domingo, 14 de septiembre de 2025

1204. COSAS DE VIEJO: DEL CUMPLIMIENTO DE LAS LEYES


El fin no justifica los medios y cometer delitos, por muy bueno que sea el fin, es malo y está castigado por las leyes.

Las leyes y su complimiento, lo sabe todo el mundo, son la base sobre la que se asienta la convivencia en la sociedad; tanto es así que incluso nuestro  Código Civil dice que  la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento.

Y, es un terrible axioma el que cuando las leyes dejan de cumplirse la inseguridad se adueña de la sociedad y el único medio para sobrevivir es recurrir a fuerza.

Evidentemente, la fuerza es violencia y quien la ejerce daña al otro, y este  inexorablemente, porque no se cumplen las leyes, se apresta a emprender el camino a la venganza.

Qué, ¿porqué escribo hoy estas líneas, obviedades sin duda en el año 2025?

Muy sencillo, hace unas horas he visto como un gentío, con la presencia de políticos relevantes, socialistas y comunistas, animados expresamente por el presidente del Gobierno del Reino de España, usando la violencia y quebrantando las leyes, han terminado, sin concluir, con la Vuelta Ciclista a España.

El doctor Sánchez y los políticos comunistas y socialistas  y sus furibundos partidarios, pueden estar orgullosos porque, usando la violencia y quebrantando las leyes, han conseguido su objetivo, apoyar la causa Palestina, dicen.

Que, aunque el doctor Sánchez no tiene límites y ello es sabido desde hace largo tiempo, hasta hoy siempre, acaso por temor a la respuesta airada de una parte muy importante de la sociedad española, se ha mantenido, aunque, quebrantando su espíritu, dentro de la ley.

Y, con inmensa tristeza y no poco temor, pienso que el doctor Sánchez y sus partidarios, se han desenmascarado: las leyes solo han de cumplirlas sus adversarios, las derechas, a ellos no les  importa quebrantar las leyes y usar la violencia, hoy lo han demostrado; para conseguir sus fines sirven todos los medios y, pueden recurrir a todo, como lo hicieron sus antecesores Largo Caballero, Prieto y los socialistas y comunistas en los años treinta del siglo pasado.

Más aun, espantado, me digo: si estando en el Gobierno son capaces de usar a las masas para, incumpliendo las leyes y usando la violencia, conseguir sus objetivos, ¿de qué no serán capaces para mantenerse en el poder o, si lo pierden, volver a tenerlo?

Y termino: es bueno que si alguien te da un tortazo perdonarlo y poner la otra mejilla, pero si te dan dos lo más probable es que, si puedes, a ese alguien lo envíes al hospital malherido con un, desproporcionado, patadón.


Nota: la imagen que ilustra esta entrada está tomada, hoy mismo, de El Mundo, en Internet.




lunes, 8 de septiembre de 2025

1203. COSAS DE VIEJO: DE LOS ACONTECIMIENTOS FAMILIARES


La despedida, el jueves pasado, de nuestra hermana  Concha, que luego de unas semanas con nosotros regresa a su labor, ¡tan dura y generosa!, en La Plata, los mayores de la familia, sin hijos ni nietos, hemos celebrado una pequeña, íntima, entrañable y absolutamente deliciosa fiesta familiar.

La merienda, el viernes, para celebrar el séptimo cumpleaños de mi nieto Luis, con todos mis hijos y nietos.

El sábado, la gran fiesta del bautizo, ¡tan importante!, de Julia, mi nieta recién nacida, junto a la primera comunión de su hermana Olivia y su prima Constanza, que ha reunido a gran parte de nuestra gran familia y un buen grupo de amigos, en su celebración.

En verdad, me digo, han sido tres acontecimientos familiares que, asombrosamente, se han concentrado en tres días y, porque soy viejo, he tenido la fortuna de vivirlos todos gozando plenamente, inmerso en una mezcla de felicidad, gratitud a la familia, añoranza de los ausentes y una muy satisfactoria convicción: ya soy prescindible y eso es bueno, mi familia, ¡es mucho más valiosa que yo!, no me necesita, y llegar al final es lo justo y lo normal.

Sí, tengo, tenemos, que dar muchas gracias a Dios porque, aún en el convulso tiempo en que vivimos y a pesar de todos los males que sufrimos, nos queda un pequeño y muy poderoso lugar, la familia, en el  que cabe, además de la libertad, el amor y la felicidad.

Nota: la niña, preciosa, de la fotografía de llama Julia, y es mi nieta pequeña, en brazos de Victoria, su madre.



lunes, 1 de septiembre de 2025

1202. COSAS DE VIEJO: DE UNOS DÍAS EN LA TOJA


Pues sí, he pasado unos días en La Toja y, aunque la suspensión durante una semana del tráfico ferroviario entre Madrid y Galicia, ¡ah, los terribles incendios!, me había hecho dudar y casi desear quedarme casa, al final, como todos los veranos, he podido disfrutar el encanto de estar con los hijos y los nietos en la isla de La Toja.

Han sido unos días estupendos:  ninguna obligación, sin sentir el cuerpo, todo tranquilidad y, embarcado en la rutina de hacer nada, gozando la atención y el cariño de los hijos y los nietos, aún sin querer, con ocasión y tiempo para pensar.

Y, casi todo lo que he pensado es malo: lo que nos está sucediendo en España, ¡el doctor plagiario solo es un síntoma!; el deterioro de las instituciones, la muerte de Europa; el avance del islam; el abandono de la religión, el relativismo materialista; el igualitarismo…

Luego, en mi angustia, para escapar del pesimismo, quizá porque lo aprendí de niño, me refugio en lo que me queda de la fe en lo que fuimos, en la cultura y en la religión que siguen vivas en las, hoy convulsas, Españas americanas, en esos únicos  restos de lo que fue Europa y nuestra civilización hispana y, del todo, judeocristiana.

Sí, estos días en La Toja, gracias al calor de los míos, he descansado, disfrutado mucho y pensado un poco, pero lo suficiente para “comenzar el curso” con ánimo y, sobre todo, con la ilusión de contribuir en lo que pueda a un futuro mejor.

Amén.






 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 21 de agosto de 2025

1201. COSAS DE VIEJO: VANITAS VANITATIS


Con el mayor descaro, vanitas vanitatis, he preguntado por mí a Copilot, la IA de Microsoft, ¡es increíble!,  y con un poco de ayuda me ha regalado una increíble información que, porque no tengo abuelas, para general conocimiento resumo a continuación.

José Luis Mingo Zapatero (Madrid, 1944) es un autor y consultor español cuya trayectoria combina la docencia, la reflexión personal y la escritura de obras tanto técnicas como literarias.

Vida y trayectoria:

  • Nació en 1944 en Madrid.
  • Ha trabajado como profesor y consultor, con especial interés en la comunicación y la organización del trabajo.
  • Mantiene un blog personal donde ha compartido reflexiones y vivencias, lo que sugiere un perfil cercano y observador de la realidad cotidiana.

Pensamiento:

  • Su obra refleja una mirada introspectiva y crítica sobre la vida, el paso del tiempo y las experiencias acumuladas.
  • Combina el análisis técnico (en temas de comunicación y gestión) con una vertiente más íntima y literaria, donde predominan las memorias, las reflexiones y el homenaje a personas cercanas.
  • Se percibe un interés por preservar la memoria personal y familiar, así como por explorar el impacto de los cambios sociales y culturales.

Temas recurrentes:

  • Memoria y tiempo: rescatar vivencias y darles sentido.
  • Comunicación: desde la técnica profesional hasta la expresión íntima.
  • Crítica social: observación de comportamientos y estructuras.
  • Homenaje: a personas cercanas y figuras significativas en su vida.
  • Autenticidad: tono directo, sin artificios, que busca conexión con el lector.

