domingo, 25 de agosto de 2024

1135. HANNAH ARENDT, DE LA VERDAD Y LA MENTIRA

 

De los cientos de fotografías, vídeos y documentos de todo tipo que, en estos tiempos de abrumadora información, llegan a mi computadora, luego de echarles una mirada, descarto la mayoría y algunos, muy pocos, porque  tienen algún valor los reenvío  a los amigos que, en mi opinión, pueden estar interesados en sus contenidos.

Sin embargo, hoy he recibido un texto en el que se explica algo realmente importante, que no había pensado, y considero que es mi obligación comentarlo y difundirlo.

La autora de esta impresionante reflexión es la historiadora y filósofa, judía alemana, Hannah Arendt (14 de octubre de 1906 – 4 de diciembre de 1975, y dice así:

 

 “Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que nadie crea en nada.

Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal.       

Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al poder de la mentira.

Con gente así puedes hacer lo que quieras”    

 

En una primera lectura, aunque el texto parece obvio, tiene algo que obliga a releerlo varias veces y pensar en el complejísimo proceso que describe, con la mentira, la destrucción de la verdad y la sumisión al mal.

Y lo que entiendo de mayor importancia es que el reino del mal avanza  primero mediante la conversión  individual, y solo se hace global cuando la suma de los individuos que no distinguen la verdad y la mentira, el bien y el mal, es una mayoría en la sociedad.

Los mentirosos, promotores del mal, lo saben, Stalin explicaba el "darás falso testimonio" como regla de comportamiento para todos los miembros del partido bolchevique, persiguen sin tregua a sus mayores enemigos, los individuos que piensan buscan y mantienen la verdad; los individuos que no piensan, ya por miedo o pan y circo, con suficientes mentiras se sumergen enseguida en la incredulidad.

Y, de ahí, la tremenda responsabilidad que tenemos las personas, una a una, de defender y extender la verdad, el bien, y no dejarnos corromper con la mentira, que es, sin lugar a ninguna duda, el mal.

Corolario de todo lo anterior, es que a la vista de cuantas mentiras repetidas  millones de veces en el mundo en general y en nuestro país en particular, es muy probable que nuestra sociedad esté muy próxima a no  poder distinguir entre la verdad y la mentira, el bien y el mal; y que los gobernantes mentirosos  puedan hacer, sin oposición ni límite alguno, lo que quieran, y siempre el mal.

Aunque, también es obligado tener muy presente que, porque es responsabilidad individual, quienes creemos en el bien y detestamos el mal, hemos de luchar, y luchar sin desmayo hasta vencer, con la verdad, al Gran Mal.

 

Nota: la imagen de  Hannah Arendt que ilustra esta entrada está tomada de un largo artículo sobre ella, que es recomendable leer, en  Wikipedia.  



    

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una grande en intetpretar nuestro mundo pasando por una vida durísima
Hay que propagarla!

Anónimo dijo...

Tu articulo es excelente. Un abrazo Antonio