Esta mañana, muy temprano, luego de pensarlo mucho, he abierto el
congelador y he sacado lo suficiente, mucho más tarde, pasado el mediodía, me he puesto el delantal y
disfrutado de la cocina.
¿El resultado? Aunque tardía, he disfrutado de una magnífica
comida: crema de puerros primero, filetes rusos con tomate frito después y, de postre, unas deliciosas torrijas, para beber he abierto una botella reserva de
carralasmayas. Lo he pensado también pero, por aquello de las goteras, he
renunciado a fumarme un puro, he tomado café y
me he conformado con mirar la botella de Lepanto…todo un éxito que me ha
ocupado hasta muy cerca de las cinco de
la tarde.
Que ¿por qué cuento esta historia? Muy sencillo, para mostrar a mi familia y a
mis amigos que se hacer otras cosas, que no me paso el tiempo de
enclaustramiento llorando de pena, hablando por teléfono, leyendo o maldiciendo al muy listo del presidente del gobierno.
Por cierto, al pobre Doctor
Sánchez y a su Ministro de Sanidad les han dado gato por liebre y ¡qué barbaridad!, no pueden decir quién les ha engañado porque si se supiera sería tan denigrante para ellos que
prefieren que los españoles
pensemos que la compra ha sido muy, pero que muy corrupta y
que se ha hecho, previo el pago de un por ciento, a alguien que además del ser del PSOE
tiene familia en el gobierno!
Nota
Y no, no estoy de acuerdo con mi amigo, ese que dice a gritos que el
Doctor Sánchez es la reencarnación española de Alejandro Kérensky.
No, el ruso fue un hombre cultivado,
nunca mentiroso y para nada amigo
de los comunistas.
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