No, no puede ser que, además de soportar la prepotencia de su ignorancia, la ineficiencia de sus comportamientos, la absoluta estupidez de sus palabras y su constante empeño en sostenella y no enmendalla, me amargue los días, aunque estos sean de incomodísimo encierro.
No, no me puedo permitir
que, aunque estos malvados que nos gobiernan intenten destruir cuanto ha sido
España, porque soy mayor y conozco el valor inmenso del tiempo, no puedo dejar que,
además de hacerme sufrir el carcelario encierro, ocupen mis pensamientos y, con
su presencia, ensucien mi alma.
Y ello también, porque me
lo recuerda el sol cuando nace el día, estoy
obligado a tener muy presente, aún ahora,
cuando todo parece peor que malo, que el mundo ofrece mil oportunidades y que la Vida,
buscando vericuetos, casi siempre extraños y desconocidos, encuentra resquicios preciosos para continuar
su camino.
Y, ¿no es motivo más que suficiente
para alegrarme el ánimo pensar en cómo podrían ser y donde se podrían
instalar unos nuevos y muy especiales monumentos?, porque, ¿no debería tener
esta pandemia, dentro de no tantos años, preciosas esculturas o altísimos obeliscos,
edificados por los miles, quizá
millones, de niños que gracias a lo que para nosotros está siendo un horror,
para ellos, para sus hijos y los hijos de sus hijos, se ha transformado en la
oportunidad de haber nacido?
Nota
Cuando hace un momento, discutiendo
con ella sobre si le gustaba o no lo que está escrito en esta página, súbitamente
mi Máquina ha hecho un ruido especial y, a punto he estado de creer, aunque así
no ha sido, que capaz de un milagro,
Máquina tomaba la forma del hada buena que,
cantando, con un plumero en la mano, feliz, además de limpiar el suelo, diera cera a los muebles y.. ¡qué cosas sueñas José Luis que puede hacer tu Maquina.
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