EN
BUSCA DE LA BELLA GITANA
Desde
hace algunos días cuando salgo de casa me encamino hacia la Gran Vía, esa calle
bulliciosa en la que, sobre todo cuando hay sol, se respira bienestar y alegría
Sin embargo, no lo puedo remediar, a
pesar de mis años y lleno de goteras, solo la fortaleza de mi voluntad impide
que mis pasos hoy se tuerzan y busquen, en dirección contraria, la Avenida de
los Reyes Católicos y, en ella, el lugar donde me espera, para quitarme algo,
como a todos los viejos, la gitana bella.
Y hoy, porque no llueve y ha vuelto el
sol, lo tenía claro, de la bella gitana, ¡nada, pero que nada!, me toca
recorrer, a media mañana, la Gran Vía hasta el final y nada más.
Cuatrocientos metros, lo sé sin
contarlos, ha sido todo lo lejos que he llegado en la Gran Vía. Tengo 100 euros
en la cartera y hace tan buen día que la bella gitana, seguro, está en su
sitio, robando a los viejos, haciendo el día.
Ya sé que es peligrosa, sé que me va a
insultar y sé que, si puede, me va a robar. Y, no es que me atraiga por moza,
no es que ansíe vivir su desafío, no es porque quiera ser joven, disfrutar la
imprudencia o forzar el destino. Es porque en casa, confinado y muy preocupado,
por falta de saber ni vivo ni duermo, la curiosidad me está matando y la bella
gitana, esa mujer artera y mala, esa flor del infierno, esa sierpe tramposa, malhablada,
procaz y lujuriosa, que todo lo sabe y, avariciosa,
si pago con euros, me llenará los oídos con el saber de alguna gracias y de las
muchas desgracias que están, como la lluvia, viniendo para esta tarde y para mañana.
Y corren mis pasos torcidos camino de la
calle Guadarrama, el bastón pesa en mis manos y tengo que descansar, sentado en
un banco. Reponte deprisa, José
Luis, me digo, no puedes acercarte a ella rendido. Si llego
agotado me quitará los euros y, sin decirme nada, entonará romances gitanos,
Murni Charicha, agitados y preciosos, se buscará otro viejo y me dejará en
plena calle cual trapo viejo, tirado. Respiro hondo, toco mis euros, pienso
en mi pregunta, apoyo el bastón en el suelo y, dispuesto a todo, miro a lo
lejos, allá está la bella gitana, está esperando a un viejo, y sin pensar más
nada, ahora ligero, camino directo al lugar de saber y, acaso, de infierno.
¿Qué me traes viejo bobo y goteroso? No
me lo digas, ya lo sé, vienes a esconder tus pensamientos, con pregunta no
sincera, ¡para ocultarte dolores otros del alma!
¡Dame deprisa la pasta! ¡Ayer hizo malo
y la lluvia puso a los viejos caseros en manta! ¡Vamos deprisa, sin que tenga
que abrazarte, saca parné del bolsillo y sin preguntas, te diré la causa!
¡Vamos, no te escuses en que fuiste
guapo! ¡Saca del bolsillo la mano y pon en la mía tu pasta!
Aterrado ya, sin encontrar palabras, subo
el bastón para cubrirme el cuerpo, tiendo la mano con euros y, temblando del
todo, mientras espero, siento en el cuerpo y en el alma los ojos fieros y brillantes
de la bella gitana, de esa ladrona y arpía, lujuria de viejos, fémina infausta,
diabólica Jezabel, cruel, astuta
y pérfida mujer, que toma mis euros y, pitonisa del pasado, pasa a susurrar,
sin matices estas palabras:
Viejo
bobo y goteroso,
vienes
a mi escondido con engaños,
queriendo
escuchar lo que ya sabes
del
pasado, para esconderte
de
lo para ti tan importante.
Y
yo, profetisa del ayer,
conocedora
de hombres,
porque
me pagas, complaciente, te diré:
Nada
importan el Ruso Pensador,
ni
el más que ilustre doctor,
ni
el manojo de rosas,
ni
la banda de gaviotas,
ni
ese que ruge cual león;
porque
quien manda allá y acullá,
es
quien, ordena y manda acá.
Y,
esto para ti es un regalo, añadiré,
porque
viniste pronto y con parné,
que
de lo que quieres saber
mis
ojos de hechicera nada pueden ver,
solo
Dios sabe lo que el mañana,
de
bueno y de malo te va a traer,
lo que Dios sabe, solo lo sabe Él.
Triste y agotado, miro a la bella
gitana, a la devoradora de hombres, a la ladrona de viejos, a esa mujer de
hielo que alumbra con fuego mi apenada alma. Ella me mira de nuevo: ¡vuelve
de nuevo mañana, viejo triste y goteroso, para tráeme más de mi pasta!
Despacio, más despacio que siempre,
desde la esquina de la Avenida de los Reyes Católicos con la calle Guadarrama, tomo
el camino para volver a casa.
Resuena en mi mente un grito, me vuelvo
y escucho, es la bella gitana que, en rumano canta:
… Și nu-ți face griji, bătrânule
picătos, te rogi mult lui Dumnezeu, ca El să facă, în toate, porunci și porunci
Que si lo traduzco bien, en español quiere
decir: ¡…y no te inquietes, viejo
goteroso, tu reza mucho a Dios, que Él sí, en todo, ordena y manda!