TERCERA PARTE: LAS SOLUCIONES
Con no poco desconsuelo debo
comenzar esta entrada confesando que luego
de haber escrito las dos anteriores y reflexionado largas horas sobre el
tema, en estos momentos mis ideas están bastante
menos claras que hace unas pocas semanas; y no puedo presentar una solución, no
la tengo, que pueda curar lo que, desde mi punto de vista, es una sociedad gravemente
enferma.
Por ello, el contenido de esta entrada, en lugar de soluciones, tratará de “adivinar”, posibles futuros, y lo hará respondiendo a las preguntas formuladas en la entrada anterior, que, algo ajustadas, son las siguientes:
- ¿Cómo será la sociedad que se está construyendo, durará?
- ¿Volverá la sociedad a lo que era en los finales del siglo XX?
- ¿Conseguirá el separatismo su ideal?
- ¿Se mantendrá la
actual indiferencia en la sociedad?
- ¿Existe una nueva y mejor sociedad? ¿Se
puede llegar a ella?
Evidentemente, porque adivinar el
futuro es imposible, responder a estas preguntas implica aceptar que entro en
un juego intelectual solo válido para formular hipótesis que, acaso, me puedan, nos puedan permitir,
orientar mejor nuestro pensamiento y
nuestras acciones en una u otra dirección.
Sin embargo, y en todo caso, a la
vista de lo acaecido en el pasado y la situación actual de la sociedad, sea cual sea el curso del
mañana, estoy convencido de ello, el grado de disconformidad social que
actualmente vivimos y crecerá en el futuro, e inevitablemente, generará niveles
muy altos de malestar y, quizá, graves estallidos de violencia que, por otro
lado, no serían “anormales” en situaciones de profundo cambio social.
Y, sin más entramos en las preguntas
que hemos de responder.
¿CÓMO SERÁ LA SOCIEDAD QUE SE ESTÁ CONSTRUYENDO,
DURARÁ?
A la vista
de los síntomas antes analizados, en la visión de la sociedad que se está
construyendo desde el Gobierno español, caben las menos dos posibilidades, la
primera es la de una sociedad radicalmente socio comunista, y la segunda, una sociedad
fluida, cambiante, dominada por el populismo, con tensiones, pero manteniéndose,
en los límites, dentro del marco de lo que es la democracia liberal.
En la
primera opción entendemos que, aunque el presidente del Gobierno carece de
límites y, por mantenerse en el poder, puede intentar cualquier cosa, el
entorno europeo y las resistencias sociales, incluida la violencia, hacen muy
improbable esta posibilidad.
La segunda opción,
pensamos que tiene mayores
posibilidades, implica la continuidad de lo que ahora existe: mucho pan y mucho
circo para los niveles más bajos de la sociedad, mezclados con muy buenas
palabras para los sectores más ideologizados de “las izquierdas”, y no pocos
insultos y provocaciones a “las derechas”, pero con una gestión económica más o
menos sensata y dentro de los parámetros “normales” de la Unión Europea.
Evidentemente,
esta última opción, tiene riesgos que pueden hacerla fracasar, y de estos hay uno,
la evolución negativa de la economía, que es crítico; si ese riesgo se hace realidad, estallará el
malestar social, y pueden ocurrir dos cosas, que el Gobierno sea derribado en
elecciones o que éste intente implantar, creemos con pocas probabilidades de
éxito, una dictadura social comunista.
En todo
caso, la presencia del doctor Sánchez en el Gobierno, es un factor clave en el
diseño de la nueva sociedad, sus características personales y su habilidad
política no tiene parangón; y su desaparición puede tener dos posibles efectos:
que todo lo que está construyendo desaparezca, muy poco probable; o que sus
sucesores intenten seguir su camino y produzcan a medio plazo un gran conflicto
social que termine en la implantación de algo parecido a la primera opción,
tipo la actual Venezuela, o sean desalojados del poder por la fuerza.
¿VOLVERÁ LA SOCIEDAD A LO QUE ERA
EN LOS FINALES DEL SIGLO XX?
No, la evolución es como las aguas
de un rio, siempre bajan en la misma dirección, no pueden retroceder.
Está claro que la tendencia actual solamente
podría alterarse con la sustitución del actual Gobierno por otro “de derechas”,
y que una parte importante de la sociedad ansía “echar a Sánchez”.
Pero la realidad es que en España
el partido político “de centro derecha”, el Partido Popular, hoy por hoy, salvo
algunos de sus miembros, es socialdemócrata, y muy, muy pusilánime en casi
todo, por ello, en caso de que llegase al poder, ¡dificilísimo!, diciendo otras
cosas pero cambiando muy poco, con
fuertes resistencias sociales, haría más o menos lo mismo que lo que está
haciendo el doctor Sánchez y la sociedad seguiría en la deriva actual, la misma
por otra parte que existe, aunque en retroceso, en casi todo el mundo
occidental.
