DESPROPÓSITOS Y DESASTRES (2)
SOBERBIA
Uno de los pecados, acaso el mayor, en que pueden caer las personas que consiguen, con esfuerzo, grandes éxitos, es el de minusvalorar a los demás, el convencerse de que poseen la verdad y son mejores nadie, es decir, la soberbia.
Soberbia que, si no se controla, destruye lo conseguido, arruina la reputación y el futuro y empequeñece el valor, a veces enorme, de los éxitos de la persona soberbia.
Así, hoy, tenemos a la cabeza del gobierno de España a un doctor Sánchez que ha ofendido y despreciado no solo a los españoles que no gustan de sus ideas y ocurrencias, sino también a los Estados Unidos de Norteamérica en la persona de su anterior presidente, a varios líderes europeos y, ¡es increíble!, al Rey y al pueblo marroquí, ese vecino con el que tanta historia y tantos intereses compartimos.
Claro que al doctor Sánchez lo que piensen o hagan sus despreciados no le importa, cree que, de grado o a la fuerza, sin que ponga nada de su parte, antes o después todo el mundo se plegará a sus deseos.
Y no, aunque en las elecciones del pasado día cuatro de este mes los madrileños, los españoles, le hayan dicho, con sus votos, que están deseando que cambie su conducta o salga del gobierno, no lo ha escuchado. Y no, cuando la Unión Europea le ha pedido que cambie la línea social comunista de su gobierno, no lo ha hecho. Y no, cuando los gobiernos de los Estados Unidos le han pedido colaboración frente a la dictadura venezolana, frente a otros gobiernos progresistas” de América o los fanáticos islamistas, ha hecho poco o nada; y, cuando esos mismos norteamericanos han decidió fortalecer su relación con Marruecos, en detrimento de la que antes tenían con España, le ha importado poco y tampoco ha hecho nada.
Por supuesto, para el doctor Sánchez, en su soberbia, parece, Marruecos no es un buen socio, con muchos intereses comunes, para hacer futuro, solo es un país pobre, ignorante y débil al que con darle unos euros, puede tener, además de agradecido, muy calladito.
Evidentemente, el que siembra recoge, y el doctor Sánchez, está recogiendo, de españoles y extranjeros, el malestar y el desprecio que, con su soberbia, ha sembrado.
DESPROPÓSITOS
La soberbia, a quien la padece, le hace cometer errores graves, despropósitos, que siempre hay que pagar: Zapatero, el anterior presidente socialista, reabrió las heridas de la hasta entonces olvidada Guerra civil, ofendió la bandera norteamericana, se distancio de los Estados Unidos, se aproximó a las dictaduras cubana y venezolana, apoyó al populismo boliviano, despreció las advertencias de la Unión Europea, llevó España a la ruina y perdió las elecciones.
El doctor Sánchez, en su soberbia, ha mal gestionado la pandemia, ha despreciado a la oposición, ha ofendido los sentimientos y la memoria de muchos españoles, se ha aliado con los partidos comunistas, con los restos de ETA y con los separatistas catalanes, no escucha a la Unión europea, se ha aproximado a las dictaduras de Cuba y Venezuela, y ha tomado decisiones que atentan contra los intereses y el honor del Reino de Marruecos.
Y, en este sentido, resaltar el despropósito que es traer, clandestinamente y con nombre falso, a España, por “razones humanitarias”, para ser atendido en un hospital, al líder del Frente Polisario, a un gran enemigo de Marruecos, a un delincuente reclamado por la Audiencia Nacional para ser juzgado.
DESASTRES
Olvidando otros muchos, incluido el que Marruecos haya usado a sus niños para dar un susto a los españoles, en el caso que nos ocupa: ¿cabe mayor desastre en la política internacional del doctor Sánchez que conseguir enfadar al mismo tiempo al Frente Polisario, al gobierno de Argelia y a Marruecos?
Sí, aún será mayor dentro de unos días: salvo que el enfermo de coronavirus se muera (¡Sánchez ha perdido la suerte!), el doctor tendrá que entregarlo a la Audiencia Nacional, enviarlo de nuevo a Argelia o, ¿cómo un regalo?, a Marruecos; evidentemente, lo que haga, será un tremendo desastre.
Y, lamentablemente, la soberbia es contagiosa y, en el caso de la “invasión de Ceuta”, los despropósitos y desastres del doctor Sánchez no dejan de contagiarse al resto de los partidos políticos españoles: desde VOX escuchamos que hay que desobedecer la Ley y expulsar a los niños marroquíes que han entrado en España; desde el Partido Popular, que, para apoyar al gobierno (a pesar de sus errores) en la defensa de España, el doctor Sánchez tiene que expulsar de su gabinete a una vicepresidente y a varios ministros; en Unidas Podemos, olvidan su anterior No a las expulsiones de inmigrantes ilegales en caliente; y desde una ciudadanía golpeada por la pandemia, parece que hay que apoyar “patrióticamente” a un presidente que, en lugar de gobernar, sigue viviendo, haciendo nada y, casi seguro, mintiendo en la mayor de las soberbias.
PERO, NO HAY QUE PERDER LA ESPERANZA
Sin embargo, a pesar de todo, desde la altura de una edad en la uno ha visto algo del mundo, pienso que el tiempo del doctor Sánchez, el de su soberbia, sus despropósitos y sus desastres, es tan solo un mal sueño del que los españoles saldremos pronto y guardaremos, muy encerrado, para que no vuelva, en el olvido.
NOTA
La imagen está tomada de ABC
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