Que el doctor Sánchez carece de límites lo sabíamos
desde hace tiempo, estaba claro que era capar de cualquier cosa con tal de
mantenerse en el poder y avanzar hacia el poder absoluto.
No obstante, a pesar de todo, hasta hace algunos días,
cuando ha dejado abandonadas a su suerte a las gentes destrozadas en la
tragedia de la gota fría, nunca nos hubiéramos imaginado que fuera capaz de
asistir, haciendo nada, para atenuar la ruina y evitar más muertes, ¡son
posibles, casi seguras, por las enfermedades que generan las aguas negras!
Y, más a más, con el mayor cinismo, pretende sacar
rédito político, y, a tenor de lo que estamos viendo, movilizando a "los suyos", quizá lo consiga, a su infame comportamiento, arguyendo que
“la culpa de todo”, ¡sí, son una partida de ineptos!, la tienen “los otros”.
Pues bien, diga lo que diga, mienta lo que mienta, ahora lo hemos visto, este hombre es capaz y, lo hará si le conviene, de matar, por acción u omisión, cuando le convenga.
Por ello, poco a poco comprendo más y mejor a quienes,
desesperados, cuando hay alguien que te está acechando, te puede
arruinar e incluso matar, se plantean, ya sin límites, qué y cómo hacer, "lo que sea", para deshacerse del
peligro que es este hombre para ellos y sus familias.
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