martes, 15 de noviembre de 2011

430. ANTE LAS ELECCIONES DEL 20 DE NOVIEMBRE de 2011



El próximo domingo, 20 de noviembre de 2011, se celebrarán en España Elecciones Generales.

Aunque todas las Elecciones Generales son importantes por cuanto  en ellas decidimos  quién nos va  gobernar durante los próximos  cuatro años, en esta ocasión los resultados del recuento de los votos que emitiremos el próximo domingo son, en mi opinión, cruciales para el  futuro de España y acaso extremadamente  relevantes para el devenir de  Europa.

Durante los últimos ocho años, desde que cometimos es desacierto de elegir en 2004 al Sr. Rodríguez Zapatero y la locura de reelegirle en 2008, nuestro país ha pasado de ser un referente de éxito y grandes aciertos, a convertirnos en  una nación empobrecida, desanimada, y  problemática en Europa.

Nuestra situación actual es, económicamente,  muy difícil. El desempleo es terrible, el endeudamiento de las administraciones públicas y de las familias españolas es angustioso, nuestras empresas tienen dificultades para sobrevivir a la crisis y la independencia de nuestro gobierno está limitada por las exigencias de los tenedores de la deuda y el dictado de los países, Francia y Alemania, que han gestionado mejor que nosotros la crisis y, lo que es peor, estamos llenos de desesperanza.

Sin embargo,  los españoles seguimos teniendo, a pesar del gobierno socialista, buenos profesionales, buenos empresarios, buenos escritores, buenos actores,  buenos deportistas, muchísimos  jóvenes bien preparados  y un puñado de buenos políticos. Seguimos siendo una gran nación y solo nos hace falta para volver a la senda de la ilusión y la prosperidad un gobierno fiable, con sentido común, que sea capaz de hacer las reformas que  no hemos hecho en estos años y  de generar confianza dentro y fuera de España.

Estoy absolutamente convencido de que un  gobierno del Partido Popular es la mejor elección que podemos hacer el próximo domingo para  dinamizar la capacidad y la voluntad de los españoles para salir del desastre y, en pocos años, volver a la alegría de crear riqueza, contribuir como un socio leal al bienestar de Europa y  participar como bien sabemos hacerlo, al progreso de la humanidad.

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