miércoles, 18 de septiembre de 2024

1140. COSAS DE VIEJO: RENDIRSE ES UNA GRAN TENTACIÓN

 

En todas las etapas de la vida hay momentos en que  todo se pone en contra, no encuentras ninguna solución y sientes la tentación de rendirte.

Sin embargo, aunque hay personas que lo hacen enseguida, y, ¡es asombroso!, siguen viviendo con mayor o menor tranquilidad; otras, simplemente por testarudas o, a veces, por estar educadas en el sentido del deber y la responsabilidad, incluso sin esperanza, luchan hasta el final.

Además, por fortuna o por desgracia, es en la vejez, cuando la fuerza disminuye y cualquier dificultad es una montaña, el tiempo en que aparece con mayor frecuencia e intensidad la tentación de rendirse, descansar del esfuerzo y soñar con vivir y morir en paz.

Y ahora, veo como el mundo en que nací y me eduqué está cambiando, ha cambiado; las religiones, la nuestra también, son diferentes; es falso lo que antes era verdad; es bueno lo que en el pasado era el mal; el populismo domina el planeta; Europa ha dejado de progresar; la situación política en España, con el gran narciso que es el doctor Sánchez,  está en una deriva cada día más próxima al desastre; y, he dejado de entender lo que piensan y como lo piensan personas próximas, hasta de mi propia familia.

Sí, y porque todo contribuye, porque parece inútil cuanto piense o haga para que las cosas sean de otra manera, a que aparezcan casi continuamente en mis pensamientos ideas de rendición.

Pero, ¡me admira el valor de esta conjunción!, me digo, a pesar de todo la vida, es buena, sigue imparable; hay amor, cerca también, en el mundo; y sería traición rendirnos, rendirme, por olvidarlo.

Claro que es muy fácil hablar de las bondades que, para uno mismo y para la sociedad, tiene el resistir la gran tentación, pero, aunque sea difícil hacerlo, acaso porque soy muy terco, pienso seguir luchando, escribirlo ayuda, hasta el final.

1 comentario:

Javier Echanove dijo...

Gracias por no rendirte. Tu comentario me anima también a mi a seguir luchando, aun cuando falten las ganas y las fuerzas.
Por cierto pienso que nuestra religión católica no ha cambiado, aunque si, nuestra forma de vivirla, en algunos aspectos pára mejor y en otros para peor