martes, 7 de enero de 2020

810. YA SE FUERON LOS REYES MAGOS





Cuando en muy pocas horas ha desaparecido el rastro de los Reyes Magos en el camino que los devuelve a Oriente, ¡qué pena!, se agolpan,  mezcladas en mi memoria,  muchas noches, todas las noches en que he esperado con infinita ilusión la llegada de Melchor, de Gaspar y de Baltasar que,  siempre cargados con sacos de maravillas, cada año han estado en el salón de mi casa colocando en su sitio, sin equivocarse nunca, sus regalos.

Y,  a los rostros felices de mis nietas, podrían ser mis hermanas, mi mujer  o mis hijas  que, vestidas de princesas, sujetan sus muñecas, se suma la  visión de los nietos pequeños, ¿o eran mis hermanos, mi hijo o  yo mismo? que, enterándose de todo, dejan correr  las pelotas por los suelos y  escapar los globos  hacia  el techo.

¿Qué hay otros regalos? Ya lo sé, pero son tantos años y tantos regalos que se confunden unos con otros en el tiempo y en mi memoria…pero ¡qué importa!, solo importa que vinieron los Reyes Magos y que ya se fueron hasta el próximo año.

Y tengo también una gran pena, lo sé porque cuando era niño me lo dijo mi padre y yo luego  se lo he dicho a mis hijos,  que  hay gentes tan tontas  que la noche del cinco al seis de enero,  cierran con llave y  cerrojo  las puertas  de sus casas para que no entren los Reyes Magos, no quieren recibir de ellos ningún regalo, no quieren  recordar  que hace años, Melchor, Gaspar y Baltasar,  llevaron  oro, incienso  y mirra al Niño Jesús en el Portal de Belén. Pobres esos padres y pobres esos niños que no reciben en sus casas la visita de los Reyes Magos.

El próximo año Melchor, Gaspar y Baltasar volverán a estar en el salón se mí casa y yo, con  mis hijos y mis nietos, honraré  mientras viva  la memoria preciosa de los, muy queridos,  Reyes Magos.