Hoy, 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, a las
09:00 horas, nos llega una noticia sorprendente:
el doctor Sánchez, presidente del Gobierno, aunque así se ha dicho, no ha
viajado, solo y en Falcón, a Irak, lo ha hecho en compañía de la doña Yolanda, a
la Ciudad el Vaticano, donde, desde las 07:00 horas, se encuentra reunido con
el Papa Francisco en la Capilla de los Milagros.
Según parece, desde hace varios días dos antiguos e insignificantes
granos en la frente y uno, algo mayor, en el trasero, se han puesto a crecer
hasta convertirse, en dos sólidos cuernos rojos y una, aunque muy larga, escuchimizada
cola.
Sin que lo supiera nadie, en el máximo secreto, los médicos
de la Moncloa, elegidos por doña Mema, la ministra de Sanidad, no han conseguido,
como lo hicieron hace meses con la nariz de Pinocho, eliminar esos curiosos
apéndices que tanto afean el bello cuerpo del doctor; por siete veces han
extirpado la cola y serrado los cuernos, pero no ha habido manera, una y otra
vez vuelven a salir. Los galenos, con gran pesar, aun siendo descreídos, han
llegado a la conclusión de que es cosa del diablo y ellos no pueden hacer
milagros.
Afortunadamente el doctor siempre, y hasta debajo de las
piedras, encuentra la solución: - Qué venga la Yoli, ella con el Papa Francisco
tiene muy buena relación -. Dicho y hecho, en un pispas, un viaje en avión y ahí
están.
Y, a esta hora, las 10:40 horas, sabemos, por una fuente,
comunista y bien informada, que el Pontífice, rezando en lunfardo ha conseguido
reducir algo la cola y cambiar de color los cuernos, ¡sí, son cosas del
diablo!, y se estima que antes de que acaba el día se habrá producido, para desdicha
de los malos, el milagro.
Desde aquí deseamos, eso sí, poniendo una vela a Dios y otra
al diablo, una pronta recuperación del doctor Sánchez en su estancia, con el papa
Francisco, en la Capilla de los Milagros.
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