eran muy lentos, cuando la experiencia del pasado permitía encontrar soluciones a todos los problemas, eran  máximas  de común aceptación  expresiones como el tiempo todo lo resuelve,  el que resiste  gana, nunca legislar en caliente, más vale lo conocido que lo por conocer, si algo funciona no lo cambies, y, hasta es posible que quienes pensaban, pronunciaban o escuchaban esas  frases tuvieran razón, aunque tengo mucha dudas.

Las sociedades del siglo XXI viven en el centro de un  gigantesco tornado en el que los cambios  en las ideas, en la mentalidad y  en todo lo que nos rodea, se produce en mil direcciones, previsibles e imprevisibles, facilitadoras del bienestar o impulsoras de la pobreza,   conocidas unas y desconocidas otras; en suma, vivimos en un mundo  nunca conocido  y, esto es lo peor, que no deja de cambiar a toda prisa.

Por ello, parece  evidente a los ojos de cualquier persona que piense un poco, que para supervivir y tener éxito (el concepto de éxito tiene ahora mil nuevas  facetas), es preciso cambiar y cambiar tantas veces y tan deprisa como lo exijan las circunstancias.

Por ello, al igual que en la época, no tan lejana, en que gobernaba en España el Sr. Rodríguez Zapatero, me asombra y horroriza ver que, como lo hacían los dirigentes socialistas, hoy  los políticos populares se mantienen quietos, callados y muy obedientes, viendo cómo su líder, el Sr. Rajoy, se mantiene sin cambiar, haciendo nada para adaptarse a los cambios en el entorno y en las demandas de los ciudadanos.

Las consecuencias de la contumacia del Sr. Rodríguez la estamos pagando, además de los socialistas que tienen su partido hecho unos zorros,  todos los españoles. Los resultados de la resistencia al cambio del Sr. Rajoy dejará su partido peor que destrozado y, evidentemente, todos los españoles sufriremos por ello y no poco.

Es verdad que si  el líder no quiere cambiar  no cambia.  Pero también es verdad que, por lo que sea, mantenerse junto a ese  líder  es, además de tontos, suicida.


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