Para
empezar, he preguntado a Copilot, la herramienta de IA de Microsoft, por la
persecución religiosa hoy en el mundo. La respuesta que he obtenido dice así:
La persecución religiosa sigue
siendo un problema grave en muchas partes del mundo. Según la Lista Mundial de la Persecución 2024, millones de
cristianos enfrentan persecución en países donde esta es alta, muy alta o
extrema1. Corea del Norte sigue siendo el país
más peligroso para los cristianos, seguido de otros países como Afganistán y
Somalia2.
Además, el 67% de la población mundial
vive en países con graves violaciones a la libertad religiosa, y en 12 países
la persecución es extrema3. Desde 2018, en 30 países se han
cometido asesinatos por causa de la fe3.
Y,
a continuación, pienso que, incluso en los países en que existe libertad religiosa,
hoy sufrimos una terrible plaga de cristianicidio, las imágenes de la
inauguración de los Juegos Olímpicos de
Paris son un ejemplo, que asola el mundo.
Pero,
la verdad es que, al profundizar, solo un poco, descubro que no solo los
cristianos, sino también los musulmanes, los judíos; los hinduistas, los budistas; los practicantes
de cualquier religión, en estos momentos, ahora mismo, sufren persecución, son
ofendidos y, con frecuencia, asesinados.
Parece
que solo están libres de peligro quienes practican, no ya el agnosticismo,
también es arriesgado, sino alguna variante de ateísmo militante.
Y,
con inmensa tristeza, llego a una terrible conclusión: Lucifer, Satanás, Belcebú,
Luzbel o Samael, como queramos llamarlo, el Gran Demonio, está suelto por el
mundo.
Y,
contra esto, salvo que a alguien se le ocurra otra cosa, solo nos queda, a los
cristianos, a los musulmanes, a todos los seres humanos que creemos en Dios, eso
que tenemos casi olvidado, que es rezar, rezar y rezar.
Nota:
la imagen que ilustra esta entrada está tomada de Bible universe, en Internet.
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