Porque nos lo enseñaron
en el colegio, todos sabemos que en los momentos más difíciles, en las
situaciones más peligrosos, es cuando aparecen los héroes más admirables, los más
grandes líderes, los emprendedores más
osados y los muchos mártires que, enseguida
enterrados, caen muy pronto en el olvido.
Todos sabemos, porque lo
hemos gozado o sufrido en la vida, que es en los momentos difíciles cuando mejor
se mide la capacidad, la fuerza, y el
valor de las personas y cómo, en esos momentos, casi por azar, se decanta la
situación hacia el éxito o hacia el fracaso.
Todos sabemos, porque con
los años lo hemos aprendido, que en las situaciones difíciles, casi siempre es el azar quien distribuye los papeles que,
en principio, solo en principio, cada uno “tiene” que jugar, pero que, enseguida,
algo interviene para cambiar el reparto inicial, es eso que tienen las personas y se llama iniciativa, valor y voluntad.
Y, a
los ojos de este viejo que ya, porque lo ha perdido, no tiene oficio, la evolución
de la gran pandemia ha desplegado, como
en un gran teatro, una gran obra que, por ser del todo humana tiene su parte, mucha,
de tragedia, otra parte de pura farsa y, sin duda, no poco de comedia
y en la que los personajes despliegan los papeles que tienen asignados con mayor o
menor fortuna.
Así,
en el teatro los protagonistas, mienten sin el menor pudor, los actores de reparto, salvo
algunos que tratan de eclipsar a los mayores, en su rutina se conforman, y los
figurantes se esfuerzan lo que quieren y pueden, apenas cobran y si mueren,
mueren, que tampoco importa y ¿el
público?, los espectadores independientemente
de lo que digan los críticos, si les gusta lo que ven aplauden, si no les gusta,
primero se callan, más tarde, protestando patean y, al final, tras tirar huevos a
los actores, se salen.
Ahora
¿vamos a poner nombres? Aunque no es necesario, escribiré algunos: en el mundo los
señores Xi Jinping, productor y protagonista; Trump, el
competidor necesario; AMLO, uno del reparto que, como tantos, se cree protagonista. En España, el Doctor Sánchez que no se sabe su papel, el marido
de la señora ministro, que si sabe qué
hacer; los políticos de la oposición que, aunque se resisten y son reparto, intentan destacar; los periodistas,
unos que informan y otros que quieren, como sea, medrar. Y ¿la gente?, la gente,
pues sí, en su mayoría estar encerrada, a sufrir y a callar, salvo algunos que ¡van a morir! y unos pocos que, cuando todo pase, nos dirán como lo han hecho, dedicados a aprovechar las oportunidades y a triunfar.
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