¡Mira que si es para siempre; mira que si nuestra casa es, en
realidad, una cárcel; mira que si estamos condenados a cadena perpetua; mira que si
jamás volvemos a ver ni tocar a nuestros hijos ni a nuestros nietos; mira que, sin
que sepamos por qué, los otros viejos con los que hablamos dejan de llamarnos o
no responden a nuestras llamadas de teléfono; mira que si se olvidan de nosotros
y nos quedamos encerrados, para siempre, solos!
Cada día que pasa llevo
peor esto de estar encerrado y cada vez me parece más absurdo que los perros
puedan salir de casa y que nos niños y los viejos tengamos que estar metidos entre
las paredes de casa, que son ahora duras
cárceles.
Cada día pienso más en la
mamarrachada, la tontería, la idiotez, y la mala e inhumana idea que hay tras la negativa, tan fuertemente mantenida por los
moralmente superiores líderes de las izquierdas, de negarse a aplicar eso que
técnicamente se denominan medidas de seguridad para proteger a los
ciudadanos de peligrosísimos psicópatas o convictos asesinos en serie de niños
o mujeres y ahora, porque están corriendo por la Moncloa como pollos sin cabeza,
las aplican tan a gusto, sin rubor alguno,
a los viejos que, aunque quisiéramos, no podríamos hacer mal a nadie.
Y, para colmo, para quien
no lo sepa, dentro de bien poco, luego de esta, lo publique el viernes, 26 de julio
de 2019, ESTAMOS ANTE UN PELIGRO EVIDENTE: VIENE UNA NUEVA PANDEMIA. Pueden
verlo en esta dirección:
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