lunes, 6 de abril de 2009

246. UNA POSIBLE EVOLUCIÓN DE LA CRISIS Y UN PREVISIBLE MODELO DE SOCIEDAD (1. Introducción y primera etapa de la evolución)



INTRODUCCIÓN
Hace algunos días una lectora dejó un comentario en la entrada 245 de este blog.
Lo acertado del comentario me ha obligado a reflexionar, profundizar y dar forma a las ideas que desde hace varios meses pululan, como fantasmas inquietos, en mi pensamiento y se deslizan ellas solas, entre mis palabras, cuando hablo o escribo sobre el difícil hoy y el creo que mejor mañana.

Mil gracias Yolanda por haberme regalado la obligación, de explicar mis ideas y mis palabras y, sobre todo, por haber inspirado el nacimiento de esta entrada y de las dos adicionales que sobre el mismo tema se incorporare en las próximas semanas a este blog.

En consecuencia con lo anterior, en estas entradas, voy a presentar mis reflexiones sobre cómo pienso que evolucionará la actual crisis y sobre las líneas que pueden configurar el modelo o los modelos de sociedad que se vivirán en el mundo en el primer tercio del Siglo XXI.


Las entradas citadas son las siguientes:

Una posible evolución de la crisis y un previsible modelo de sociedad. (1. Introducción y Primera etapa de la evolución).


Una posible evolución de la crisis y un previsible modelo de sociedad. (2. Segunda y tercera etapas de la evolución).


Una posible evolución de la crisis y un previsible modelo de sociedad (3. Un previsible modelo de sociedad)



UNA POSIBLE EVOLUCIÓN DE LA CRISIS


Presentamos una posible evolución de la actual crisis y de sus inevitables consecuencias en un horizonte temporal de veinte a veinticinco años, dividido en tres etapas: La primera, extremadamente convulsa, desde el año actual 2009, hasta 2015 o 2016, la segunda más tranquila y de transición, creo que durará entre cinco o seis años y la tercera, con una nueva sociedad ya en progresión acelerada, creo que será realidad a partir de 2025.


Primera etapa

La primera etapa, extremadamente convulsa, es la que estamos comenzando a vivir. Durará entre seis a siete años, más o menos hasta bien entrado el año 2016.

Esta etapa se inicia con el estallido de la gran crisis económica mundial que ha puesto fin a un largo periodo de bienestar generalizado en los países desarrollados de occidente, un crecimiento económico sostenido, basado en la globalización, con oportunidades de progreso real para individuos y sociedades en los países emergentes y ha generado experimentos políticos y sociales de carácter populista, sostenidos en el alto precio del petróleo, en la América que habla español.


En el conjunto del mundo, la salida de esta crisis se basará en el apuntalamiento del sistema financiero de los países desarrollados y en grandes inversiones en infraestructuras. Contemplaremos la desaparición de grandes corporaciones no eficientes y su sustitución por una nube de empresas de menor dimensión, sobre todo medianas y pequeñas compañías y la presencia global de transnacionales nacidas en países emergentes.


Asimismo se ralentizará la innovación en productos de consumo, especialmente en el consumo duradero y se orientará en gran medida a la reducción de costes. Además, el desempleo global será común hasta 2012 y habrá hambre abundante por doquier.

Veremos en esta etapa el decrecimiento de muchas economías, proteccionismo, fuertes y generalizadas tensiones sociales, la degradación de la sociedad del bienestar en Europa y, muy probablemente, cambios políticos significativos en todos los continentes.


Esta etapa verá el comienzo de un cambio sustancial en los hábitos de la población que reducirá fuertemente el consumo.


Por supuesto, en esta etapa los gobiernos europeos no podrán garantizar la protección social del pasado y, como en casi todo el mundo, se enfrentarán a desórdenes sociales.


Además, es inexorable el comienzo de una etapa de inflación no más lejos del año 2012.


Estados Unidos, la gran nación americana, está haciendo ya esfuerzos importantes para salir de la crisis, pero pienso que antes de lograrlo habrá de afrontar y superar retos difíciles: La caída del consumo interno, la bajada de las exportaciones, el paro, los sectores industriales básicos con grandes corporaciones poco competitivas, dificultades de sus multinacionales en todo el mundo, una deuda externa enorme y creciente, además de las naturales tendencias al proteccionismo de las administraciones demócratas.


Entiendo sin embargo, que el sistema financiero estará razonablemente ajustado a comienzos del año 2010. En el último trimestre de ese año subirá la confianza y se detendrá el desempleo a pesar de los grandes problemas que seguirán existiendo en el sector del automóvil y en la industria básica.


El año 2011 se verá como el del comienzo de una recuperación, lenta al principio, que será luego sostenida en el tiempo.

Entre 2011 y 2014 habrá grandes inversiones públicas en infraestructuras, se incrementará el gasto militar, que se mantendrá en el futuro. Una vez terminada la reestructuración industrial, ya nuevamente respirando confianza, creo que en 2012, la economía norteamericana, en suelo norteamericano, estará nuevamente consolidada.

Sin embargo, el peso de la deuda externa hará necesario impulsar una inflación sostenida y creciente que aunque reduzca la presión de la deuda hará más difícil la competencia en el exterior, hará crecer las presiones proteccionistas e incrementará las tensiones con Europa y Asia.


Además, lamentablemente, el enemigo islámico y todo lo que este significa, seguirá estando presente en los próximos años, causará grandes problemas y seguirá vivo en 2015.


