Pues sí, si tenía alguna,
el Ministro de Sanidad hoy ha disipado todas, absolutamente todas mis dudas. Reconociendo
su buena voluntad y sabiendo de sus muy buenas intenciones, lo sé bien, este ministro y también el gobierno, es un auténtico y pavoroso desastre.
Su Excelencia ha dicho, acaso muy satisfecho, que el gobierno ha cerrado
y pagado la compra, por 432 millones de
euros, mucho dinero, de suministros, mascarillas, respiradores, guantes,
etc., para vencer la pandemia de
coronavirus (aunque también ha dicho que estos suministros no son suficientes).
Y, enalteciendo el trabajo de su jefe, ha
añadido que la compra se activó con una llamada al Presidente de China, la
semana pasada, del Excelentísimo Señor
Presidente del Gobierno de España. El Sr. Ministro y el Sr. Presidente han resultado más lentos que el caballo del malo.
Creo, estoy seguro de que si el CEO
de Inditex, el de Telefónica, el del BBVA, el del Corte Inglés, el Real Madrid o el de cualquiera
de las grandes empresas españolas, o sus directores de compras, hubiera sido el
responsable de comprar los suministros sanitarios para luchar contra el coronavirus,
hace muchos días que nuestros médicos, nuestras enfermeras y todas las personas
que lo necesitaban, hubieran tenido mascarillas, guantes, batas y los enfermos
respiradores.
Y, si esta
compra y el como lo ha hecho, es una
muestra de lo bien que trabaja el gobierno, me espanta pensar en cómo va a ayudar a la
recuperación de la economía española, y espero que, para que no muramos de hambre, en todos los hogares de España, hasta en los
más ateos, saquemos las estampas y
recemos sin parar rosarios para pedir al Apóstol Santiago y a la Virgen Santa, el mayor de los milagros.
Nota
Para aprovechar
el tiempo de enclaustramiento sigo leyendo, con mucho agrado, la Historia de
los Heterodoxos españoles de Menéndez Pelayo y, para cuando termine este libro,
por consejo de un muy buen amigo (Jose Luis, un ingeniero de caminos que, seguro,
también hubiera sido capaz de comprar rápido los suministros para luchar contra
el coronavirus), abriré el libro por cualquier
página mi desgastado Quijote y dedicaré tiempo a disfrutar lo que hace unos siglos escribió el inmortal Cervantes.
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