jueves, 28 de enero de 2016

718. DE LA CULPA IN ELIGENDO Y LA CULPA IN VIGILANDO

Con indecente frecuencia, se llenan los medios de comunicación con escandalosas noticias sobre delitos cometidos por políticos, casi todos ellos, relacionados con casos de  corrupción.
Y, casi siempre, aunque  las noticias están relacionadas con hechos o delitos acaecidos en el pasado y muy rara vez se refiere a casos del presente, la percepción de los ciudadanos es que la corrupción alcanza niveles tan escandalosos que inhabilitan a los políticos que desempeñan o han desempeñado puestos de responsabilidad en la gestión pública para seguir des empeñándolos.
Al mismo tiempo, los políticos en ejercicio, en especial los que ocupan hoy y quieren seguir ocupando mañana cargos en el gobierno, protestan, casi a gritos, proclamando su inocencia; incluso algunos presumen de haber aprobado leyes para impedir la corrupción y perseguir a los corruptos.
En todo caso, al final, para evitar la presunción de culpabilidad que sobre los políticos tiene la sociedad y, poder aceptar de alguna manera las proclamas de honestidad de aquellos, sería bueno que todos tuviéramos claros algunos conceptos que tanto en la práctica empresarial como en las leyes y en la jurisprudencia, están sólidamente asentados.
Con ello me refiero a la responsabilidad de los empresarios o de los directivos de  las empresas  por las consecuencias de las acciones de sus colaboradores y a las culpas in eligendo e in vigilando incluidas en el Código Civil.
Es bien conocido que en la doctrina y en la práctica de la gestión empresarial que, la delegación de funciones, implica siempre la delegación de  autoridad, entendida esta como la  cesión del poder de mando que hace el superior sobre un colaborador para gestionar con eficiencia las funciones delegadas; sin embargo, también está muy claro que si la autoridad se delega, la responsabilidad se comparte porque esta es, por su propia naturaleza, indelegable.
En consecuencia con lo anterior, en una cadena de mando, los éxitos y los fracasos de un colaborador, conseguidos por este mediante el uso de su autoridad,  lo son también de sus superiores jerárquicos; pero, ¿hasta qué nivel de la cadena de mando se es responsable de los éxitos o fracasos, especialmente de los fracasos, de los colaboradores? La respuesta es sencilla: hasta el nivel en que el  superior puede “compensar” los malos resultados del subordinado, todos los jefes intermedios son responsables y han de “pagar”  por ello. Realmente son responsables porque han elegido mal a sus subordinados y/o, no los han supervisado adecuadamente.
En el caso de los políticos la responsabilidad es similar, si los malos hechos de un cargo político o partidario pueden ser compensados por el “superior”, este queda exento, pero si no puede, es responsable.
 En el caso de la corrupción generalizada en un partido político, cuando esta llega a “muy alto”, es evidente que quien debe pagar, independientemente de que pueda tener muchas virtudes, es quien lo preside,  porque era su responsabilidad elegir bien a sus colaboradores y vigilar el desempeño correcto de sus funciones; es decir porque tiene culpa in eligendo y/ o, culpa in vigilando. 

jueves, 14 de enero de 2016

717. “ESCRIBIR ES UNA AMENAZA, SI PUBLICAS TE QUITAN LA PENSIÓN”

El titular de esta entrada lo he visto esta mañana, con absoluto espanto, en http://www.elespanol.com/.

Luego, después de leer el artículo completo, ya completamente horrorizado, me he dado unas horas para calmarme, pensar sobre el tema y, antes de decir nada, estar seguro de que voy a ser sensato y tener algo de razón.

Sin embargo, a lo largo del día me ha sido imposible pensar con calma: he recibido, a más de algún correo electrónico, varias llamadas telefónicas  y he escuchado, en una comida de amigos, las voces, muy irritadas de personas, todas mayores de setenta años, que lo menos que han dicho del Sr. Montoro, Ministro de Hacienda y del  Sr. Rajoy, Presidente del Gobierno, los dos en funciones y  ambos del Partido Popular, es que carecen de vergüenza  y  se merecen lo peor.

Ahora, acaso más caliente que por la mañana,  he sacado un papel y hecho unas cuentas y lo que he visto es aún peor: Miren ustedes, mi caso que carece de relevancia, que vendo apenas nada y no creo que nunca llegue, con lo que reciba por derechos de autor,  a pagar la comida familiar del día de mi cumpleaños, es el siguiente: si tuviera  la fortuna de que la novelita que he publicado en amazon fuera un gran  éxito y los lectores se descargan 3500 ejemplares  en este año 2016,  o  comprasen   2200 libros en papel, en total, 9000 euros, me quedaría sin pensión…Y eso en mi caso,  que no soy un escritor.

En virtud de una la ley que entró en vigor el pasado enero de 2013 no se puede superar el salario mínimo interprofesional, es decir, 9.000 euros, y mantener la pensión; eso sí, hay un excepción, los políticos sí pueden seguir escribiendo, publicar y beneficiarse de sus derechos de autor sin perder su pensión íntegra.

Evidentemente esta ley, infame y cruel, afecta a todos los escritores jubilados, no importando en absoluto que su pensión fuera fruto de actividades profesionales absolutamente ajenas a escribir y publicar.

Evidentemente, cuando se tienen  años, es preferible mantener la pensión que vivir en la incertidumbre de  vivir al albur de que haya lectores que te paguen unos, siempre en el aire, derechos de autor. ¿Vale la pena crear?


Y  si dicen que los de Podemos son peligrosos extremistas, los señores Montoro y Rajoy, ¿qué son?

lunes, 11 de enero de 2016

716. RECORDAR LOS ÉXITOS Y NO REPETIR LOS ERRORES

En España vivimos tiempos difíciles,  ocurren tantas cosas y tan malas que, cuando pienso en las que suceden fuera  casi no me atrevo a pensar en ellas y, menos aún, a comentarlas.

Estamos sin gobierno (con un gobierno en funciones que es casi lo mismo)  y parece que, porque los políticos no se ponen de acuerdo,  pasarán meses hasta que, después de unas nuevas elecciones, haya en Madrid un Presidente investido en el Congreso de los Diputados. El Parlamento de Cataluña ha elegido un Presidente separatista con la misión de conseguir, en dieciocho meses, la independencia de España. Hoy se ha abierto el Juicio del caso Nóos, en el que van a ser juzgados, además de otros,  el cuñado y la hermana del Rey de España. Las grandes empresas españolas comienzan a sufrir la desaceleración económica de los países emergentes y el resto de las noticias económicas apuntan nuevos  problemas. Los medios de comunicación ofrecen noticias sobre el renacer de la cristiano fobia de los ultra progresistas y la progresiva indignación de los ultra católicos. Y, solo para terminar la lista, añadir que está dentro de lo probable que, porque estamos amenazados, suframos un nuevo atentado Yihaidista.

Además, para animarnos, tenemos en Europa el problema de los refugiados, los ataques a mujeres por bandas de energúmenos solicitantes de asilo  mezclados  con bandas, parece que organizadas, de norteafricanos, las demandas de los británicos para seguir en la UE, etc.

Parece que todo es, o al menos lo parece, entre malo y muy malo.

Y,  en consecuencia, para salir, aunque sea magullados, de la actual situación, entiendo que es importante mantener la serenidad, usar el sentido común y buscar soluciones, para  resolver, uno por uno, todos  los problemas que nos acosan.

Por ello y porque,  aunque lo parezca,  los problemas no son nuevos, los hemos vivido nosotros, nuestros padres o nuestros abuelos, bien o mal los hemos resuelto  y están en nuestra memoria colectiva, creo que todos necesitamos recordar, reflexionar  y sacar conclusiones  sobre los grandes éxitos que hemos tenido en el pasado, que han sido muchos, y recordar también los no pocos errores que hemos  cometido,  para  buscar soluciones  que, al menos,  no sean  repetir los mismos  errores.

viernes, 8 de enero de 2016

715. EL FANATISMO PUEDE QUEMAR LA PAZ Y LA LIBERTAD

Con amargura, veo a mí alrededor la cristiano fobia fundamentalista con que actúa el segmento más radical  del  populismo español, renacen  en mi memoria  pensamientos olvidados y  mi alma se llena de espanto; el fanatismo  que al principio es  la llama  de una cerilla, en muy poco tiempo, si se alimenta el fuego, se convierte  en una gran hoguera  en la que se quema todo lo que es paz y  libertad.

Cuando leí, hace bastantes años, creo que en 1970,  A qué Llamamos España, quizá por tardía, una de las más hermosas  obras de  Don Pedro Laín Entralgo, acepté por su lógica,  que los españoles  podíamos  ser clasificados en cuatro grupos, los dos más numerosos  fanatizados y muy alejados entre sí, eran los ultra católicos  por un lado y  los ultra progresistas por el otro;  en el centro, otros dos grupos, mucho más reducidos,  capaces de interponerse entre los extremistas, dialogar  y   llegar a acuerdos positivos y útiles para todos, los católicos  liberales y los  liberales  progresistas.

