martes, 19 de octubre de 2010

349. RECUERDOS GUARDADOS EN EL OLVIDO

Esta entrada es un homenaje a Livinio Stuyck, mi buen amigo, que en una reunión de compañeros del Colegio de Areneros nos hizo el regalo, hace unos días, de compartir con nosotros uno de sus viejos recuerdos.

Livinio, a la hora del café, cuando la conversación se movía entre el ayer de niños y adolescentes que compartimos en de los años cincuenta y el hoy que vivimos como casi jóvenes abuelos, no se cómo, en un momento, captó la atención de todos y, muy serio, nos dijo que al verme había recordado un momento muy difícil de su vida,

¿Recuerdas José Luís cuando nos encontramos en la Facultad recogiendo la papeleta de Mercantil II?, yo no lo recordaba y pienso que Livinio, muy probablemente, durante muchos años también lo había olvidado.

Livinio, nos cuenta que estaba feliz. Con el aprobado de Mercantil II había terminado la carrera de derecho. Dice Livinio que cuando nos encontramos, con afecto, me tomaste del brazo y me dijiste “lo siento”. Él no entendía nada, todo era bueno, había terminado la carrera y tenía esperando un buen trabajo. Parece que le dije que fuera a ver las notas de la Milicia Universitaria que ya habían salido y que no le dije nada más. Dice Livinio, ahora me alegro muchísimo, que me comporté bien.

El hecho es que Livinio fue a ver las notas de milicias y se llevó un enorme disgusto: Junto a otros tres compañeros, había sido suspendido y tenía que incorporarse el día uno de octubre nuevamente al ejército para completar el servicio militar, durante once meses, en Ifni, territorio entonces y hasta 1969 español, en África.

El disgusto fue tremendo. A más del no aprobado, once meses en África de soldado raso, sin poder comenzar a trabajar, el berrinche de su madre y el de toda la familia.

Livinio, con su madre, que era una mujer fuerte y valiente, para arreglar las cosas, recorrió los despachos de no pocas personas que por entonces eran muy importantes, vio incluso a un ministro del gobierno y a algunos generales sin conseguir nada.

El día 1 de octubre de 1967 Livinio, aceptada ya la carga de marchar a Sidi Ifni, se encontró en el patio del Cuartel de María Cristina, en formación, escuchando pasar lista a un sargento. No escuchó su nombre y al final se encontró solo en medio del patio con el sargento que le dijo: “tu chico, espera aquí hasta que llegue el capitán”. Livinio esperó mucho rato hasta que apareció el capitán para recogerle, no digo su nombre aunque Livinio lo recuerda muy bien, y llevarle al que fuera su destino militar durante once meses.

Las gestiones de su madre habían dado fruto y Livinio pudo empezar a trabajar en el primer puesto de lo que ha sido luego una magnífica carrera profesional. Bien es verdad que durante once meses, un día cada mes, tuvo que presentarse en una dependencia militar.

Livinio nos fue contando la historia mientras recordaba con no poca amargura su disgusto y el berrinche de su madre.

Pasados los años Livinio supo la razón de su suspenso. Un militar amigo investigó el tema: Livinio estaba destinado a suspender desde el día que entró en las Milicias Universitarias. El Servicio de Investigación Militar había informado que cuatro de nuestros compañeros (yo estuve con Livinio en la misma Compañía en La Granja), eran comunistas y, por consiguiente no podían ser oficiales ni suboficiales del ejército. Uno de los miembros de la lista se llamaba Storch y alguien, acaso por error, confundió el nombre y a quien suspendieron fue a Stuyck.

Livinio, al verme, lo siento mucho, removió en su memoria viejos y malos recuerdos.

La memoria de los hombres es como un oscuro almacén en el que vamos dejando, más o menos ocultos casi todos los malos y muchos de los buenos recuerdos.

Sin embargo, no por olvidados, los efectos de cuanto hemos hecho en el pasado, por cuanto han afectado a la vida de otras personas, dejan de afectar y mucho nuestro presente y nuestro futuro.

Yo, sin saberlo, estoy vivo, por fortuna para bien, en la memoria de mi amigo Livinio Stuyck, sin que tenga en la mía, ningún recuerdo de aquel día de 1967.



Nota:

La mala experiencia en el ejército que, en los años del general Franco, tuvo Livinio, los malos recuerdos que de sus tiempo en el servicio militar tienen otras muchas otras personas a las que conozco y lo que yo viví de malo cuando estuve en el ejército son buenas razones para que no tengamos ningún afecto a los que era el Servicio Militar de aquella época.

Sin embargo, a pesar de ello, como escribí hace unos días, hoy pienso que no sería malo que volviéramos a plantarnos la posibilidad y la oportunidad de volver a implantar en España el Servicio Militar Obligatorio.







2 comentarios:

Unknown dijo...

Buenas tardes, Mi nombre es Livinio Stuyck Bermudez ,Hijo de Livinio Stuyck Franco he leido tu relato de las historia de tu buen amigo el cual debe ser Familia no estoy seguro del nivel de paretesco ,pero si fuera posible me gustaria contactar con el ,ya que lo que relatas sobre la epaoca de Franco tiene mucho sentido ,ya que mi Abuela era la prima Hermana de Franco y mi Abuelo Livinio Stuyck Santos fue Fusilado por Franco y tanto mi padre , tia Isabel y mi abuela tuvieron que huir a Francia hasta que muerio Franco.

Mi email es livinio@hotmail.com
mi Telefono es 669387231 y vivo en Barcelona

José Luis Mingo dijo...

Tengo la satisfacción de haber podido facilitar el contacto entre los dos Livinios.