miércoles, 4 de noviembre de 2020

898. DE LA NUEVA NORMALIDAD 43

 

 

EN BUSCA DE LA BELLA GITANA

 

 

Desde hace algunos días cuando salgo de casa me encamino hacia la Gran Vía, esa calle bulliciosa en la que, sobre todo cuando hay sol, se respira bienestar y alegría

Sin embargo, no lo puedo remediar, a pesar de mis años y lleno de goteras, solo la fortaleza de mi voluntad impide que mis pasos hoy se tuerzan y busquen, en dirección contraria, la Avenida de los Reyes Católicos y, en ella, el lugar donde me espera, para quitarme algo, como a todos los viejos, la gitana bella.

Y hoy, porque no llueve y ha vuelto el sol, lo tenía claro, de la bella gitana, ¡nada, pero que nada!, me toca recorrer, a media mañana, la Gran Vía hasta el final y nada más.

Cuatrocientos metros, lo sé sin contarlos, ha sido todo lo lejos que he llegado en la Gran Vía. Tengo 100 euros en la cartera y hace tan buen día que la bella gitana, seguro, está en su sitio, robando a los viejos, haciendo el día.

Ya sé que es peligrosa, sé que me va a insultar y sé que, si puede, me va a robar. Y, no es que me atraiga por moza, no es que ansíe vivir su desafío, no es porque quiera ser joven, disfrutar la imprudencia o forzar el destino. Es porque en casa, confinado y muy preocupado, por falta de saber ni vivo ni duermo, la curiosidad me está matando y la bella gitana, esa mujer artera y mala, esa flor del infierno, esa sierpe tramposa, malhablada, procaz   y lujuriosa, que todo lo sabe y, avariciosa, si pago con euros, me llenará los oídos con el saber de alguna gracias y de las muchas desgracias que están, como la lluvia, viniendo para esta tarde y para mañana.

Y corren mis pasos torcidos camino de la calle Guadarrama, el bastón pesa en mis manos y tengo que descansar, sentado en un banco. Reponte deprisa,    José Luis, me digo, no puedes acercarte a ella rendido. Si llego agotado me quitará los euros y, sin decirme nada, entonará romances gitanos, Murni Charicha, agitados y preciosos, se buscará otro viejo y me dejará en plena calle cual trapo viejo, tirado. Respiro hondo, toco mis euros, pienso en mi pregunta, apoyo el bastón en el suelo y, dispuesto a todo, miro a lo lejos, allá está la bella gitana, está esperando a un viejo, y sin pensar más nada, ahora ligero, camino directo al lugar de saber y, acaso, de infierno.

¿Qué me traes viejo bobo y goteroso? No me lo digas, ya lo sé, vienes a esconder tus pensamientos, con pregunta no sincera, ¡para ocultarte dolores otros del alma!

¡Dame deprisa la pasta! ¡Ayer hizo malo y la lluvia puso a los viejos caseros en manta! ¡Vamos deprisa, sin que tenga que abrazarte, saca parné del bolsillo y sin preguntas, te diré la causa!

¡Vamos, no te escuses en que fuiste guapo! ¡Saca del bolsillo la mano y pon en la mía tu pasta!

Aterrado ya, sin encontrar palabras, subo el bastón para cubrirme el cuerpo, tiendo la mano con euros y, temblando del todo, mientras espero, siento en el cuerpo y en el alma los ojos fieros y brillantes de la  bella gitana, de esa  ladrona y arpía, lujuria de viejos, fémina infausta,  diabólica Jezabel,  cruel,  astuta y pérfida mujer, que toma mis euros y, pitonisa del pasado, pasa a susurrar, sin matices estas palabras: 

 

Viejo bobo y goteroso,

vienes a mi escondido con engaños,

queriendo escuchar lo que ya sabes

del pasado, para esconderte

de lo para ti tan importante.

 

Y yo, profetisa del ayer,

conocedora de hombres,

porque me pagas, complaciente, te diré:

 

Nada importan el Ruso Pensador,

ni el más que ilustre doctor,

ni el manojo de rosas,

ni la banda de gaviotas,

ni ese que ruge cual león;

porque quien manda allá y acullá,

es quien, ordena y manda acá.

 

Y, esto para ti es un regalo, añadiré,

porque viniste pronto y con parné,

que de lo que quieres saber

mis ojos de hechicera nada pueden ver,

solo Dios sabe lo que el mañana,

de bueno y de malo te va a traer,

lo que Dios sabe, solo lo sabe Él.

 

Triste y agotado, miro a la bella gitana, a la devoradora de hombres, a la ladrona de viejos, a esa mujer de hielo que alumbra con fuego mi apenada alma. Ella me mira de nuevo: ¡vuelve de nuevo mañana, viejo triste y goteroso, para tráeme más de mi pasta!

Despacio, más despacio que siempre, desde la esquina de la Avenida de los Reyes Católicos con la calle Guadarrama, tomo el camino para volver a casa.

Resuena en mi mente un grito, me vuelvo y escucho, es la bella gitana que, en rumano canta:

… Și nu-ți face griji, bătrânule picătos, te rogi mult lui Dumnezeu, ca El să facă, în toate, porunci și porunci

Que si lo traduzco bien, en español quiere decir:  ¡…y no te inquietes, viejo goteroso, tu reza mucho a Dios, que Él sí, en todo, ordena y manda!


 

 

 

 

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