Hoy he metido la pata, me he enfadado sin que valiese la pena, para ganar nada y además, he molestado a dos personas me he molestado yo.
Con relativa frecuencia, compro los billetes de avión o del AVE en una agencia de viajes de El Corte Inglés y hace unos días adquirí un pasaje para ir mañana, pronto por la mañana, y regresar tarde por la tarde, a Palma de Mallorca, que resultó, por tener para mí los mejores horarios ser de Spanair.
Me cobraron por emitir los billetes 25 euros, que no está nada mal, y aunque me dijeron que la tarjeta de embarque tenía que sacarla yo en Internet, me pareció bien.
Anoche, para estar seguro, entré en la página Web de la compañía aérea y no puede sacar la tarjeta, por ello y para no tener que estar en el aeropuerto aproximadamente a las seis y media de la mañana de mañana y levantarme antes de las seis, es decir, para dormir un poco más, he vuelto a ir al la misma agencia de viajes. La señorita, muy amablemente me ha dicho que ellos no sacaban las tarjetas de embarque y al preguntarle ¿que puedo hacer?, con una sonrisa de esas que saben a sorna, me ha contestado “pues ir un rato antes al aeropuerto y sacarla allí”.
Me he enfadado, me he enfadado mucho, no porque me hubieran cobrado los 25 euros de emisión, tampoco porque me dijera que no podían darme la tarjeta de embarque, y menos aún porque me dijera que tenía que sacar la tarjeta en el aeropuerto, sino exclusivamente por la sonrisa del “te fastidias”, que he visto en la cara de la vendedora mientras me daba su solución.
Inmediatamente he saltado como un muelle, y le he reprochado que la atención que había tenido conmigo era mala, muy mala, y lo he dicho en un tono no alto pero lo suficiente para que me escuchase su jefa que estaba cerca, acaso al quite. Por supuesto, no había nadie más en el establecimiento, ya que de haber habido otros clientes hubiera hablado mucho más bajo.
La vendedora, que eso sí, está mal entrenada o es mala profesional, en lugar de aprovechar mi queja y pedir disculpas, ha repetido varias veces que ella me había informado bien, que ella me había informado bien, que me había tratado bien y que yo no tenía ninguna razón para quejarme por su gestión.
La jefa, aunque sin demasiada convicción, ha apoyado a la vendedora y, como cualquiera puede entender, aunque en contra de lo que suelo hacer, no he podido evitar decirle que trabajaban mal, que habían tratado muy mal la queja del cliente y que no pensaba volver a comprar en su agencia absolutamente nada.
Afortunadamente no me han dicho que me quejase a la dirección o cualquier cosa por el estilo, porque entonces probablemente muerdo a las dos y además me quejo de verdad.
Finalmente, como las he visto bastante afectadas por mis palabras, les he dicho que aunque hubieran perdido el cliente, que lo han perdido, no valía la pena que se molestasen y menos aún que siguieran enfadadas porque yo, en cuanto saliese de la tienda, inmediatamente me desenfadaría..
Cierto, en cuanto he puesto los pies en la calle he recuperado el buen humor, he sentido un poco de pena por las chicas y me he ratificado en la idea de no volver a comprarles nada.
Pero ahora, cuando escribo esto, me estoy diciendo que soy medio tonto, que no vale la pena explicar a algunas gentes que es posible trabajar mejor, que hay que hacer las cosas bien...y todas esas cosas que no puedo evitar repetir y repetir a todos los que me quieran oír. Hubiera sido preferible no decir una palabra y no volver en la vida a esa agencia de viajes. No debería de haberles dado, al quejarme, la posibilidad de fidelizar al cliente ni la de aprender a hacer las cosas un poco mejor.
Lo siento, me he molestado sin que valiera la pena y, lo que es peor, he molestado a otras dos personas, realmente ha sido un enfado estúpido para ganar nada.
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