Cada año, todos los años, cuando preparo las clases del nuevo curso, pienso despacio qué puedo aportar a mis alumnos que les pueda ser de utilidad de cara a la construcción de su futuro profesional y, sobre todo, en su crecimiento como personas.
Este año, en plena etapa de desempleo, desconcierto de los políticos y pesimismo nacional, cuando el desaliento se extiende en la sociedad, creo que para mí es obligatorio ofrecer a mis alumnos ideas, datos, pensamientos, técnicas, herramientas, cuanto pueda, para que descubran en su interior que es verdad, que es real el que en todo tiempo y especialmente en tiempos de crisis, cada persona tiene en su interior la fuerza necesaria para crear sus propias y magníficas oportunidades para hacer y para ser lo que cada uno quiera ser y hacer.
No hay duda que somos fruto en parte de nuestra herencia genética, de nuestra educación, del entorno en que vivimos y de nuestras experiencias vitales. Lo que somos, si nos dejamos llevar, nos conduce a una “vida normal”, en la que nuestra trayectoria vital, con sus altibajos, será la “normal”.
Lo más importante de cuanto me gustaría transmitir esta año a mis alumnos es que cada uno de ellos, hombres y mujeres de nuestro tiempo, pueden, si quieren, hacer de su vida “normal” algo ”especial”, que cada uno, en su interior dispone de los elementos y la energía suficiente para ver y elegir lo que quieren ser y hacer en la vida.
Y, afortunadamente, contamos, cuentan nuestros jóvenes, con una magnífica situación para construir futuros de éxito: Es el conjunto, más que la suma, de los éxitos que los españoles hemos logrado y estamos logrando en los últimos años.
Tenemos muchos y punteros profesionales en medicina, arquitectura y en ingeniería, nuestros novelistas, escribiendo en una lengua de difusión universal son traducidos a todas las lenguas; nuestras infraestructuras en ferrocarriles, autopistas, carreteras y hasta caminos vecinales son envidiables; el agua, la electricidad, Internet y hasta la cadena de frío alcanzan los lugares más recónditos; la red de puertos y aeropuertos cubre todo el territorio español y los aviones españoles nos pueden llevar a cualquier partes; nuestras muy buenas escuelas de negocios y las universidades politécnicas forman a los que serán los líderes del futuro; los triunfos de los deportistas españoles llenan cada día las páginas de los periódicos y los noticiarios en todas partes; hay varios miles de empresas españolas que dan trabajo y producen riqueza en todos los continentes y, para no ser pesado, tenemos la suerte de poseer, para el marketing de todos, la marca España.
Para terminar, el que tengamos por temporada un mal gobierno no tiene demasiada importancia, a fin de cuentas hasta los más sobrios pueden beber una copa más de la cuenta y los más cuerdos pueden tener etapas de locura. Además, son los ciudadanos quienes hacen las cosas y consiguen los éxitos, mal que les pese a los gobiernos.