miércoles, 27 de abril de 2022

991. COSAS DE VIEJO: PARA QUIENES NOS SIGAN, LO QUE HOY OCURRE ES LO MEJOR

 


En estos días en que los horrores de la guerra llenan de dolor mis pensamientos, acaso porque he visto, he vivido y, sobre todo, soy viejo, en mi corazón, aligada a la tristeza, la esperanza sigue latiendo; y, también, a mi pesar, pequeñas luces de bien iluminan el mar de males que sigo viendo porque no estoy ciego.

No, no es que, por optimista, vea la botella medio llena, busque consuelo porque quiero consolarme o que los caminos del Señor estén escritos y sean inescrutables; no, es que al final, como al principio, como siempre, todo lo que ha sucedido antes de que existiéramos era, ha sido, imprescindible para que yo, para que nosotros naciéramos a la vida que vivimos.

En la guerra en Ucrania, y en las muchas otras guerras, que ahora mismo se están produciendo en Siria, Yemen, Etiopía, Nigeria, República Democrática del Congo, Mozambique, Burkina Faso, y también en otros lugares, al menos en Palestina, Líbano, Honduras, México, Haití, donde la injusticia, el odio y las armas arrancan cientos, miles de vidas, hay ingentes cantidades de dolor, de muertos, de heridos, de mutilados, de familias rotas, de angustia, de desplazados, de todos los horrores. El mundo vive, aunque a veces no lo vemos, inmerso en una inmensa nube de dolor que, solo con pensarlo un poco, podría llenar el mundo de lágrimas.

Y, hace bien poco, las dos mundiales, la primera y la segunda, las bombas atómicas sobre Japón, la guerra de Crimea, las de independencia americanas, la de Argelia, las sufridas por México o Bolivia, la de los treinta años, la de las dos rosas, nuestras guerras carlistas, la que rompió Yugoslavia, o la  última guerra civil española…Y la conquista de Hispania o las Galias por Roma, la destrucción de Cartago, las guerras Púnicas, las de Asiria y Babilonia, las que hizo Alejandro, las que construyeron China, hicieron Birmania, la conquista y la reconquista, o las ocho Cruzadas…

Es un inmenso cúmulo de dramas los que hemos vivido y seguimos viviendo¸ y eso sin contar los crímenes pequeños – desde Caín y Abel, los asesinatos por dinero, envidia, poder o celos, en el mundo entero -. Y, ¡cuánto dolor!, podría seguir escribiendo páginas y páginas, sin terminar nunca, sobre la esclavitud, las violaciones y torturas, muertes terribles, o sobre el declive, la ruina o la desaparición de grandes y pequeñas familias…

Pero, es una verdad absoluta, sin este pasado no existiría este presente, y hoy habría en la tierra tantos, quizá más, seres humanos, acaso más felices, pero ninguno de los que hoy vivimos estaría entre ellos.

Y, al final, resulta que, porque el futuro es una muy extraña mezcla de azar y voluntad, siempre, siempre, para alguien, lo que ha ocurrido antes y lo que ocurre ahora, para los  nietos de nuestros hijos, es lo mejor.




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