Pasados los años, tras el gran éxito de la Transición, como tantos españoles orgulloso por el  desarrollo económico y social de España y por haber contribuido  a hacer de nuestra patria una gran nación, una de las más ricas, educadas  e influyentes del mundo, poco a poco llegué a pensar que aunque estuviera vigente la clasificación de Don Pedro, ahora, para bien de todos, los fanáticos ultra católicos y los fanáticos ultra progresistas era apenas un residuo del pasado y  que los liberales, católicos y progresistas, éramos la inmensa mayoría de los españoles; tan es así que las diferencias entre los partidos que nos han gobernado durante cuarenta años, PSOE y PP, en mi opinión, por lógica,  eran  irrelevantes.

Pues bien, ahora, cuando veo en  los líderes de los partidos  populistas,  nacidos  de la crisis y fortalecidos por la gestión que se ha hecho de esta,  comportamientos  claramente cristiano fóbicos,  me entran los escalofríos; porque  el fanatismo inevitablemente genera fanatismo, el crecimiento  y la intensidad el fanatismo ultra católico  pueden acelerarse y ello  puede ser espantoso, sobre todo, porque cuando la sociedad se fanatiza los que están en el centro tienden a comprender, los católicos liberales (aunque no sean católicos) y los liberales progresistas (que pueden ser católicos), a los ultra católicos por un lado y a los ultra progresistas por el otro y, lamentablemente, eso puede hacer  muy difícil y hasta imposible,  el dialogo y los acuerdos  necesarios  para que  la sociedad se mantenga en paz y en  libertad.


Hoy, pasadas las Navidades,  llamadas por los ultra progresistas,  fiestas del Solsticio de Invierno, y habiendo regresado a Oriente los Reyes Magos, o Las Magas, como  dicen los fanáticos  que detestan a reyes y a magos, me he puesto de nuevo a pensar e incluso a rezar, para que quienes aspiran a gobernarnos (en España desde el 20 de diciembre   tenemos un  gobierno en funciones), sean gentes de bien, liberales católicos o progresistas liberales, que dialogando y llegando a acuerdos,  eviten que  los ultra católicos y ultra progresistas de nuestro tiempo, como lo hicieron en el pasado, nos arrebaten por mucho tiempo la paz y la libertad, esos bienes maravillosos que, como la salud, solo apreciamos cuando están en peligro o han desaparecido.

jueves, 7 de enero de 2016

714. SÍ, A MI CASA Y A MUCHAS CASAS, HAN VENIDO LOS REYES MAGOS

Todavía  emocionado  por la venida ayer  de los Reyes Magos, escribo estas líneas para no olvidar esta maravillosa   visita de  Melchor, Gaspar y Baltasar  a mi casa y, seguro, a muchas casas de España.

Como este año, desde que alcanza mi memoria, primero en casa de mis padres y más tarde en la mía, todos los años,  sin faltar ninguno, aprovechando la noche, cuando estábamos  dormidos, uno, dos o los tres Reyes Magos, sin hacer ruido, han entrado en casa, han entrado en el salón y con  la luz del árbol,  primero han mirado el Nacimiento y luego  nuestros muy limpios  zapatos, luego han sacado de  sus sacos los regalos  y  han  puesto, con mucho amor, a cada los suyos, sin equivocarse nunca, junto a  cada zapato; luego, estoy seguro, para descansar un poco, se han sentado en los sillones grandes, han comido  unas figuritas de mazapán, y un poco de turrón, se han bebido las copas que les habíamos preparado antes de irnos a la cama y, más tarde, ya repuestos, se han marchado, para seguir dejando regalos, a otras casas.

Sí, a mi casa ayer, como todos los años, han venido los Reyes Magos. Son tan buenos los Reyes Magos que incluso los años en que estaba solo, lejos de casa, cada Noche de Reyes yo ponía  mi zapato y, por la mañana, siempre tenía algún regalo.

Que ¿qué me han traído  los Reyes Magos? 

Cosas, algunas cosas: Me han traído  cosas útiles o inútiles, muchas o pocas cosas,  cosas valiosas o que valen nada, pero absolutamente  todas,  como siempre, están impregnadas de ese maravilloso e inaprensible aroma que es el amor.

Y, junto a las cosas, envolviendo las cosas  los Reyes Magos, me han traído otro regalo de inmenso valor: La ilusión de ser niño, la alegría de sentir  el amor  de  mi  familia, de mis padres, de mi mujer, de mis hijos, de mis nietos,  de  todos los niños del mundo y de quienes, teniendo años, con los Reyes Magos, se han sentido  niños.

Sí, a mi casa y a muchas  casas ayer, porque creemos en ellos,   han venido los Reyes Magos y, estoy seguro, volverán a venir, Melchor y Gaspar en sus caballos y Baltasar en su  camello, el próximo año.

Realmente, me da mucha pena que haya casas que, porque no creen en los Reyes Magos, los padres tengan  ir a la tienda, comprar regalos   y ponerlos en los zapatos de sus hijos, como si fueran ellos los Reyes Magos.