jueves, 24 de septiembre de 2020

884. DE LA NUEVA NORMALIDAD 28

DE UN MUNDO QUE TERMINA Y DE OTRO QUE ESTÁ NACIENDO

 

“Toda la nación, toda comunidad y todas las familias, para salvarse de la pandemia, deben estar unidas en esto: ante las reglas de oro, higiene, mascarilla y distancia, no cabe la opinión, solo su cumplimiento sin excepción; ¿por qué no escribes sobre esto?”

Con estas palabras, mi buena amiga, mujer sensata y en esto sabia, la doctora Carmen Slocker, hace unos días sembró en mi mente la semilla de un árbol de ideas que, sin poder ver todas sus ramas, me abruma hasta el extremo porque no deja de crecer.

Y sí, tiene todo el sentido la preocupación de Carmen ante el imprudente comportamiento de muchos de nuestros conciudadanos, sobre todo jóvenes, que no se lavan las manos, no usan mascarilla y tampoco mantienen la distancia social necesaria para evitar los contagios y que, como consecuencia lógica, está facilitando la propagación de la enfermedad producida por el virus Covid 19.

Sin duda, Carmen, al igual que la mayor parte de los miembros de nuestra sociedad que piensan, pensamos, como ella, tiene toda la razón, todo el mundo debería, por el bien de todos, cumplir las reglas de oro, porque si no lo hacemos, el dolor, la muerte y después, ya, la pobreza, van a estar entre nosotros por largo tiempo.

Pero, siempre, en cuanto piensas un poco, te das cuenta que, en la preocupación por evitar el contagio y vencer a la pandemia, solo estás viendo, no ya ramas, sino tan solo algunas hojas del árbol, viejo, casi seco y del todo hueco, que es el mundo en que los mayores hemos crecido y las yemas del arbolillo, joven y fuerte que es el mundo nuevo que está naciendo.

No, los jóvenes que incumplen las reglas de oro no están locos. No, los jóvenes y no tan jóvenes que no creen (aunque para mí, para nosotros, sea absurdo por  evidente) que el Covid 19 sea un virus peligroso. Y no, no son gentes desinformadas e ignorantes quienes (por ahora) ven las vacuna más como un gran peligro que como una solución, y no, no son locos a los que, por peligrosos, habría que encerrar.

La pandemia, al calor de las redes sociales, ha puesto de manifiesto que el árbol de nuestro mundo agoniza o está muerto.

Como bien explica Moisés Naím en El fin del poder, en el mundo que amanece son tres las revoluciones en marcha: la del ”más”, la de la “movilidad” y la de la “mentalidad”.

De todo hay “más”, más personas, más ciudades, más naciones, más regiones, más bienes, más empresas, más ordenadores, más riqueza, más mercados, más profesiones, más instituciones, más conflictos, más creencias, más diferencias, más enfermedades, más conocimientos, más exigencias, más libertad, más formas de ver la vida, más de cualquier cosa que podamos imaginar y, por supuesto, más cambios, más competencia y más inseguridad.

Y está apareciendo, lleva ya unos años, la gran “movilidad”: la gente ya no está prisionera de ningún lugar, viaja, cambia de residencia y en el cambio se lleva gustos, creencias y modos de vivir, que a  su vez también cambian.

Claro que, para mí, lo más significativo, es que ahora, en los dos mundos, en el que muere y en el que nace, estamos en la revolución de la “mentalidad”. Se han creado y están creando cada día nuevas formas de pensar, con miles de matices. Es vital el ejercicio de la libertad, el rechazo de la autoridad, la discontinuidad de las relaciones y, a mí me espanta, hoy, mañana o pasado, puede suceder  cualquier cosa, incluso muchas  que jamás antes hubiéramos podido soñar.

Por ello, volviendo a los “rebeldes”, a los que no temen al coronavirus, a los que rechazan las vacunas a quienes se oponen a la “mano negra” de los “poderes ocultos”, hemos de pensar muy seriamente que, independientemente de los individuos, como grupos no van a desaparecer, por el contrario, van a nacer más tipos de rebeldes, más teóricas o  reales conspiraciones, en suma, a mi parecer de hombre del mundo que muere, más locuras.

Y, ante este panorama, para que, al menos ahora, no nos mate a millones la pandemia ¿qué hacer?

