sábado, 21 de noviembre de 2020

900. DE LA NUEVA NORMALIDAD 45


 

FANTASMAS DE MIEDOS SUPERADOS

 

 

Envueltos en sábanas blancas,

arrastrando sus cadenas, vuelven

los fantasmas de mis miedos superados

y, lo ignoraba, no vencidos.

Solo me quedan, les digo,

dolores viejos y sueños revenidos,

¿también queréis quitarme

lo que queda de amor en mi sangre,

¿también queréis quitarme

el recuerdo de mi amor perdido?

 

 


martes, 17 de noviembre de 2020

899. DE LA NUEVA NORMALIDAD 44

 

EMILIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ

 

El día de hoy, tan luminoso, se ha convertido para mí y para los incontables amigos del alma que, a lo largo de los años, sin perder ninguno, Emilio Rodríguez González, para hacernos mejores, ha llenado de amor, se ha transformado en noche oscura, tiempo de tristeza y oración.

Un correo de Fray Marcos me ha helado el corazón y lo ha hecho con un poema que dice así:

 

  

EMILIO (EN RECUERDO)

 

Él vivió como nadie la ausencia,

la noche oscura, densa

como muro de acero impenetrable,

como túnel de negrura interminable

y sin rastro de luz a la salida.

 

Su tristeza infinita, siempre disimulada

para no defraudar a los amigos,

rezumaba por todos los poros de su ser,

por todos los versos de su largo poema,

como sudor salado y agrio,

 

Se fue sin despedirse.

¡Cómo podría hacerlo!

No estaba entre sus planes la partida

y nunca tuvo claro a donde iría

aunque sabía que la meta existía.

 

Mejor así.

Te quedas con nosotros,

marcándonos la meta en la distancia,

más allá del túnel y la noche

desde la luz que todo lo trasforma.

 

He leído y releído, los veinte versos de Fray Marcos y, expulsando el dolor que me causa su partida, tratando de fijar para siempre en mi corazón y en mi memoria la presencia de  Emilio, he abierto su blog y, enseguida, he puesto sobre la mesa, acariciando uno por uno, la torre de libros en que, como este sabio e increíble poeta, sufriendo cada verso, ha ido abriendo, más y más su alma, para acercarnos al imposible misterio de Dios.

 

Y, escuchando a Emilio leerlos, para mi propio recuerdo, he entresacado algunos de sus versos y  atenuar con ello el dolor de la ausencia de este fraile dominico,  admirable poeta e increíble amigo.

 

LOS DÍAS DEL FRAGOR

 

Viniste, pero tan a deshora

que la noche fue borrada

en tu retrato.

Tras largas despedidas

nos quedan los restos

del silencio

y un golpe.

como cal

en el borde de la aurora.

Ahora cuento los días

del calendario

por las pausas

del aliento.

Y escucho las ventanas.

los armarios

y toda la jugosa lentitud

de las miradas.

Los días de fragor

se han alejado,

pero guardo el aliento

en las alcobas.

Un resto alcanforado,

los incendios

que dan sentido al grito

de esta huida.

 

 

SEÑALES

 

Ahora calla el tiempo

su discurso

y se quedan las puertas

                sorprendidas.

La luz recrea escenas

                 sobre el agua

y todos los sonidos

hacen guardia.

Venimos con las manos

ateridas.

Ojos interrogantes,

        no palabras.

 

 

ARCANO

 

Y se acomoda el llanto,

               se incorpora

a las horas más curvas

de los días.

Estamos donde el cielo

se confunde

con la orilla de todos

                los caminos.

Siempre cerca del año

que nos marcó los sueños.

Ahora es otro entonces

y otro estado

             de  levantar las manos

                     a los ojos.

 

 

PRIMAVERA

 

La luz en la madera,

      en los suspiros

de la casa apagada

        y sostenida.

La voz es la ventana

            de las dudas

y recorre, sin pasos

todo el cielo.

Aquí se hace presente,

hora por hora,

el cansancio que llamamos

primavera.

 

 

DIARIO

 

 Palabras de maíz

y senda pura

de todas las distancia

aprendidas.

Camino de dudar

     y seguir siendo

el que persigue historias

del espejo.

Los años son asfalto

alicatado,

y cálculo de asombros

hasta ahora,

detrás de los sonidos

que me cercan.

 

PARÁBOLA

Del vientre de la noche

este silencio azul,

esta cascada

de nieve o de palabras

como espuelas.

del vientre de los libros

nace junta

toda la primavera,

como un viaje

que no tiene regreso.

 

(De noches y naufragios)

 

 

 

 NOTA

 

EMILIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ Nació en Villar de Adralés, una aldea del occidente asturiano, del Concejo de Cangas del Narcea. Licenciado en Teología, fraile dominico, periodista, pintor y poeta, ha sido, sobre todo, amigo y hombre de Dios.

En el blog de Emilio,  http://poetaemiliorodriguez.blogspot.com/ , abierto en 2007 y activo hasta hace unos meses, se pueden encontrar, además de retazos de su ingente obra, enlaces que conducen a veintiuno de sus libros.

 

 


 

miércoles, 4 de noviembre de 2020

898. DE LA NUEVA NORMALIDAD 43

 

 

EN BUSCA DE LA BELLA GITANA

 

 

Desde hace algunos días cuando salgo de casa me encamino hacia la Gran Vía, esa calle bulliciosa en la que, sobre todo cuando hay sol, se respira bienestar y alegría

Sin embargo, no lo puedo remediar, a pesar de mis años y lleno de goteras, solo la fortaleza de mi voluntad impide que mis pasos hoy se tuerzan y busquen, en dirección contraria, la Avenida de los Reyes Católicos y, en ella, el lugar donde me espera, para quitarme algo, como a todos los viejos, la gitana bella.

Y hoy, porque no llueve y ha vuelto el sol, lo tenía claro, de la bella gitana, ¡nada, pero que nada!, me toca recorrer, a media mañana, la Gran Vía hasta el final y nada más.

Cuatrocientos metros, lo sé sin contarlos, ha sido todo lo lejos que he llegado en la Gran Vía. Tengo 100 euros en la cartera y hace tan buen día que la bella gitana, seguro, está en su sitio, robando a los viejos, haciendo el día.

Ya sé que es peligrosa, sé que me va a insultar y sé que, si puede, me va a robar. Y, no es que me atraiga por moza, no es que ansíe vivir su desafío, no es porque quiera ser joven, disfrutar la imprudencia o forzar el destino. Es porque en casa, confinado y muy preocupado, por falta de saber ni vivo ni duermo, la curiosidad me está matando y la bella gitana, esa mujer artera y mala, esa flor del infierno, esa sierpe tramposa, malhablada, procaz   y lujuriosa, que todo lo sabe y, avariciosa, si pago con euros, me llenará los oídos con el saber de alguna gracias y de las muchas desgracias que están, como la lluvia, viniendo para esta tarde y para mañana.

Y corren mis pasos torcidos camino de la calle Guadarrama, el bastón pesa en mis manos y tengo que descansar, sentado en un banco. Reponte deprisa,    José Luis, me digo, no puedes acercarte a ella rendido. Si llego agotado me quitará los euros y, sin decirme nada, entonará romances gitanos, Murni Charicha, agitados y preciosos, se buscará otro viejo y me dejará en plena calle cual trapo viejo, tirado. Respiro hondo, toco mis euros, pienso en mi pregunta, apoyo el bastón en el suelo y, dispuesto a todo, miro a lo lejos, allá está la bella gitana, está esperando a un viejo, y sin pensar más nada, ahora ligero, camino directo al lugar de saber y, acaso, de infierno.

¿Qué me traes viejo bobo y goteroso? No me lo digas, ya lo sé, vienes a esconder tus pensamientos, con pregunta no sincera, ¡para ocultarte dolores otros del alma!

¡Dame deprisa la pasta! ¡Ayer hizo malo y la lluvia puso a los viejos caseros en manta! ¡Vamos deprisa, sin que tenga que abrazarte, saca parné del bolsillo y sin preguntas, te diré la causa!

¡Vamos, no te escuses en que fuiste guapo! ¡Saca del bolsillo la mano y pon en la mía tu pasta!

Aterrado ya, sin encontrar palabras, subo el bastón para cubrirme el cuerpo, tiendo la mano con euros y, temblando del todo, mientras espero, siento en el cuerpo y en el alma los ojos fieros y brillantes de la  bella gitana, de esa  ladrona y arpía, lujuria de viejos, fémina infausta,  diabólica Jezabel,  cruel,  astuta y pérfida mujer, que toma mis euros y, pitonisa del pasado, pasa a susurrar, sin matices estas palabras: 

 

Viejo bobo y goteroso,

vienes a mi escondido con engaños,

queriendo escuchar lo que ya sabes

del pasado, para esconderte

de lo para ti tan importante.

 

Y yo, profetisa del ayer,

conocedora de hombres,

porque me pagas, complaciente, te diré:

 

Nada importan el Ruso Pensador,

ni el más que ilustre doctor,

ni el manojo de rosas,

ni la banda de gaviotas,

ni ese que ruge cual león;

porque quien manda allá y acullá,

es quien, ordena y manda acá.

 

Y, esto para ti es un regalo, añadiré,

porque viniste pronto y con parné,

que de lo que quieres saber

mis ojos de hechicera nada pueden ver,

solo Dios sabe lo que el mañana,

de bueno y de malo te va a traer,

lo que Dios sabe, solo lo sabe Él.

 

Triste y agotado, miro a la bella gitana, a la devoradora de hombres, a la ladrona de viejos, a esa mujer de hielo que alumbra con fuego mi apenada alma. Ella me mira de nuevo: ¡vuelve de nuevo mañana, viejo triste y goteroso, para tráeme más de mi pasta!

Despacio, más despacio que siempre, desde la esquina de la Avenida de los Reyes Católicos con la calle Guadarrama, tomo el camino para volver a casa.

Resuena en mi mente un grito, me vuelvo y escucho, es la bella gitana que, en rumano canta:

… Și nu-ți face griji, bătrânule picătos, te rogi mult lui Dumnezeu, ca El să facă, în toate, porunci și porunci

Que si lo traduzco bien, en español quiere decir:  ¡…y no te inquietes, viejo goteroso, tu reza mucho a Dios, que Él sí, en todo, ordena y manda!