Hoy, 19 de febrero de 2022, en Torrelodones, a los 82 años, ha
fallecido don José Agustín Maroto Carbonell.
Y, con el corazón encogido, quizá para aplacar el gran dolor
que es la muerte de José Agustín para su mujer, mi hermana María Esperanza, sus
hijos, sus nietos, para mí y para toda nuestra familia, recojo en estas líneas,
algunas, pocas, de las mil imágenes que guardo en la memoria de
la muy rica y poliédrica personalidad de
mí, más que cuñado hermano, José Agustín.
Veo, en una tarde de verano, a José Agustín, joven, casi un
niño, orgulloso, estrenando, para domarlas, las botas altas que habría de usar unos
días más tarde, en la Academia de Zaragoza.
Y le veo de teniente en el Batallón del Ministerio del
Ejército, y cortejando a mi hermana; y en su boda con María Esperanza, ¡cuántos
uniformes cargados de condecoraciones!, y en sus otros muchos destinos como
militar, lleno de amor a la patria, entregado a España.
Y sus primeros pasos, fue un pionero, como psicólogo miliar, y,
confundidos en el tiempo, el nacer y crecer de sus hijos; y su siempre rica
espiritualidad.
Y, más tarde, el teatro, su gran afición, viviendo con
intensidad, e interpretando como actor, con total acierto, los papeles más
difíciles, cómicos y también dramáticos; y en las salas de reuniones, formando
a directivos para hacerlos mejores.
Y, trabajando en su casa de Torrelodones, con sus manos, hasta
hacer de un pedregal el mejor, es precioso, jardín.
Y en los tiempos difíciles su fe, su fortaleza y su amor a la
justicia, para defender frente a todo, sus
fuertes convicciones, su fe y su amor a las
personas.
Y, en sus últimos tiempos,
como Juez de Paz; sí, el buen militar, el buen psicólogo, el buen actor, en su
papel de hombre, sobre todo, bueno, con generosidad, regaló a las gentes de Torrelodones
su saber, su experiencia, y su amor a las personas para aportar a los demás,
justicia y, sobre todo, amor y paz.
Sí, José Agustín Maroto Carbonell, ha sido un buen hijo, un
buen marido, un buen padre, un hombre del todo bueno, que ha pasado por la vida,
como entregado militar, haciendo lo que el deber y su conciencia le decían.
Descansa en Paz José Agustín, has sido y serás siempre en mi memoria,
el mejor hermano mayor de nuestra gran y muy buena familia.
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