Mi receta es brutal y muy probablemente solo válida en esta pandemia (la siguiente será otra cosa).  Así, pienso que a efectos de la lucha, en los años 2020 y 2021, contra el Covid 19, porque los “rebeldes”, aunque por poco tiempo, en número todavía no son muchos y la mayoría de la sociedad se ha llenado de miedo, este coronavirus puede ser controlado “por la fuerza”: órdenes, policía, multas, castigos y agitar el miedo.

Y, para terminar, quiero añadir dos ideas que acaso puedan animarnos: la primera es que somos muy afortunados,  hasta ahora  somos la única generación que ha tenido la oportunidad de ver y sufrir, por lo rápido que se está produciendo, un cambio de edad (el paso de Roma a la Alta Edad Media  costó tres siglos, el paso a la Baja Edad Media solo dos siglos y medio, el Renacimiento fue un proceso muy largo, salir de la Revolución Industrial  ciento y muchos  años y nuestro mundo, del que vemos el final, el tiempo de una vida); y la segunda,  aunque sé que mi mundo se ha terminado, que  lo que yo y mis coetáneos hemos vivido está muerto y nuestros nietos difícilmente podrán comprendernos, estoy del todo convencido,  el mundo nuevo será, aunque yo no lo vea, aunque ninguno de los que tenemos años lo vea, porque así ha sido a lo largo de la Historia, mucho mejor. 

 


 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

883. DE LA NUEVA NORMALIDAD 27


Y, ADEMÁS, LOS MEDICOS SE SIENTEN MALTRATADOS Y  SE VAN

 

Al decir de la muy brillante presidenta de la Comunidad de Madrid, aunque ella quisiera (no sabemos si quiere), no puede contratar médicos para la sanidad pública madrileña porque no hay médicos, ni aquí, ni en el resto de España.  

Claro que, según he leído, dicen portavoces de organizaciones o sindicatos médicos, que en realidad hay, aunque sin el MIR, entre 2.000 y 4.000 licenciados en medicina, sin trabajo. 

Y, de acuerdo con lo que aseguran varias fuentes, más de 30.000, sí, treinta mil,  médicos españoles se han marchado al extranjero en los últimos diez años.

Así, en cualquier caso, tenemos un buen problema, además de que  en los próximos años un buen porcentaje de los médicos que ejercen en la sanidad española, por jubilación, van a desaparecer, resulta que, como bien ha puesto de manifiesto la pandemia, si queremos tener un buen sistema de salud (no el mejor del mundo, por supuesto), hacen falta más médicos, bastantes más de los que son los estudiantes que hoy pueblan las facultades de medicina y que van a emplear diez años de sus vidas para llegar a estar formados como especialistas (los médicos de los centros de atención primaria, no lo olvidemos,  también son especialistas).

Recuerdo que en los años 80 del siglo pasado, el primer gobierno socialista de la democracia logró, por aquello del “romper privilegios y colocar a cada uno en su sitio”, en pocos años que  los médicos, como profesión, perdieran mucho dinero, relevancia, prestigio social y, por supuesto, dejaran de “mandar” en los centros de salud y en hospitales públicos: el mando pasó, durante años (muchos años después las cosas, aunque no del todo, volvieron a cambiar para mejor), a celadores, auxiliares y algunos enfermeros, todos “listos, bien formados y muy progresistas. Y, por supuesto, los  ingresos (siempre incluyendo muchas o muchísimas horas de trabajo) de los muy privilegiados médicos, comenzaron a reducirse y poco a poco, los médicos han devenido, en España,  a ganar lo que ganan, bastante menos que  otros profesionales con formación equivalente  y, como es lógico,  mucho menos que los médicos franceses, alemanes, británicos o norteamericanos.

Y, aunque las “medias estadísticas”  no son un indicador seguro, bueno es que se sepa, el salario medio de los médicos españoles es de 53.000€ anuales, el de los franceses es de 96.000€, el de los alemanes 125.000€ el de los británicos es de 129.500€ y el de los norteamericanos es de 250.000 €.

A más de lo anterior, no hay que olvidar  los muy desagradables comportamientos, agresiones y denuncias falsas, que los médicos del sistema público de salud tienen que soportar de muchos auténticos energúmenos, nacidos en España y fuera de España, a los que obligatoriamente tienen que atender .

Claro que los malos comportamientos, (no se compensan con aplausos), son, en parte al menos, fruto del deterioro producido por los socialistas en el prestigio de la profesión médica.  

Así, ahora mismo, yo ¡desagradecido de mí que no adoro a los políticos que mandan!, al igual que cientos de miles de ciudadanos,  me quejo, con muchísima razón, de lo mal que están (y me tratan) los centros de salud, de las listas de espera en los hospitales y, me siento muy enfadado cuando los políticos (los de todos los partidos), siguen diciendo que nuestro sistema de salud es el mejor del mundo.

Y, para añadir fuego a mi enfado, la presidenta de la Comunidad de Madrid, viene a contarnos que aunque quisiera contratar médicos, no pueden hacerlo porque no los hay ( no los hay si quiere seguir contratando especialistas por días, a menos de 10€ hora). A mí eso me parece, además de cínico, muy mentiroso.  

Ah, he escuchado, dos o tres veces, a alguna persona "muy enterada", que la solución a nuestro problema es abrir las puertas para que vengan médicos de otros países, de donde están  peor pagados y son aún peor  tratados que aquí. Dice esa persona enterada que los médicos cubanos, colombianos, marroquíes o sirios,  aquí estarán felices y sustituirán, con ventaja,  a esos malos españoles (es posible que estén, para que la responsabilidad sea de "otros", a punto de decirlo en público) que, por dinero, se marchan de España.

En conclusión, lo tenemos crudo, si tratamos a los médicos españoles como los estamos tratamos y si los seguimos pagando como los pagamos, lo más probable es que tengamos que buscar a nuestros médicos fuera de España.   

 

Notas

  • Los datos sobre retribuciones del personal médico en España y en el extranjero se pueden encontrar en  Redacción Médica https://www.redaccionmedica.com/  y en Medscape https://espanol.medscape.com/
  • Gracias a los como de las reformas socialistas  de los años 80, las enfermeras salieron bastante mejor libradas que los médicos y ello permitió que aún ahora el salario medio de una enfermera en España sea de  47.000 €,  no demasiado alejado del que tienen  los  médicos españoles  y mucho mejor, en proporción, que el obtenido por sus colegas europeas, que perciben  entre la mitad  y un tercio del salario medio de los médicos.

 

 



lunes, 21 de septiembre de 2020

882. DE LA NUEVA NORMALIDAD 26

HAY RAZONES PARA EL OPTIMISMO: FACTFULNESS 

 

En estos tiempos difíciles, viviendo en la pandemia, en un mundo que vemos del todo enloquecido, cuando el miedo nubla nuestros  pensamientos y, con auténtico pánico, estamos comenzando a percibir que hemos entrado en una nueva (que intuimos “terrible”) era, pienso que es importante y acaso vital, abrir nuestras mentes, recordar el pasado, analizar el presente y tratar de comprender, porque se puede, las líneas maestras del que será, mucho mejor que el nuestro, el mundo de nuestros hijos y, sobre todo, de nuestros nietos.  

Por ello, he terminado de leer, por segunda vez, la primera fue el año pasado, antes de la pandemia, un libro excepcional y quiero recomendarlo encarecidamente a todos mis amigos, su título es Factfulness: Diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo. Y por qué las cosas están mejor de lo que piensa, sus autores son Hans Rosling, Anna Rosling Ronnlund y Ola Rosling y está editado en 2018 por Deusto.

Pues bien, a lo largo de las 250 páginas del libro, el profesor Rosling, su hijo y su nuera, en un recorrido apasionante, nos hacen ver una realidad, la de verdad, que asombrosamente está oculta a nuestros engreídos ojos de cultos y prepotentes occidentales: aunque queda muchísimo malo y hay muchísimo que mejorar,  en el mundo, la pobreza está desapareciendo, la salud (a pesar de la pandemia) es mucho mejor, la vida mucho más larga, el planeta puede y podrá alimentarnos en el futuro, el nivel de educación (también el de las mujeres) sube vertiginosamente, las guerras, los homicidios y la violencia, lustro a lustro, son menos y el bienestar, poco a poco, incluso en los peores lugares, se va extendiendo por todo el planeta.

