jueves, 23 de abril de 2009

251. LA ADMIRABLE HUMANIDAD DEL PRESIDENTE PARAGUAYO FERNANDO LUGO


Sí, el Presidente Lugo, antiguo obispo católico, es un hombre admirable, además de estar trabajando con decoro en la gestión de su país, ha sido capaz de dar la vida y reconocer al hijo que ha tenido con una de sus pasiones. Además, reconocerá, estoy seguro, a todos los hijos habidos de cualquier mujer con la que hubiera yacido.

La pasión de los hombres y de las mujeres va más allá de las razones, va mucho más allá de las creencias, y porque existe la pasión nacen los hijos. En la mágica atracción irresistible de los cuerpos está la continuidad de todo lo humano.

Los hombres grandes tienen pasiones grandes y en sus pasiones encuentran la fuerza de su grandeza. El Obispo Lugo, el Presidente Lugo, es un hombre grande con pasiones grandes.

Y, los hombres de verdad grandes, saben responder de sus hechos, de sus aciertos, de sus errores y, sobre todo del resultado de sus pasiones. El Presidente Lugo ha demostrado que tiene fuerza y valor, que camina con la verdad, que es humano y que ama la vida.

Con el paso del tiempo la historia recordará o no al Presidente Lugo, pero de su paso por la vida, lo mejor será, curiosamente y con absoluta certeza, el fruto de sus pasiones, la vida de sus hijos, de sus nietos y de los nietos de sus biznietos.


Doy gracias a Dios, que es la Vida, por haber dado a los hombres pasiones y que haya frutos de esas pasiones que, como el Presidente Lugo, sean verdaderos hombres.

3 comentarios:

JOSE LUIS MINGO dijo...

Si fuera cierto lo que afirma este comunicante,no me cabe duda que el Presidente Lugo es un mal hombre.

Lo sentiría mucho

José Luis Mingo

Yolanda Viveros Márquez dijo...

Este tema de las opiniones personales me tiene un poco en crisis. Yo al principio pensé lo mismo que Ud., pero después de ver la situación de abandono en la que se encuentran los hijos de este señor estoy consternada, decepcionada y avergonzada de sus errores. Le invito a leer la última entrada en mi blog.

Anónimo dijo...

No nos tiene que asustar que desde que se formó la iglesia católica como tál, algunos de sus miembros tengan comportamientos diametralmente opuestos a lo que predican.
La estela de hijos del clero sin el apellido de su padre daría la vuelta al mundo tantas veces, que nos sorprendería.
Agradeccamos el acto de honradez del Sr Lugo.