DEL DISCURSO DEL REY
He leído y releído el discurso que el Rey Felipe VI dirigió a los españoles el día de Nochebuena, el 24 de diciembre de este terrible Año de la Pandemia 2020 y, admirando de corazón la buena voluntad de nuestro Soberano, con inmensa tristeza, por primera vez desde que Don Jun Carlos I, dirigiendo la transición, se ganó mi voluntad y todo mi respeto a la Monarquía, han nacido en mí las más profundas dudas sobre del futuro de la Institución y, acaso, de nuestra democracia.
Sí, el discurso está tan lleno de buenismo (actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia), que ni siquiera la indudable bondad de nuestro Rey puede justificarlo.
Su Majestad del Rey ha aludido a la pandemia, callando el número de españoles, 70.000, muertos, que en parte son fruto de la mala gestión del gobierno; ha señalado también la terrible crisis económica, callando también en esto, la inepcia del gobierno; y, mientras ha loado la importancia de la unión de los españoles, ha omitido, cómo desde el gobierno, intencionadamente, se está dividiendo a la sociedad española y se está avanzando hacia la destrucción de la unidad y del ser de España.
No tengo ninguna duda sobre la buena voluntad del Rey Felipe VI, y le admiro por ello, pero si piensa o piensa actuar como se presenta en este Su Discurso, es muy posible que su nombre quede incluido en la lista de los malos reyes que, a lo largo de siglos, hemos tenido en España.
Y, porque nuestro Rey Felipe VI está lleno de bondad, ya empiezo a escuchar, ¡ojalá me equivoque!, a Aixa, la madre de Boabdil, desde su tumba, tomando su venganza, volviendo a pronunciar aquellas terribles palabras: “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”.
1 comentario:
Querido José Luis, hecho de menos en tus lamentos, el que tampoco tu haces mención (será por buenismo?) a la feroz oposición de quienes desde el primer día sin respetar la voluntad popular (los votos que legitimamente han recibido)tratan a este gobierno legítimo de ilegítimo y azuzan coontinuamente los más bajos instintos de quienes no son capaces de aportar algo a que las cosas puedan ser de otra forma y toda su acción va por derribarlo a toda costa.
También ellos son corresponsables de un estado de crispación y descuelgue de la ciudadanía de nuestra mediocre, insultona y partidista clase política.
Un abrazo.
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