Y, lo mejor de todo este libro es que, cuando lo leemos, además de descubrir cuan grande es nuestra ignorancia y cuan  estúpidos son nuestros prejuicios, nos ofrece algunos buenos caminos para abandonar nuestros prejuicios, incrementar nuestro saber y, es lo mejor, perdiendo el miedo, afrontar con optimismo la nueva época, esa que, acaso con pesar, ya estamos viviendo.

Para terminar esta entrada, decir que el libro, además de “enganchar” desde el principio, es de muy fácil lectura. Y que el profesor Hans Rosling, su hijo y su nuera, merecen todo nuestro agradecimiento.

 



 

viernes, 18 de septiembre de 2020

881. DE LA NUEVA NORMALIDAD 25

DE  UNA Y MIL MUERTES  ANUNCIADAS

 

Pues sí, en la moderna y civilizada España del doctor Sánchez, cómo en el Macondo mágico de Gabriel García Márquez, hemos llegado, al final inexorable de muchas, no solo una, muertes anunciadas.

Y sí, aunque cuando era joven, corriendo América, comprendiendo la grandeza de España llegué a sentirme ciudadano de todas las Españas, acaso porque era joven, me falto aceptar que también Macondo, con sus Aurelianos, sus Arcadios, sus Petras y, también sus Melquíades, eran parte del profundo ser de nuestras Españas.

Y siento, con angustia, como todo lo grandioso de Colombia, con su Cartagena invicta y su profundo Macondo; de Bolivia, con su rico Potosí y su Oruro enmascarado; de México, con su caluroso Mexicali y su terrible Culiacán; de la misma España y de todas las Españas, ahora se oculta, tras una cortina  de macondiana magia, para que no veamos nuestros mayores logros y todas nuestras bellezas, y solo nos deje a la vista lo peor y más peligroso de nuestras miserias: los que nos gobiernan, los  doctores Sánchez que, presumiendo de buenos y haciendo nada,  nos han aturdido y aún nos aturden para que aceptemos, tranquilos y anestesiados, la llegada de una y mil muertes anunciadas.  

 

 


 

martes, 15 de septiembre de 2020

880. DE LA NUEVA NORMALIDAD 24

PARA EVITAR EL OLVIDO, POR SI ACASO, A GRITOS, LO DIGO

 

 

El gobierno del doctor Sánchez, el  más mentiroso y, por inepto, criminal, que ha tenido España desde  los años 40 del siglo pasado, ha anunciado que aprobará en pocos días una Ley de Memoria Democrática (¡qué nombres inventan!), con la que (¡cuánta justicia!), convertirán en delincuentes (objeto de sanciones penales) a los viejos  que, por tener memoria, digamos  a nuestros  nietos que en los cuarenta años que duró la dictadura del Generalísimo (¿será delito llamarlo así?) Franco, los gobiernos de España hicieron, además de algunas malas, muchas, muchísimas cosas buenas.

Y yo, porque soy viejo, no quiero que mis nietos se avergüencen de su abuelo delincuente y conozco La Ley  (¡nadie puede ser condenado por actos cometidos antes de ser incluidos en el Código Penal!), para evitar el olvido, digo, grito ahora, que los gobiernos del General  Franco fueron mucho, muchísimo mejores que el muy mentiroso y, por inepto, criminal, social - comunista del doctor Sánchez.

Claro que, porque es placer de socialistas y comunistas quebrantar las leyes y  reescribir la historia, es posible que sea vano mi intento y el doctor Sánchez  consiga, desde su gobierno, avergonzar, durante  un ratito (¡solo un ratito!), a mis nietos.

Y escribo esto con infinita tristeza.  Soy viejo y, porque soy viejo, sé muy bien que los hombres, cuando nos sentimos acosados, aún los más bondadosos, para proteger a nuestros hijos, nos hacemos lobos. 

 


 

jueves, 3 de septiembre de 2020

879. DE LA NUEVA NORMALIDAD 23

TENGO FRÍO

 

 

Se fue el calor de mi vida

y tengo frío, tanto frio,

que se teje como un hilo

para envolverme el alma.

 

¿Será que me haré mariposa?

¿Será que volaré hacia el sol?

¿Será que encontraré el calor?

¿Será que queda esperanza?

 

Ilusiones vanas,

se fue el calor de mi vida

y es el frio lo que ha tejido

el capullo de hielo

que guarda, helada, mi alma.