He leído en la edición digital de El Mundo del pasado lunes, 23 de septiembre de 2024, que: “La Fiscalía ha apoyado archivar la causa abierta por el asesinato del edil del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco en 1997 contra tres ex jefes de ETA al ver prescrito el atentado, y ha pedido no crear una "jurisprudencia de excepción" para sentarlos en el banquillo, al suponer una "merma del Estado de Derecho". Los dirigentes de ETA procesados en la Audiencia Nacional son: Mikel Albisu Iriarte, 'Mikel Antza'; Ignacio Miguel Gracia Arregui, 'Iñaki de Renteria'; Soledad Iparaguirre, 'Anboto'; y José Javier Arizcuren Ruiz, 'Kantauri'-
Y, la noticia,
quizá porque tengo muy presente en mi memoria las horas de angustia que pasé,
que pasamos los españoles, aquel terrible 12 de julio de 1997, por cuanto significa,
me ha llenado de dolor.
Desconozco los
argumentos en que estará basada la decisión que adoptarán los magistrados de la
Audiencia Nacional, pero, sea esta cual sea, me obliga a una muy dolorosa
reflexión.
Miguel Ángel
Blanco fue asesinado con dos disparos de pistola y esto es un hecho tipificado en
el Código Penal como un delito que es castigado con penas de quince a veinticinco
años. Sin embargo, pasados veinte años, el delito prescribe y sus autores no
pueden ser juzgados y condenados por haberlo
cometido.
Y sí, aunque
en estos tiempos algunos gobernantes lo olvidan, la convivencia en la sociedad
está basada en un principio fundamental: dura lex sed lex, la ley hay que
cumplirla.
Pero, los
seres humanos, porque son humanos, están inevitablemente llenos de sentimientos
y, aunque las leyes tratan de contenerlos, son esos sentimientos los que
impulsan los buenos o malos comportamientos.
El asesinato de
un ser querido produce un inmenso sentimiento de dolor y este genera siempre, en quienes lo padecen, inevitables
deseos de venganza o, al menos de
justicia, que pueden durar toda la vida e incluso prolongarse, más allá de
esta, Capuletos y Montescos, durante generaciones.
Y sí, volviendo
a la necesidad de convivir, desde Hammurabi, las leyes se han hecho, y hay que cumplirlas,
para asegurar la justicia y evitar las venganzas.
Claro que,
porque la ley es la ley y hay que cumplirla, aunque los asesinos de Miguel Ángel
Blanco y de muchos otros también asesinados por ETA, estén hoy muy alegres,
victoriosos y seguros porque sus delitos han prescrito, mucho me temo que,
¡Dios no lo quiera!, se hayan abierto unos terribles manantiales de venganza.
Nota: la
imagen de Miguel Ángel Blanco que ilustra esta entrada está tomada de la Real Academia
de la Historia, en Internet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario