ENTRE
NAVIDAD Y EPIFANÍA
Todo llega y todo pasa, bien lo sabemos, pero cuando por unos días se ha detenido la tormenta de desgracias y, entre Navidad y Epifanía, el cielo se ha llenado de luz y en nuestros corazones hemos vislumbrado la paz y gozado el sabor de la alegría, cuesta mucho admitir que todo ha sido, o lo parece, flor de pocos días.
Y, envuelto en el calor de mi casa, hoy miro por la ventana, para ver la nieve que cuaja y, ¡es un milagro!, cubre de blanco los pensamientos, grises y negros que, desde que se fueron los Magos de Oriente, han regresado para embargarme el alma.
La enfermedad y la muerte, la pobreza y la ignorancia, la envidia, la ira, el desprecio, el desamor y la venganza, por todas partes dolores y desgracias quedan ocultos bajo la nieve limpia y blanca. Sonrío y lloro luego, porque sé, todas mis lágrimas.
Mañana lloverá y, poco a poco, desaparecerá la nieve y, con ella, la alegría de todo lo bueno que hemos tenido entre Navidad y Epifanía, y que la nieve que nos han dejado los Reyes Magos ha prolongado por unos días.
Y, porque se que el Niño Dios, a pesar de todo, desde que nació no se ha ido, con el corazón abierto le pido que pronto nos traiga de nuevo, amor, y sabiduría, bienestar y templanza, paciencia, perdón y sabiduría, fe, paz, trabajo y gran alegría.
1 comentario:
Hola Jose Luis siento tu comentario como mio propio pues la soledad tan invasora disminuye cualquier gozo que se presenta.Parece que sigo caminando con la cabeza gacha los hombros cargados animando el espiritu con poca esperanza, momento a momento.
Un beso
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