sábado, 14 de marzo de 2015

674. ¡QUÉ PENA!, NUESTROS POLÍTICOS NO DEJAN DE PASARSE DE LISTOS

Mi padre decía que no hay  nadie más tonto que el que se pasa de listos y, según parece, a nuestros políticos, en cuanto se descuidan, les sale la vena y se pasan de listos.

Como es lógico, conocido,  muy normal y sumido con naturalidad, desde siempre, en toda España hay diputados nacionales y autonómicos, alcaldes, concejales y políticos de todas las adscripciones, que nacieron en lugares muy distintos y  en no pocos casos  muy distantes, de aquellos en los han sido elegidos  para ocupar cargos públicos.

También, lamentablemente, es normal, escuchar en bocas fanatizadas, de todos los colores políticos, locos absurdos que  tratan de provocan y, a veces lo consiguen,  la ira y el desafecto entre los ciudadanos de los distintos pueblos y regiones de España.

Pues bien, desde aquella vez que escuché, a una señora muy docta, política de alta vara, aquello del “finiquito en diferido”, hasta esta semana, no había visto a otro político  pasarse tanto de listo como lo ha hecho  uno de esos listos que, porque sus jefes le han nombrado, en Andalucía, ordena y manda.

Pues mira que bien: El delegado del  gobierno, en la campaña electoral para las elecciones autonómicas andaluzas,  pidiendo sus votos para el partido que gobierna España, textualmente ha dicho:   “Yo no quiero y no me gusta que a Andalucía se la mande desde Cataluña ni que su futuro lo decida un político que se llama Albert”.

Es evidente que este señor es  tan  tonto que merece una  estatua  por  tonto  y que, al igual que muchos otros políticos, hasta los de más alta vara,  por no callar,  cuando se sienten acosados abren la boca y  se pasan de listos.


Y, con espanto, me pregunto: ¿A  pesar de todo, con lo que llueve, estos  políticos, pasándose  de listos, conseguirán nuestros votos?

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