Ayer, en las urnas, los españoles decidimos cambiar nuestro gobierno. Luego de ocho años de gobierno, los cuatro primeros muy malos y espantosos los cuatro últimos, la pesadilla se ha terminado.
Evidentemente, la situación en España sigue siendo hoy igual de terrible que ayer, seguimos teniendo un terrible desempleo, la economía está paralizada y nuestros socios europeos pueden ayudar solo en una pequeña parte. Las empresas apenas superviven y muchas familias están inmersas en un pozo lleno de angustias.
Sin embargo, la situación de España, en unas horas ha cambiado por completo: Los votos de los españoles han inyectado un inmenso caudal de ilusión y han abierto nuevamente un tiempo de esperanzas.
El nuevo Presidente del Gobierno de España, D. Mariano Rajoy, que está demostrado ser un hombre capaz, tiene ahora el mayor desafío y el mayor honor que puede tener un español: Hacer posible que sus compatriotas, los españoles, trabajando duro, haciendo las cosas bien y manteniendo la constancia, sin distraernos en lo inútil, volvamos a ser, para nosotros mismos y para todo el mundo, un referente en la consecución de muchos y bien merecidos éxitos.
Mi alegría por el triunfo de D. Mariano Rajoy y del Partido Popular es inmensa. Gracias a Dios, los españoles, aunque de cuando en cuando hacemos locuras, sabemos volver, casi siempre a tiempo, a la senda de la cordura.
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