Si durante muchos días he
protestado por la mezcla de inepcia y mala, o buena voluntad, según se mire, del
Presidente, el Vicepresidente Segundo y del resto del Gobierno de España; en
estos últimos días en mi cabeza, poco a poco se ha despertado una inquietud y
de ella ha nacido una pregunta para la que aún, lo siento mucho, no tengo respuesta:
¿cómo es posible que la gente honesta y capaz que hay en la izquierda esté tan
ciega?
¿Cómo es posible que la gente capaz y honesta, que es de izquierdas, crea que la gestión del
gobierno es acertada; que las críticas de la oposición son calumniosas; que los
españoles que no votamos a Sánchez seamos, por no votarle, malos españoles; que las cifras de muertos que
dice el gobierno, al parecer, no es preciso que sean acertadas; que se use el
CIS para manipular información a favor
del gobierno social comunista; que se traten de colar mediante textos ambiguos
en el BOE prácticas propias del chavismo venezolano; que un día el
presidente o los portavoces del gobierno digan una cosa y al día siguiente otra;
que se filtren, no se admitan, o no se contesten preguntas en las ruedas de prensa del Presidente
del Gobierno que, ¡qué pena!, a mi me parece que cada día se parece más a un pollo sin cabeza corriendo
por la Moncloa; que, al parecer, usa una muy respetada Institución del Estado, ¡un general Jefe del
Estado Mayor de la Guardia Civil no es una persona incapaz y menos todavía, imprudente¡,
para controlar y reducir las críticas al
Doctor Sánchez, y al Vicepresidente comunista, a este no
se le debería criticar porque sabe lo
que quiere y, con el consentimiento y apoyo del Doctor, va a lo suyo?
¿Cómo es posible que haya
gente que, siendo honesta y capaz, no vea que el actual gobierno está haciendo
buenas las peores prácticas, esas que tanto y con tanta razón criticaban del “denostado
Aznar” o del “don Tancredo, que fue Rajoy”?
¿Cómo es posible que buenos,
honestos y capaces comunicadores, aunque sean de izquierdas, no vean que
nuestro gobierno tiene, acaso por su mala gestión, el récord del mundo en
muertos por la pandemia y que, para colmo, no puede o no quiere decirnos cuál
es exactamente su terrible número porque nos duelen, nos duelen mucho y tienen nombre todos y cada uno de los que son nuestros muertos?
¿Cómo es posible que
gente honesta y capaz, aunque sea de izquierdas, no vea que estamos en manos de
un gobierno que no sabe, no quiere o no puede hacer las cosas medio bien y que,
para colmo, mientras acusa a los demás de obstruir, presume de hacerlo con
derecho a matrícula de honor?
Pues no lo sé, no soy
capaz de dar una respuesta a las anteriores preguntas; a lo más que llego es a
hacerme otra y quizá más difícil pregunta: ¿esas gentes honestas y capaces que
son de izquierdas y no pueden ver lo que
los demás vemos, será porque, como Pablo de Tarso, se han caído del caballo
y convertido en fieles primero, apóstoles ahora y, si fuera necesario, mártires
mañana, del Sanchismo, que es la nueva y verdadera religión de nuestro tiempo?
Nota:
Mientras escribo la música
de mi Máquina, que está corriendo por toda la casa, además de llamarme a la
calma, me anima a escribir bien porque, me dice, seguro que algún empleado del Gobierno
leerá, ¿sin enfadarse?, cuidadosamente mis palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario