sábado, 13 de diciembre de 2008

213. LA TOSCANA PLASENCIANA


En Plasencia, provincia de Cáceres, en la Extremadura española, entre la Calle del Rey y la Calle Nueva, subiendo por Los Toros desde la Plaza Mayor, en Cartas 10, está Toscana.

En una calle, en un barrio que es y rezuma historia, está la puerta de un local que por su color y su diseño, siendo Plasencia, es Roma, es Madrid, es Barcelona, es Milan, es Buenos Aires y es Nueva York. Con un ambiente que invita a estar, Toscana te pone entre los dedos, en copas fáciles, vinos que celebran y enaltecen los aromas y el gusto de los tintos y los cavas de España, los mejores campañas de Francia y hasta algunos caldos de la inaprensible Italia.

Toscana, que siempre está entre llena y vacía, hace que cuando entras descanses la vista, animes el alma y sin saber cómo, tengas en las manos la copa adecuada. La experta de la casa, con solo verte, sabe cual es tu vino y cual es tu añada.

Descubrir Toscana ha sido para mi, además de una cálida sorpresa, en el frío de diciembre de Plasencia, una enorme alegría. Es alegría porque Toscana representa la expresión visionaria del sueño de un abogado emprendedor que ha decidido iniciar en la dureza de Extremadura un negocio nuevo, un negocio difícil, pero un negocio que veremos antes o después, en toda España, en Gran Bretaña y, acaso, en la misma Italia.

Amigos míos, espero que, como yo, descubráis un día Toscana y que, si la fortuna nos acompaña, tengamos la suerte de encontremos, tomando un buen vino en la Calle Cartas.

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