Y, pensando en el futuro, el
partido “más nacionalista y de derechas” español, más o menos similar a otros
de la misma ideología que están avanzando en toda Europa, VOX, dada su carencia de auténticos líderes con habilidad
política y la mediocridad de sus dirigentes, pese al apoyo de sus equivalentes
europeos, es poco probable que, aunque pudieran pactar inicialmente con los
socialdemócratas del Partido Popular, difícilmente mantuvieran su colaboración
por largo tiempo.
Eso sí, en el seno, o en los aledaños
de VOX, pueden estar naciendo grupos radicales, con ideología próxima al antiguo
franquismo, que tratarían de volver , por la fuerza, al pasado. Y, si esto es
así, aunque sus probabilidades de éxito creemos son escasas, seguro provocarán
problemas serios para cualquier Gobierno y para el conjunto de la sociedad.
En resumen, la sociedad española no
puede volver a lo que era en los finales del siglo XX.
¿CONSEGUIRÁ EL SEPARATISMO SU
IDEAL?
No, claramente no, la independencia
del País Vasco y de Cataluña no se va a producir, y no porque no sea posible,
incluso podría ser deseable para una parte importante de españoles de otras
regiones que están hartos y consideran un lastre las insaciables demandas de
los separatistas vascos y catalanes.
La economía manda, los ciudadanos
de ambas regiones viven muy bien y, a la hora de la verdad, porque su bienestar
depende del resto de España, no van a aceptar la independencia.
Además, el doctor Sánchez, para
mantenerse en el poder, necesita los votos de catalanes y vascos; votos que no
podría tener si esas regiones fueran naciones separadas.
¿SE MANTENDRÁ LA
ACTUAL INDIFERENCIA EN LA SOCIEDAD?
Sí, se mantendrá, incluso será
mayor mientras haya bienestar en el conjunto de la sociedad y ayudas sociales
abundantes para los segmentos más necesitados.
No, si se deteriora la situación
económica o, por cualquier otra causa, quizá
el contagio en muchos jóvenes de la
violencia, si esta se desencadena, de radicales de extrema izquierda, de extrema derecha o de ambas.
Otro factor desestabilizador puede
ser el crecimiento descontrolado de la inmigración y su deficiente gestión. Y
este tema, ¡peligrosísimo!, tiene, al
menos por el momento, una casi imposible solución.
¿EXISTE UNA NUEVA Y MEJOR SOCIEDAD, SE PUEDE LLEGAR A ELLA?
Sí, hubo una sociedad mucho mejor,
la de los primeros tiempos, en el Paraíso
terrenal, ¡duró poco! Y existe en las enseñanzas de Jesús de
Nazaret, ¡y como si no!; y en Utopía,
la gran obra de Santo Tomás Moro, ¡fue decapitado!; y en los falansterios de Fourier, ¡estaba
loco, dijeron!, y en las comunidades intencionales, ¡sueño fugaz!, de
sus discípulos; y en Un mundo feliz, ¡la gran novela!, de Huxley.
Pero no, todos los intentos de
construir una sociedad perfecta han fracasado en la historia. Por si alguien no
me cree, recuerdo aquí, por cercanía en el tiempo, los ¡éxitos! del comunismo
ruso y el nacional- socialismo alemán.
Pero sí hay sociedades que, aún con
sus problemas, han sido “buenas” para sus miembros, y lo han sido porque han
estado asentadas, en mi opinión, en cuatro grandes principios; bienestar, libertad,
seguridad, y buen gobierno. Y ejemplo de ello fueron los primeros tiempos de
Calígula en Roma; el Imperio Español hasta la muerte de Carlos II; los Estados
Unidos de Norteamérica una parte del Siglo XX; y España en el último tercio del
mismo siglo.
Y pensando en las tendencias que
existen en el mundo, recuerdo aquí que, porque para muchas sociedades prima la
seguridad sobre la libertad, se acepten como “buenos”, ¡no lo son!, y se extiendan por doquier, modelos de convivencia sin libertad
política, pero con libertad económica, como el antiguo franquismo o las
actuales y “exitosas” dictaduras china o vietnamita.
MI CONCLUSIÓN
Sí, la sociedad española nacida en
1978 está muerta; la que actualmente vivimos está gravemente enferma y su
futuro incierto.
Sin embargo, entiendo que la división
de la sociedad, el retorcimiento de las leyes, la inseguridad jurídica, la
gestión inadecuada de la inmigración, las guerras mediáticas y el narcisismo de
los dirigentes, hacen casi inevitable el malestar, las tensiones y la violencia
en la sociedad.
Y, creo también que, por la demanda
de más seguridad, a costa de la pérdida de libertad, el concepto de democracia ahora
vigente en el mundo occidental está herido de muerte y que no en mucho tiempo
sea sustituido, para bien por aristocracias o politeias; o para mal, por tiranías. tiranías.
Finalmente, y para terminar esta entrada, recalcar una última idea: el
futuro de la sociedad no está escrito, está abierto y puede adaptarse a la
voluntad de quien, luchando y venciendo, quiera diseñarlo; pero, quien no lucha
pierde su oportunidad. Por ello, lo tengo muy claro, si quiero, si queremos un
mejor mañana no queda otra: luchar o morir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario