domingo, 16 de octubre de 2011

423. CUANDO LA JUSTICIA SALE POR LA PUERTA LA VENGANZA ENTRA POR LA VENTANA.

Cuando Hammurabi, hace más de tres  mil quinientos años,  dictó su Código,  aportó a la humanidad un maravilloso regalo, mediante el cumplimiento de la Justicia quedó excluida   la aplicación de la venganza.

En la sociedad occidental hoy se considera bárbara la primera ley  que estableció  una pena cierta para un delito cierto: “Ojo por ojo, diente por diente”.

Si  alguien robaba algo no solo tenía que  reintegrarlo,  además  tenía que entregar al a su víctima  la misma cuantía de lo  que hubiera robado. Si alguien sacaba a otra persona un ojo, estaba condenado a perder el mismo ojo. Si alguien mataba  a alguien, estaba condenado a la misma  muerte. Es decir, se establecía un equilibrio, justo entonces y acaso ahora,  entre el delito y la pena.

¿Eran duras las sanciones del Código de Hammurabi? Sin duda podrían ser muy duras, eran equivalentes a la dureza de los daños que había causado el autor del delito.

Hammurabi, con su Código dio un paso de gigante en la convivencia de la sociedad. Al establecer las penar y hacerlas cumplir, eliminó el terrible mal de la venganza de los ofendidos que, sin lugar a dudas, buscaban, antes de Hammurabi  y también ahora, causar a quien les había dañando un mal mucho mayor, el máximo que se pudiera lograr, a quien les hubiera causado el mal.

Con el Código  del  rey  de Babilonia ya no era posible que tú, si tu enemigo había matado a tu hijo,  matases  a todos  sus hijos, a sus mujeres, a sus padres, a sus hermanos y torturases hasta la muerte a ese enemigo. Habías de conformarte con la justicia: Ojo por ojo, muerte por muerte y, la deuda quedaba saldada y la sociedad se  mantenía  en un equilibrio  de  justicia y pacífica convivencia.

La evolución de la sociedad occidental ha hecho que el “ojo por ojo, el diente por diente y la muerte por muerte”  no sean  aceptables  en su sentido literal y que  las lesiones se hayan sustituido por indemnizaciones o la muerte por penas de cárcel, que en España pueden ser cortas.

La razón del cambio en la cuantía de las penas no está en absoluto en “la exageración o la dureza de las sanciones”, está por el contrario en la filosofía que sostiene  la convivencia social: Antes se trataba de castigar al delincuente y calmar  o compensar al ofendido, hoy se trata tan solo de “reinsertar al delincuente en la sociedad”, sin que la  sanción tenga nada que ver con la  satisfacción de  quien hubiera sido dañado.

De esta filosofía social, por supuesto “más humana” y “más generosa”, viene el que los delincuentes condenados a muchos años de cárcel por terribles  crímenes y horribles delitos puedan salir a la calle, reinsertados, habiendo pasado en prisión tiempos notablemente más cortos que aquellos a los que habían sido sentenciados.

Y, claro, esto puede ser  defendido por los políticos, aceptable con normalidad   por la  sociedad y mal soportado, pero soportado  por los ofendidos,  cuando el delincuente, efectivamente, sale de la cárcel porque realmente se ha  reinsertado.

Sin embargo actualmente, en España, estamos en usa situación  terrible. Una parte del partido socialista, una parte de los partidos y de la sociedad vasca y una parte de la sociedad española, ante las presiones de ETA, de unos delincuentes que amenazan con seguir matando si no se les reconoce la legitimidad de los asesinatos que han cometido, si no se otorga  a los homicidas la consideración de inocentes de la sangre  que han derramado y  no se les saca de las cárceles, ellos seguirán matando. 

Tristemente, si la  parte del partido socialista, la parte de los partidos,  la parte de la sociedad vasca y la parte de la sociedad española que están a favor de “hacer la paz sin vencedores ni vencidos”,  logran que el Estado acepte sus tesis y, poco a poco, “como se pueda”, saque a los hombres y mujeres que están en la cárcel por haber asesinado a otros hombres, a otras mujeres y a varios  niños, porque los condenados por haberlo hecho  han sido reinsertados mediante el “proceso de paz”, los padres, los hijos, los nietos, las familias, los amigos de quienes fueron muertos y una inmensa cantidad de ciudadanos españoles,  sabrán y  sentirán en sus corazones que en España ya no hay justicia.

Y todos sabemos que cuando la justicia sale por la puerta la venganza entre por la ventana.

Y, lo peor de todo es que la venganza no es   ojo por ojo,  diente por diente o vida por vida, es siempre por mi ojo  tus dos ojos, por mi  diente todos tus dientes y  por mi hijo todos tus hijos.

Esperemos que el actual  Gobierno, que  tanto ha buscado “terminar con ETA”,  ni el que venga a sustituirlo  en noviembre, mantengan la  puerta bien cerrada para que la justicia se quede en casa y no entre la venganza por la ventana.

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