Acaso por
deformación profesional, toda la vida he tratado de comprender y empatizar con
las personas que, por unas u otras razones, he tenido una relación algo más
allá del mero roce social y, aunque en
algunas, acaso muchas, lo he conseguido, debo
reconocerlo, en no pocas también he fracasado y, acaso por ello tengo
por absolutamente cierta la frase que alguien me dijo hace muchos años,
atribuida a Dostoievski
(aunque yo no recuerdo haberla leído en ninguna de sus obras, pero que por el
conocimiento del ser humano que se
encierran en ella muy bien puede asegurarse que es suya) que dice: “si bien no hay nada más fácil
que denunciar a un malhechor, no hay nada más difícil que entenderlo”
Y, porque a lo largo de
los muchos días que llevamos del encierro al que, obligados por el gobierno,
por culpa de la pandemia, estamos
sometidos, no dejo de maldecir la que a mis ojos es una desastrosa gestión y de protestar por la “indecente
ignorancia y prepotente inepcia del
presidente y de sus ministros". Además, aunque lo intento, no puedo comprender
que haya muchas personas de izquierdas,
que siendo decentes y capaces, por qué no ven, o no quieren ver la realidad y justifican errores del presidente y de sus
ministros que, aun siendo involuntarios, han costado, cuestan y van a costar
muchas vidas.
Al mismo tiempo, no dejo de
recordar que hace unos años, en mi cabeza estaba claro que algunas decisiones del
Presidente Aznar eran muy correctas, y
que, pasado el tiempo, está claro que
eran equivocadas. Y ello sirve para justificar a mis ojos la ceguera, creo que muy
mala para todos, de muchos honestos
socialistas que apoyando al presidente (al que para mí, usando la frase de Dostoievski,
no haya nada más difícil que entenderlo), impiden que
cambie (no olvidemos que a un político en el poder jamás le expulsa la
oposición y que solo le expulsa su
propio partido) y contribuyen a que se mantenga en un pernicioso error.
Y, en esta tesitura, en
mi intento de comprender, ha venido en mi ayuda la lectura, recomendada por un
muy buen amigo, sabio ingeniero, de un
libro apasionante: La mente de los justos, Por qué la política y la
religión dividen a la gente sensata de
un profesor norteamericano, Jonathan Haidt, editado por Deusto en 2019.
He dedicado casi tres
días a la lectura del libro, su
contenido está dedicado a la psicología
moral y supone un progreso muy
interesante sobre lo ya aportado al tema
tanto por los académicos nativistas como por los empiristas norteamericanos en el
último tercio del siglo pasado. Y, debo decirlo, en las páginas del libro he encontrado muchas ideas valiosas,
unas que ya conocía o había vislumbrado y otras nuevas, que me han ayudado a comprender un poco mejor los
mecanismos, complejísimos y maravillosos,
de los cerebros que hacen que sea como
es la mente y el pensamiento humano.
Pero volviendo al tema,
como muestra, muy corta, de las aportaciones del profesor Haidt, decir que
hay cuatro que proponen, además de vías apasionantes de investigación de la
mente humana, caminos para la
comprensión mutua y la colaboración entre grupos de personas que, aun
enfrentadas entre sí, están obligadas a
convivir, y estas son las siguientes:
- Primero viene la intuición y luego la justificación racional de las propias ideas, o dicho de otra manera, "la razón no funciona como un juez que sopesa imparcialmente las pruebas, sino más bien como un abogado que justifica nuestras opiniones ante los demás".
- Para cambiar el modo de pensar de las personas, necesariamente, primero hay que incidir en su intuición y solo más tarde ofrecer y apoyar lo intuido con la razón. "No hay que apelar a su razón, sino al jefe de esta, es decir, a las intuiciones morales subyacentes cuyas conclusiones la razón defiende".
- Para comprender las visiones del mundo que tienen las personas hay que "partir del grupo y no del individuo".
- En política, la izquierda y "la derecha son como el yin y el yang". "Cada una aporta algo que la otra, por su propio bien, debería escuchar".
Como es evidente, ya
estoy pensando, además de en cómo hacer que las honestas gentes de izquierdas
vean la realidad del gobierno que padecemos, en descubrir sobre cuales de mis
propias convicciones, nacidas de
intuiciones, también en mi pensamiento político, debo revisar.
Nota
Además de la edición del
libro en papel hay otra para el libro electrónico, que yo he comprado en Amazon
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