Hoy ha sido un día muy completo.
He comenzado tempranito; luego de desayunar escuchando la radio, hacer
la cama y mirar, solo un poco, la prensa digital, he abierto las tres cajas en
que venía embalado el Robot Aspirador que, porque al detestar del todo eso de
pasar la aspiradora, barrer y pasar la mopa o la fregona, he comprado para
limpiar el suelo de mi casa que, hasta a mí, casi me espanta.
Y, enseguida, he
encontrado, junto al aparato, es un disco grande, otro que según parece, es la “base
de carga”, un cable, un librito pequeño que pone, en varios idiomas, “garantía
limitada” y otro más grueso, “Guía del propietario” con instrucciones para ponerlo
en marcha. ¿Y luego?
Luego de mirar la Guía,
por arriba y por abajo, por delante y por detrás, he depositado el disco, la
base, el cable, la garantía y la guía, sobre la mesa del comedor, me he sentado
en una silla y, durante mucho rato, con absurda confianza, he implorado a la
máquina que hiciese un milagro, me dijese algo y se pusiese en marcha.
Y nada, nada, que no me ha
dicho nada y menos aún se ha puesto en marcha. Mañana será otro día y si no arranca, lo intentaré cada mañana
hasta que el robot arranque y se ponga a su tarea que es aspirar toda la casa.
Más tarde, ya pasado el
mediodía, me he vuelto muy obediente, y porque mi amigo Gurri me hizo el día que llegó la máquina
un larga y muy dura lectura de cartilla: tienes que caminar
José Luis; no te puedes quedar quieto, monta un circuito en tu casa; no puedes
seguir así, en lo que escribes se ve que cada día sube tu nivel de pesimismo;
además, si no haces ejercicio vas a engordar más de la cuenta y con tus
goteras, ya sabes…durante diecinueve minutos he caminado por el circuito de 122 pasos que, con mucho
esmero, he conseguido diseñar en mi casa.
Al final, tengo que
reconocerlo, estoy agotado y acaso sea bueno que no me quedan fuerzas para
nada. Así, durante un rato, dejaré de
pensar y de llorar por los amigos y por las muchas personas que han muerto hoy, ayer, desde que empezó la pandemia, las
que morirán, moriremos, antes de que
termine esta gran desgracia, y en sus
mujeres, en sus maridos, en sus hijos, en sus nietos, en todos los que sufren
la pérdida de sus seres queridos ante la indiferencia de una parte de la sociedad
que, narcotizada por las falacias de un gobierno sin alma, asume que aunque
mueran miles de personas, si la mayor parte son viejos, no para nada.
Nota
¡Lo he visto en la
televisión y Él sigue siendo el mismo pollo descabezado que, creyéndose gallo,
regenta el gallinero que es el actual gobierno de España!
Y, ahora mismo ha saltado
la noticia: a partir de ya, el Vicepresidente Iglesias, con dinero que no hay, para
que la gente vote gobierno, dará a
muchos, cada mes una paga sin que tengan que hacer, salvo aplaudirle, nada de
nada.
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