En Bolivia, la nueva Constitución, que ha distribuido el territorio de la República en dos partes, una más grande que pequeña, ha quedado para el uso, disfrute y gobernación exclusiva de “los indígenas”, y la otra para todos los bolivianos, indígenas incluidos, en la que la gobernación corresponde al Gobierno de un presidente “indígena” que gobierna a favor de quienes le votan, normalmente en detrimento de los ciudadanos que no se llamen Quispe, Mamani o Cusicanqui o que llamándose así, usan el español para comunicarse y arrastran orgullosos la herencia mestiza de la tierra boliviana.
En Paraguay ya hay zonas exclusivas para los pobladores “indígenas”, en las que aunque los “blancos” pueden entrar, tienen prohibido dormir en ellas.
En Perú, el líder indigenista, escondido ahora bajo la pollera de un Presidente con
amplia experiencia en meter lo que no debe debajo de otras faldas, que ha dirigido los desórdenes sociales y las barbaries que han costado la pérdida irreparable de vidas humanas, no oculta su meta, bolivariana, de expulsar a “los blancos” de las tierras que fueron, aunque alejadas, “de siempre suyas”.
En Colombia, para cuando llegue el final del terrorismo ya se preparan las cosas para ganar zonas, productoras de droga, por supuesto, indio – gestionadas.
En el sur de México están vivos los rescoldos de la aventura de Chiapas. En Guatemala late con fuerza la misma amenaza y para que pase lo mismo en Honduras solo falta que regresen a sus pueblos gentes que ya están entrenadas.
He consultado a expertos, he pensado bastante y he llegado, además de a la conclusión obvia de que siendo todo, en parte, producto de la incidencia venezolana, en el totum revolutum que hay detrás de estas cosas, tenemos al menos los intereses del negocio de las drogas, la añoranza comunista, la ilusión de curas salvadores de cuerpos y almas, el ansia de milicos que quieren, a más de hacerse ricos con el tráfico de armas, ocupar sillones en gobiernos, acumular fundos extensos o tener las embajadas. Y quién sabe si hay también que añadir entre los causantes de los dramas que llegan, a gentes no malas que por vivir en el primer mundo, pretenden aventuras de frontera en tierras exóticas y lejanas.
Sin embargo, hay una idea que cada vez más con mayor fuerza se repite en mi pensamiento: Acaso lo que estamos viendo no es otra cosa que una muestra de la fuerza de los bárbaros preparándose para recoger el botín en su asalto a un Imperio decadente, sin valores, sin ideas, sin fuerzas y tan incapaz de defenderse, como en su momento lo estaba Roma.
1 comentario:
¡Contundente, razonable y preciso como siempre José Luis!, América latina está plagada de intereses propios y ajenos que no le dejan avanzar, todo lo contrario, otro ejemplo es Cuba, que si aceptara formar parte del mundo socializado no tendría cómo justificar la dictadura de los Castro por lo cual condena a su pueblo al aislamiento. Lo que todavía no tengo claro y sobre lo cual me gustaría su opinión es el tema "indígenas", no entiendo el derecho de estos en el caso de Perú, a no permitir la exploración y búsqueda de petróleo en su territorio, eso no es tampoco patriotismo, ¿no deberían evolucionar un poco más y abrirse al mundo actual?, porque si es por respetar las culturas, ninguna cultura jamás se ha visto respetada a la hora de tener adaptarse a las nuevas realidades y ha tenido que sobrevivir por su capacidad de adaptación.
En cuanto a su paralelismo con los bárbaros y Roma, es muy oportuna, lamentablemente creo que es un proceso casi natural e intintivo en la humanidad en el que la teoría de la evolución parece cobrar fuerza y pasar de la teoría a la realidad.
Publicar un comentario