Mapa conceptual de temas y etapas:

 

                📖 Memoria y Tiempo

                     /        \

          Homenaje 🤝          🧩 Crítica Social

             /                     \

  Intimidad y Duelo 🕊️           Observación del Cambio

             \                     /

            📚 Narrativa Breve y Ensayo

                 |

          Comunicación 🗨️

      (técnica → personal)

 

Cómo leerlo:

  • Memoria y tiempo es el núcleo que alimenta casi toda su obra: desde las memorias personales hasta la observación de la historia reciente.
  • Homenaje se bifurca hacia textos íntimos dedicados a personas concretas (Por amor y desamor…, Papeles…), con un tono emotivo y de duelo.
  • Crítica social emerge tanto en su narrativa breve como en reflexiones, usando ironía y observaciones precisas.
  • Comunicación conecta su primera etapa técnica con la escritura más personal, mostrando un hilo invisible entre enseñar a comunicar y comunicar lo vivido.

Interrelaciones:

  1. De lo técnico a lo emocional: la claridad y estructura de su obra técnica se trasladan a su prosa memorialista.
  2. De la experiencia a la crítica: las vivencias son el caldo de cultivo de sus juicios sobre la sociedad.
  3. Del homenaje a la narrativa: el tributo personal se expande en ficciones con carga simbólica.

Estilo literario: José Luis Mingo Zapatero escribe con una voz clara, directa y sin artificios, fruto de su experiencia en comunicación y docencia. Su prosa combina:

  • Estructura ordenada: herencia de su etapa técnica y de consultoría, que le permite exponer ideas con precisión.
  • Tono cercano y reflexivo: invita al lector a compartir recuerdos y emociones, como si se tratara de una conversación íntima.
  • Equilibrio entre lo personal y lo universal: parte de vivencias concretas para llegar a reflexiones que trascienden lo individual.
  • Uso de la ironía y la observación aguda: especialmente en sus textos de crítica social o narrativa breve.

En sus obras memorialistas, el ritmo es pausado, casi meditativo, mientras que en la narrativa breve adopta un pulso más ágil y mordaz.

 Influencia social:

  • Memoria colectiva: sus libros funcionan como cápsulas de tiempo que preservan experiencias y contextos de la España de posguerra hasta la actualidad.
  • Divulgación de la comunicación: su obra técnica (Técnicas de comunicación, 1975) y su labor docente han contribuido a formar a profesionales en habilidades comunicativas y organizativas.
  • Puente generacional: al narrar vivencias y reflexiones, conecta a lectores de distintas edades, fomentando el diálogo sobre cambios sociales y culturales.
  • Inspiración para la escritura personal: su ejemplo anima a otros a registrar sus propias memorias y a reflexionar sobre su trayectoria vital.

Aunque la influencia de un autor como José Luis Mingo Zapatero se mide más por su huella en lectores concretos que por cifras masivas, hay varios títulos que destacan por su alcance y por condensar su estilo y pensamiento:

Obras clave:

  • Reflexiones y recuerdos: o de cómo se ven las cosas cuando has vivido setenta años Considerada una de sus piezas más representativas, inaugura su vertiente memorialista y reflexiva, con un tono íntimo que conecta con quienes buscan sentido en la experiencia acumulada.
  • Reflexiones y recuerdos, el final Cierra el ciclo de memorias con una mirada más serena y conclusiva, dejando una sensación de legado personal.
  • Reflexiones, recuerdos y margaritas blancas Amplía el registro emocional, combinando nostalgia, observación social y un simbolismo floral que suaviza la crítica.
  • Por amor y desamor, en recuerdo de María Un homenaje profundamente personal que ha resonado por su autenticidad y su capacidad de transformar el duelo en literatura.
  • Papeles de José Luis Mingo Alsina, mi padre, nuestro padre Ejemplo de escritura como preservación de la memoria familiar, con valor tanto íntimo como documental.
  • Escrito en la pandemia (marzo 2020 - junio 2021) Diario/reflexión que captura un momento histórico global desde la perspectiva personal, aportando un testimonio cercano de la crisis sanitaria.
  • Retorno a lo imposible. La reconstrucción del imperio Una incursión en la narrativa con tintes históricos y reflexivos, que muestra su versatilidad temática.

 

Vamos, que es un placer recibir elogios, ¡aunque sean de máquina!, que ni yo, en el mejor de los casos, hubiera pensado recibir.

Y, como romano de hoy, me digo: Vánitas vanitatis


Nota: En la fotografía que sigue e ilustra esta entrada, como bien se aprecia, estoy muy, muy guapo, y le la hizo, usando toda su habilidad, mi amigo Gaspar.




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 20 de agosto de 2025

1200. COSAS DE VIEJO: DE LOS INCENDIOS EN ESPAÑA, UNA REFLEXIÓN


La realidad es muy testaruda y, aunque cueste trabajo, creo que es mejor reflexionar sobre lo que sucede y aprender, y no perder el tiempo llorando, haciendo nada  y, como a veces hacemos, echando  la culpa  a los demás de los males que vivimos.

Por ello, ante la imposibilidad de viajar hoy desde Madrid a Galicia porque los incendios impiden la circulación de los trenes, desde primera hora de la mañana, superada la tentación de sucumbir al berrinche, sentado ante el ordenador estoy tratando, luego de dejar de pensar, ¡es inútil!, en cuando podré, si puedo, subir a un tren que me lleva a Pontevedra o a Santiago de Compostela, me he concentrado en los incendios que en estos momentos y desde hace días están abrasando España y son la causa, segunda o tercera, de que ahora esté, en lugar de viajar, escribiendo.

En resumen, se me ocurre que, como todo, los incendios tienen no una sino múltiples causas: la ola de calor, las grandes lluvias de la primavera pasada, los bosques acumulando biomasa, la despoblación del campo, la desaparición de la ganadería, los rayos de las tormentas, la acción humana, involuntaria o intencionada de pirómanos, ¡son tantas!

Y de la extinción, todavía no lograda: la ausencia de lluvia, los fuertes vientos, el mucho calor, la insuficiencia de medios, la ineficiencia en la gestión, ¡también son tantas!

¿Las consecuencias?: pérdidas de vidas y haciendas, superficies  calcinadas, más despoblación en el campo, inmensos costes de la extinción, precio incalculable de la futura repoblación, incremente  de enfermedades respiratorias y cardiovasculares por exposición al humo en grandes zonas de España; y, en la sociedad, desconcierto, desconfianza en instituciones y gobiernos, sensaciones de impotencia e ira, ¡también son tantas! Pero, siempre hay un pero, nunca sabremos si en su conjunto, las consecuencias serán buenas o malas, incluyendo los muchos seres humanos para los que  serán la causa de haber  o no nacido.

Y, en este punto, la memoria me hace añorar el gran incendio, mucho mayor que todos los actuales juntos, del año inicuo 949, del que, iniciado en el Atlántico, entre lo que es hoy el sur de Galicia y el norte de Portugal, arrasándolo todo, cruzó León, Zamora y Valladolid, se intensificó en Burgos, alcanzo La Rioja y llegó al Ebro.

¿Añorar digo? Sí, aunque las sus consecuencias fueron, ¡parece imposible!, mayores que las de los incendios de hoy, los hombres que entonces lo sufrieron, ¡muchísimo!, no pudieron perder el tiempo en lucubrar sus causas, ¿un terremoto, un rayo?, no podían saberlo y, a lo más, se limitaron, sin echar la culpa a otros hombres, a aceptar, ¡sabios ellos!,  que fuera una prueba o un castigo de Dios y ponerse, padeciendo la hambruna, a trabajar.

¿Aprenderemos algo ahora? Es posible, ¡la necesidad obliga!,  que, quizá, a lo mejor, algo; las personas como individuos, por la experiencia, siempre aprendamos. Sin embargo, en estos tiempos convulsos en que suceden a nuestro alrededor tantas cosas, tan terribles y seguidas, como colectivo, al igual que  la pandemia, olvidaremos todo y no aprenderemos nada.

 


Nota: La imagen que ilustra esta entrada está tomada de El Mundo, en Internet.

 

lunes, 18 de agosto de 2025

1199. COSAS DE VIEJO: DEL MISTERIO DE LA PALABRA SILENTE II


Ayer publiqué en este blog una entrada en la que anunciaba una nueva novela, El misterio de la palabra silente, la sinopsis, los temas centrales  y el primer capítulo; además, afirmaba tener el texto muy avanzado, casi terminado.

Pues bien, agradeciendo las muchas y buenas palabras, ¡tengo muy buenos amigos!, que he recibido, estoy obligado a decir que todo esto ha sido una prueba que necesitaba hacer: la novela existe y está completa, nadie lo ha descubierto, pero no la he escrito yo, es obra, desde el comienzo, incluido el título, hasta el final, generada en hora y media, de Copilot, la Inteligencia Artificial de Microsoft, con muy pocas indicaciones mías.

Y, la verdad es que estoy impresionado, Copilot escribe mucho mejor que yo, es infinitamente más rápido, su creatividad me supera con creces y, seguro, sus obras se venderían más que las mías.

Además, es muy posible que, dentro de muy poco tiempo, quizá ya ahora, cualquier persona “astuta”, si lo hace bien, pueda atribuirse la autoría de una obra de Copilot con muy escasa probabilidad de ser descubierta plagiando,  salvo para alguien que sepa bastante de IA.

Evidentemente mi  pequeña prueba carece de relevancia, pero es una muestra del inmenso poder que supone el uso eficiente de la IA, y esto me lleva a una reflexión que, entiendo, todos deberíamos hacernos:  la IA ya existe, es un instrumento  ni bueno ni malo, en principio está al alcance de cualquiera y se va a integrar del todo en la sociedad, ¿debemos, podemos, hacer algo para, como seres humanos, aprovechando el poder de la IA, seguir pensando y creando?

Y, para terminar, reiterar mi agradecimiento a quienes han leído la entrada anterior de este blog, más aún a quienes la han comentado,  y todas mis disculpas por haber “engañado” a mis amigos con la autoría de  El misterio de la palabra silente.



 

 

 

                                                                                                                        

 

domingo, 17 de agosto de 2025

1198. DE EL IMPERIO DE LA PALABRA SILENTE


Esta entrada contiene la sinopsis, los temas centrales y el primer capítulo de una nueva novela, ya avanzada, que me atrevo a publicar con el propósito de conocer la opinión de mis muchos amigos y corregir, con su ayuda los errores y desajustes que, sin duda alguna, contiene, para conseguir una obra mejor.

Sinopsis

Andrés, catedrático jubilado de semiótica, regresa al pueblo de Valdeluz tras el fallecimiento de su padre, un pionero del radio local desaparecido en plena dictadura. Al abrir los archivos del “Consejo de la Palabra” que aquel fundó, Andrés descubre guiones, cartas y grabaciones que proponían un diálogo comunitario capaz de sostener la memoria colectiva. Su viaje entre ruinas, palabras y fantasmas resonará en un renacimiento social donde la voz, más que un sonido, se convierte en territorio de libertad.

Temas centrales

  • La palabra como acto de resistencia frente al silencio autoritario.
  • Memoria activa: reconstruir el pasado para transformar el presente.
  • Diálogo intergeneracional: aprendizaje mutuo entre viejos sabios y jóvenes buscadores.
  • Reconstrucción de utopías: volver a lo imposible para forjar comunidades sanas.



EL IMPERIO DE LA PALABRA SILENTE



CAPÍTULO 1: EL REGRESO

Andrés abrió los ojos al primer albor de luz que se colaba entre las rendijas del parasol de la guantera. El Citroën verde había recorrido más de quinientos kilómetros durante la noche, pero parecía aún respirarle al lado con los mismos jadeos de siempre. Aspiró el aire reseco del habitáculo y apretó la perilla de la radio: solo estática. El silencio, pensó, ya había comenzado a advertirle de la soledad del camino.

Con gesto cansado, giró la llave en el contacto y el motor cobró vida con un rugido familiar. Antes de arrancar, se asomó por la ventanilla: la carretera serpenteaba en medio de campos de cereal que se extendían hasta perderse en el horizonte. Bajo el cielo plomizo, esas tierras castellanas parecían un lienzo inacabado, y él, un recién llegado llamado a pintar un relato dormido.

Avanzó despacio por el último tramo de asfalto. A cada curva, asomaban hileras de casas bajas; tejas rojas, balcones de hierro y persianas caídas confirmaban que Valdeluz se resistía a los relojes del progreso. Llegó a la plaza mayor justo al despuntar el alba. Las farolas tuyas vertían un resplandor anaranjado sobre el pavimento empedrado, y el quiosco de prensa —cerrado, con las puertas atrancadas— parecía un centinela inmóvil ante el paso del tiempo.

Andrés aparcó junto al kiosco y observó el edificio del Ayuntamiento: su fachada rojiza lucía grietas y desconchados. Aquel era el lugar donde, en su infancia, había recogido a su padre tras las emisiones vespertinas. Ahora, sin embargo, el edificio transmitía un eco de soledad que encajaba con el motivo de su regreso: el entierro inminente de Elías Ortega, su progenitor, cuyo nombre aún resonaba en las grietas de la emisora local.

Guardó la maleta y el baúl con archivos en el asiento trasero. Al cerrar la puerta del coche, un viento frío lanzó hojas secas contra los cristales, como insistiendo en que aquellas calles guardaban secretos. Antes de encaminarse hacia la vieja emisora, clavó la mirada en la fachada blanca al otro extremo de la plaza: el bar “La Palabra Libre”. Había sabido de su ruina a través de testimonios de amigos: el bullicio solidario de antaño había dado paso a un silencio resignado. Aquella imagen contenía la promesa de su misión: reactivar lugares muertos por la indiferencia.

Avanzó hacia la emisora con paso firme. A poco de llegar, sintió un hormigueo en la nuca: un murmullo apenas perceptible, como la vibración de un altavoz lejano, le rozó la conciencia. Detuvo el paso, con el pulso acelerado, y trató de ubicar el origen de aquel murmullo. Nadie en la plaza movía un solo gesto. Sacudió la cabeza y reanudó la marcha.

La verja oxidada que protegía el antiguo estudio chirrió con un quejido lastimero. Andrés la empujó y un olor a polvo y tinta vieja lo envolvió. Caminó por el pasillo exterior, sorteando latas abolladas y carteles descoloridos donde aún se leía: “Emisión en directo: Voces de pueblo”. Al fondo, una puerta de madera carcomida le cerró el paso, pero la llave de bronce colgaba en su mano, prestando el brillo justo para abrirla.

Dentro, el cuarto de control yacía detenido en el tiempo. Las consolas de sonido, cubiertas por mantas raídas, evocaban la silueta de criaturas dormidas. Cables enredados, micrófonos protegidos bajo fundas ajadas y una lámpara de escritorio encendida sin dueño conformaban un escenario casi reverencial. Andrés depositó la maleta en el suelo y alzó la vista: aquel lugar había sido el templo de la voz libre, el epicentro de un experimento radicado en la cercanía entre vecinos.

Un chirrido metálico le indicó la presencia de otro cuerpo. Se giró y vio a un hombre de pie cerca de la ventana: Mendel, el antiguo operario de la radio, cuya barba canosa y delgadez revelaban más de siete décadas de vivencias. Los ojos de Mendel brillaban con una mezcla de expectación y recelo.

—Buenos días, don Andrés —dijo con voz entrecortada—. No esperaba verle tan pronto.

—Tengo asuntos que no pueden esperar a las exequias —respondió Andrés, manteniendo la serenidad—. Vine por esto.

Se agachó junto al escritorio y extrajo una caja de madera barnizada que guardaba bajo el mostrador. Dentro, alineadas con mimo, descansaban cintas magnéticas rotuladas con fechas y títulos: “Sesión 01: Consejo de la Palabra”, “Sesión 02: Voces para sanar” … Cada rótulo era un vestigio de un diálogo colectivo que había quedado silenciado.

Mendel se apoyó en un trípode de micrófono y suspiró:

—Mi padre me advirtió que jamás debía tocar esas cintas sin la presencia de un Ortega.

Andrés alzó la caja y la sostuvo contra el pecho:

—Aquí están los archivos de mi padre. Mi intención es restaurar el proyecto. Quiero escuchar lo que quedó grabado y, si es posible, devolver la palabra a quienes la perdieron.

Un silencio prolongado acompañó esas palabras. La luz de la lámpara tembló como dudando, y Mendel alisó el paño que cubría la mesa de mezclas.

—Lo primero es revivir el magnetófono —dijo—. Ven conmigo.

Se pusieron en pie y atravesaron un corto pasillo hasta llegar a la sala de máquinas, un habitáculo contiguo inundado de tubos de vacío e interruptores oxidados. Mendel buscó entre cajas y restos de herramientas un magnetófono de manivela, similar al que usaba su padre. Lo limpió con un trapo y fijó el carrete correspondiente a la “Sesión 01”. Con paso torpe y ceremonioso, introdujo la cinta y giró la manivela hasta que los engranajes crujieron.

—Una vez, esto giraba doce por una —comentó Mendel—. Hay que tener cuidado.

Andrés se colocó frente al micrófono central, como si pretendiera hablarle al padre que nunca conoció plenamente. Poco a poco, a través de un siseo inicial, se hizo presente la voz profunda de Elías Ortega:

—“Aquí, Consejo de la Palabra, sesión inaugural. Debate: ‘Memoria y olvido’. Hoy abrimos este espacio para compartir sin temor. Cada historia es esencial, cada silencio pronunciado, un paso hacia la reconciliación.”

La voz navegó por el aire y se depositó en la conciencia de Andrés. Cerró los ojos y se dejó arrullar por el eco de aquellos primeros testimonios: la tos de un labrador que aludía a las cosechas perdidas, la voz temblorosa de una maestra recordando nombres de alumnos exiliados, el llanto apagado de una mujer que pronunciaba el nombre de un hermano desaparecido. Con cada frase, el aura de la emisora adquiría materialidad, como si la gente de Valdeluz se reuniera de nuevo en aquel sótano de piedra.

Cuando la cinta terminó su recorrido, Arpa de silencio volvió a hacerse dueña del cuarto. Andrés permaneció inmóvil, con la respiración contenida, hasta que un latido le recordó que aún vivía. Abrió los ojos y vio a Mendel con un pañuelo cubriéndose el labio.

—No sabíamos si estas voces volverían a escucharse —dijo con voz queda—. Ahora usted las ha llamado.

Andrés deslizó la cinta de nuevo en la caja y la colocó junto al resto, consciente de la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros.

—Mañana convocaré a quienes puedan recordar este proyecto —susurró—. El silencio no tiene por qué ser eterno.

Al salir de la sala de máquinas, la luz del atardecer atravesaba los vidrios rotos y proyectaba reflejos polvorientos sobre la mesa de control. Andrés posó la mano en el micrófono y lo tuvo como un obsequio frágil, dispuesto a restituir la dignidad de tantas voces dormidas.

De regreso al coche, recorrió de nuevo la plaza. La luna ya asomaba tímida tras las nubes, como un espectador silencioso. Con la llave de bronce en el bolsillo, prometió en voz baja: “Retomaré cada una de esas cintas. Los susurros de Valdeluz volverán a convertirse en palabras vivas.”

Arrancó el motor y, mientras la emisora quedaba atrás, supo que su viaje apenas había comenzado.