En la ciudad en la que vivo, una de las más ricas de España y, también una de las que tiene a su Ayuntamiento seriamente endeudado y con garantía de obtener en el actual y en los próximos años una importante reducción de ingresos, ayer se ha celebrado una comida de fraternidad de los responsables municipales con las personas mayores.
A la comida asistieron más de ochocientas personas y el coste de la misma puede estar próximo e incluso superar los 20.000€, que pagará el Ayuntamiento, del dinero que no tiene, en algún momento de un incierto futuro.
Las personas mayores de mi ciudad comen todos los días y comen bastante bien. Ciertamente no necesitan de la invitación del Alcalde para comer estupendamente un día cualquiera de un mes cualquiera de un año cualquiera, incluso durante la actual crisis.
Esta celebración, estupenda por otra parte es, en mi opinión, una buena muestra del sentido común de unos políticos que no solo pagan las deudas que tienen con los proveedores del Ayuntamiento sino que, aún en la peor de las situaciones, no saben dejar de derrochar, en cosas inútiles, el dinero que al final pagaremos todos.
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