miércoles, 29 de abril de 2020

847. PREOCUPACIÓN…(CORONAVIRUS 34)




 
Yo te digo lo que hay que hacer.
Tú, porque lo digo yo, lo haces.
Si sale bien el mérito es mío, si sale mal, la culpa es tuya




¿Podría firmar estas tres líneas el Presidente del Gobierno del Reino de España?

Y, ¿es el doctor Sánchez digno émulo de Ignatius J. Reilly o, más aún, lo es de mi muy querido Juan Gordo Feo?




martes, 28 de abril de 2020

846. PREOCUPACIÓN…(CORONAVIRUS 33)



Creo que en 1965, a mitad de la carrera, por consejo del gran y querido maestro que fue Don Alejandro Muñoz Alonso, leí dos libros de George Orwell,  Granja Animal y 1984 y, como era previsible, produjeron en mí, sobre todo el primero,  un profundo impacto.

Y, pocos años después, tuve también la fortuna de leer La Rebelión de Atlas, la obra cumbre de Ayn Rand, cuya filosofía profunda comprendí bien y, aunque no del todo, hice mía.

Pues bien, en estos días no dejo de ver cómo, poco a poco, Iglesias y Sánchez, Napoleón y  Snowball, consiguen hacerse con el poder en la Granja, y de preguntarme cuándo Napoleón va a lanzar a los perros contra Snowball  para expulsarlo del poder y de España.

Luego, para completar mi tormento, pienso que dentro de no mucho, si Napoleón se hace con el poder total en la Granja, llegará la rebelión de los capaces, de esos que, con sus familias, con inmensa tristeza, se marcharan lejos, porque no pueden, ni están dispuestos a trabajar para el Gran Cerdo.



lunes, 27 de abril de 2020

845. PREOCUPACIÓN…(CORONAVIRUS 32)


Si bien procuro, sobre todo cuando mis simpatías por el otro son escasas, no caer de ninguna manera en la locura que son los juicios de intenciones, resulta extremadamente difícil  para mí, no aplicar a las palabras y más aún, a las decisiones, muchas veces del todo inexplicables, del presidente, de los vicepresidentes y de los ministros del gobierno de España el viejo refrán, piensa mal y acertarás,  que era para  mi mujer verdad absoluta.

Leo repetidas veces, en los medios digitales y en las redes sociales, noticias relacionadas con las dificultades que el gobierno pone a particulares y empresas, para  la aplicación de  los test  que permiten saber si una persona está o ha estado infectada por el Covid 19, el  terrible bicho de la pandemia.

Es evidente que, si el gobierno pone trabas, sin que cueste dinero al fisco, a que  la gente sepa si está limpia o está infectada, no es por casualidad; es por algo, y si ese algo se oculta, lo normal no  es  pensar no mal, lo normal es, porque el tema es muy serio, pensar  muy, muy mal.

¿Será porque hay millones de infectados por el bicho y el presidente no quiere que se sepa que él es el  campeón del mundo en la Liga de Difusores del Bicho “Premier  2020 Covid 19”?

¿Será porque quiere que todos nos infectemos y, cuando haya vacuna convertirse en el  mesías salvador de  todos los españoles, incluidos los más cerdos de los  fascistas?

¿Será que piensa hacer rico, dándole  la exclusiva de la venta de los test en España,  a algún familiar, amigo o conmilitón socialista y está esperando a que ese familiar, amigo o conmilitón socialista, haga acopio de 48 millones de test fiables en el “mercado persa” de la China comunista?

¿Será porque si resulta que,  porque con los test  la gente descubre que está sana, se enfadará muchísimo y llenará de querellas y demandas, contra el presidente y su gobierno,  en los  juzgados de  guardia, por gastones,  mentirosos y otras malas palabras?

Seguro que si alguno de mis amigos socialistas, personas  capaces y decentes,  lee esta entrada se enfadará conmigo por atreverme a pensar del doctor Sánchez cosas bastante malas, haciendo con ello,  además,  un indecente juicio de intenciones. Sin embargo, amigos míos, porque tengo 76 años y soy  un viejo,  de esos a los que si le atrapa el bicho lo normal es que, como antes, chulescamente, se decía, la palme, creo que tengo todo el derecho del mundo a  que el presidente y   el gobierno  me digan  por qué  la buena gente de España no puede saber  si está sana o está infectada.