Sí,
es cierto, a los viejos, como a los niños, cualquier cosa nos asusta y hoy, la
verdad es que el teléfono casi me ha dado un susto.
Por
la mañana, luego de ir a misa, porque llovía y en la puerta de la iglesia he
oído comentar que iba a seguir lloviendo mucho, me he encerrado tranquilamente en
casa.
Luego
me han llamado mis hijos para preguntarme cómo estaba y decirme también que
estaban, por eso de la lluvia, en casa; la verdad es que he agradecido sus
llamadas, el día estaba gris, el gris oscurece el ánimo y escuchar voces
queridas alegra el alma.
Y
así, entre leer los periódicos, pensar un poco y comer algo, como un suspiro, han
pasado las horas, hasta que el teléfono, con un sonido extraño, ¡qué susto!, me
ha despertado, me había dormido; busco, encuentro y me pongo en el oído el
aparato, estaba mudo; bueno, me digo, se habrán equivocado. Pero no, no era una
llamada, era un mensaje de Protección Civil, una alerta para advertir de la
conveniencia de permanecer en casa para evitar riesgos ante la inminente
llegada de grandes lluvias y peligrosas lluvias.
La
verdad es que he levantado la mirada y, a través de las ventanas he visto caer
la lluvia, ¡no es para tanto pienso!, y calentito, en mi sillón, he abierto, y disfrutado
largo, la preciosa Antología poética de María Teresa Taboada del Río, que su
sobrina María Luisa, con inmenso cariño, ha recopilado.
Avanzada
la tarde, el sonido, repetido una y otra vez, que anunciando la llegada de
múltiples mensajes en el teléfono, me ha sacado del libro, para ver que me
decían: ¡que no es para tanto!, y pienso:
¡Que llueva, que llueva,
la Virgen de la Cueva!
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan.
¡Que sí, que no,
que llueva un chaparrón
que rompa los cristales
de la estación.
Realmente,
estos del gobierno, gracias a la pandemia, al fin han aprendido algo: aunque
alarme a la gente, ¡si hay peligro es mejor avisar, aunque luego no pase nada!
Y, ¡menos mal!,
que la lluvia no es torrencial, gracias a Dios nos hemos librado de escuchar en
la radio, a todas horas, al doctor Sánchez diciendo que la culpa es de las nubes, ¡son de derechas!, y, si llueve, es muy conveniente usar paraguas.
En fin, tengo
que agradecer a la lluvia un día tranquilo y a Protección Civil la buena noticia,
¡me ha llenado de esperanza!, de que el gobierno del doctor Sánchez, con la
pandemia, luego de tres años, ha aprendido algo.
Nota: el texto que ilustra esta entrada es reproducción del que me ha llegado a través del teléfono.
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