Es una barbaridad, lo sé y acepto que al escribirlo me estoy metiendo en un charco en el que me puedo ahogar, pero es tan grande la tentación que estoy dispuesto a aceptar los muchos reproches que, por justos y merecidos, con mis palabras, de las, los, trans, nada, voy a merecer.
Así, para comenzar, decir que cuando veo en los medios de comunicación las imágenes, para mi entre poco y nada atractivas, y los gritos, para mí entre mal educados y obscenos, de las adeptas a la corriente gubernamental y voluntarista de “las, los, trans, nada”, siempre pienso lo mismo: ¡líbreme el ángel de la guarda de encontrarme a solas con una de estas o estos la, lo, trans, nada! ¡ni a oscuras, ni con la cabeza tapada, ni amordazada!, No, no quiero estar cerca de estas gentes que por no ser la, son nada.
Ya se que está muy mal hablar de la belleza, del atractivo, de la personalidad, la elegancia o la buena educación de las mujeres; eso son cosas del pasado, de cuando las mujeres, ¡desiguales!, usaban de sus “dotes” para seducir a los mejores hombres de entre los disponibles, y casarse con ellos, cuando no se equivocaban, para seguir siendo mujeres durante toda la vida. Pero no lo puedo remediar (y ¡estoy orgulloso!) yo tuve la fortuna de que mi mujer, además de mujer, fuera guapa, elegante, atractiva, bien educada y decidiera casarse conmigo para hacer, entre los dos, un matrimonio bien avenido.
Sin embargo, ahora, las, los, trans, nada, voluntaristas y gubernamentales, creen que los tiempos han cambiado y ya no necesitan maridos, ni novios, ni amantes, ni amor; ni nada que huela a hombre. Y bueno, en consecuencia, parece que ya hay hombres que, porque encontrar a una mujer que sea mujer debe ser complicado, van camino de conformarse con importar de China o Corea "obedientes" robots con hechuras femeninas.
¡Qué lejos, para las, los, trans, nada, quedan los tiempos en que los hombres eran hombres y las mujeres eran mujeres y, ¡qué locura!, se enamoraban!
Bien es verdad, decir, por terminar, que las, los, trans, nada, voluntaristas y gubernamentales, aunque manden y griten mucho, son apenas, menos que una reata y, aunque les pese, son mayoría las mujeres y los hombres que estando satisfechos con lo que son, siguen pensando que lo importante en la vida es vivir en paz, con amor, trabajando, educando bien a los hijos y compadeciendo a esas pobres gentes que, ¡pobres!, no tienen sexo ni, ¡cuánta tristeza!, tampoco educación.
1 comentario:
Escribir esto hoy, 8 M, es casi heretico, Jose Luis. Pero tú puedes hacerlo.
A mi, algunas de esas personas, me apenan. Intentan que con unos cambios legales se encajen las piezas que, en sus mentes, estan desencajadas,motivo que les causa, estoy seguro, enormes sufrimientos.
Valiente articulo.
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