lunes, 6 de abril de 2020

832. PREOCUPACIÓN…(CORONAVIRUS 19)




Ayer,  Domingo  de Ramos, leí en varios medios,  una noticia, un bulo al decir del partido político UP  que, quizá porque soy mayor,  me produjo un molesto sobresalto.

Irene (32 años), la joven Ministro de Igualdad, la del sola y borracha, quiero llegar a casa, con sus tres hijitos, ha sido abandonada por su marido, Pablo (41años), Vicepresidente Segundo del Gobierno de España, macho alfa le llaman por ahí, porque ha encontrado otra novia o, como se decía antes,  otra amante, una chica  de buena familia,  bien educada y jovencita (26 años), para alegrar sus días y también  sus noches.

 “Esa chica es más tonta que Abundio”, es lo primero que hubiera dicho mi mujer cuando yo, sobresaltado, hubiera leído, por segunda vez, en voz alta para ella, la infausta noticia.

Y, ahora, porque no lo puedo evitar, continúo con lo que, absolutamente seguro, me hubiera dicho Cristina: con los antecedentes de ese tío, con lo malo y lo golfo que es, seduce a las más tontas, a esas que se creen las más listas y en cuanto se cansa de una  la deja plantada y se va con la otra, ¡otra tonta más que tonta!  a la que también dejará   plantada.

Y continúa: esa chita, la muy tonta, se cree que va a seguir siendo  Ministra…en cuatro días no podrá mantener su casa…ni venderla,  porque seguro que es toda del marido o de una empresa del marido. Sí, ¡es más tonta que Abundio!, 32 años, tres niños, que no ha trabajado en su vida, sin oficio ni beneficio y que, para colmo, es una feminista loca y mal educada, se lo tiene merecido por boba. 

Yo, aprovechando un momento de silencio de mi mujer, le hubiera dicho: Cristina, no seas tan dura, aunque  esa chica sea más tonta que Abundio sigue siendo  una pobre chica que,  como tú dices, no ha hecho caso del refrán español: no sirvas a quien sirvió ni ames a quien amó…Y ahora, ella sola, con tres niños pequeños, en el caserón de La Navata, lejos de todo…¡pobre muchacha! 

Claro que también, si yo hubiera sido el padre de Irene,  muy posiblemente  en estos días estaría, si no contento, al menos más tranquilo;  mi hija, porque ha sido abandonada por Pablo,  ya no corre el  peligro de convertirse en otra  Elena, la de  Ceausescu, el difunto  rumano al que intenta emular el líder comunista español.

En cualquier caso, termino, me alegraría por la joven esposa y por los niños del Vicepresidente Segundo que todo sea un bulo y que,  aunque como eslogan, a ella le pueda gustar, no tenga, por necesidad, que sola y borracha, llegar a casa.

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