En cualquier caso, pienso que en el año 2016 Estados Unidos habrá salido del bache y nuevamente seguirá siendo un gran país en el que sus gentes vivirán, manteniendo “el sueño americano”, en una sociedad relativamente cerrada en sí misma, aislada del resto del mundo y sostenida en los valores tradicionales: Familia, religión, trabajo duro, ahorro, libertad de las personas, orden y orgullo de ser americanos.


Europa, cincuenta países, cada uno de ellos con sus peculiaridades. Casi todos con sociedades desconfiadas y divididas, herederas de pasados traumáticos y con sus valores tradicionales en crisis o casi perdidos.


Europa, que en el siglo XIX progresó en paz durante cincuenta años, desde la caída de Napoleón hasta la guerra franco – prusiana, se destrozó veces y veces desde entonces hasta 1945 en el Oeste y hasta la muerte de Yugoslavia en la última década del siglo XX, es todo menos una unidad.



La Unión Europea, el mayor éxito colectivo de los europeos desde Carlomagno, ha logrado la paz entre sus miembros, ha dotado de bienestar a sus ciudadanos y se mantiene como ejemplo del progreso humano. Lamentablemente, con el liderazgo moral, económico y cultural actualmente casi perdidos, en estos momentos sufre, además de la crisis económica, graves problemas para incorporar a sus nuevos miembros y para asimilar a una nube de inmigrantes, de primera y segunda generación, procedentes de culturas no cristianas.


Creo que las cosas en la UE evolucionarán despacio. En los países más desarrollados del Oeste, la economía repuntará progresivamente a partir del segundo semestre de 2010, y que se volverá, entre 2011 y 2012 a crecimientos del uno o dos por ciento, crecimiento que vendrá en gran medida de inversiones en infraestructuras en comunicaciones y el comienzo de la construcción de nuevas centrales nucleares que, a largo plazo, alrededor de 2020, reducirán la dependencia del petróleo y del gas importados del exterior, así como el coste de la energía.


Las tasas de desempleo no serán demasiado altas entre la población nativa cualificada, pero se verán con frecuencia casos de racismo y xenofobia contra la población inmigrante en los sectores menos educados y pudientes de la sociedad.


El no despunte de las economías de los nuevos socios y las repercusiones de las tensiones que se van a incrementar en Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Bulgaria, Servia e incluso en Polonia, en el futuro próximo, además de las inexorables tensiones con la nueva Rusia, van a ser dificultades añadidas a las creadas por la tendencia de los ciudadanos europeos a fiarse tan solo, y poco, de sus propios connacionales.


En todo caso, hay que recordar que aún recuperado el crecimiento anterior a la crisis, del uno o dos por ciento, este no permitirá grandes alegrías, ya que es insuficiente para desarrollar el Este y difícilmente permitirá ejercer un liderazgo efectivo fuera del continente.


Creo que el euro será, aún con dificultades serias, moneda de referencia en los próximos años. Lo será no por mérito propio sino por la inflación que para pagar la deuda americana deteriorará el dólar. Esto, aunque la ventaja de convertirse en moneda refugio puede ser importante, deteriorará la capacidad competitiva de los productos de la Unión en otros mercados.


Por supuesto, de la habilidad de los gobiernos europeos para soslayar las dificultades de los años venideros, acrecentar los valores éticos y culturales comunes a los europeos y mantener relaciones de colaboración efectiva con Estados Unidos tanto en el aspecto económico como y especialmente en la lucha contra el islamismo radical, el tráfico de drogas y las dictaduras populistas, dependerá el posible nacimiento y posterior consolidación de movimientos neofascistas en Europa.


El peligro de estos movimientos, basados en el rechazo social a “los partidos y a los políticos que son, como en la época de entre guerras del Siglo XX, deshonestos e inútiles y que no gobiernan para la gente normal sino para sus propios e inconfesables intereses” se puede hacer realidad en poco tiempo.


España, normalmente, vivirá una evolución similar a la del resto de la Europa del Oeste. La pervivencia del presidente del gobierno actual y de los líderes de la oposición puede suponer, por sus notables ineficacias para afrontar una situación que requiere cambios importantes en la estructura económica y en el devenir político, consensuados con la población, un mayor retraso en la salida de la crisis. Sin embargo, con seguridad, antes o después serán sustituidos por otros dirigentes que trabajarán con normalidad y éxito.


Creo que, en todo caso, en España hasta 2012 veremos poca luz y lucharemos, en la oscuridad, con no pocos y grandes problemas.


En México las cosas irán, aunque algo peor, a rebufo de Estados Unidos. Centroamérica y el Caribe seguirán, mejor o peor, en línea con lo que ha venido ocurriendo en los últimos años. Colombia y Perú pueden aguantar y esperar mejores tiempos. El populismo bolivariano, generando miseria y muchos problemas, se mantendrá un tiempo. Lo que ocurra en Argentina es imprevisible. Chile, bien que mal, trabajando mucho, seguirá siendo una isla afortunada y Brasil se consolidará como gran potencia en el siglo XXI.


En China pasará nada. Seguirá creciendo gracias ahora a su enorme mercado interno, se consolidará su grande y creciente presencia en África y crecerá su peso en América.


India y Sureste de Asia, no se como avanzarán en la crisis.


Pienso que Australia y Nueva Zelanda, al igual que Canadá irán, aunque algo mejor, más o menos, por el un camino similar al de la Unión Europea.


El mundo, los mundos islámicos, seguirán siendo, para occidente, y más con la crisis, un gran problema.


Y África, salvo para producir materias primas, seguirá, mientras sus gentes mueren de hambre, para el resto del mundo, no existiendo.

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