viernes, 12 de abril de 2019

794. COCINERO O COCINILLA



Cuando entro en la cocina y me pongo el gran delantal negro que me cubre desde el cuello hasta las rodillas, mientras me ato las cintas en la espalda,  me retumban  en el oído las palabras de mi mujer: “José Luis, déjalo, no seas cocinilla, ya lo hago yo”… 
 
Y claro, lo decía, me lo dice ahora, porque era mujer letrada y sabía que la primera acepción que ofrece el Diccionario de la Real Academia de la lengua española de la palabra cocinilla es: el hombre que se entromete en las tareas domésticas, especialmente en las de cocina. Y ella, aunque lo detestaba, acaso porque nos casamos en otra época, prefería, haciendo de tripas corazón,  sacrificarse y cocinar, mejor que ver a su marido con un delantal.

Ello no obstante, en los últimos años, más por necesidad que por otra cosa, he aprendido a hacer y, de hecho, ahora lo hago con normalidad,  algunas operaciones  elementales para preparar, el mínimo imprescindible, algunos alimentos: tres o cuatro verduras, filetes y carne picada, huevos y algún pescado; por supuesto, todo muy sencillo, sin ninguna virguería, es decir, evitando cualquier adorno o  refinamiento en la preparación de la comida. Es decir, que según nos dice el Diccionario de la lengua,  aunque soy cocinero, porque en mi casa soy el que cocina, no lo soy en la segunda acepción de la palabra  cocinero, porque ese es  la persona que tiene por oficio guisar y aderezar los alimentos.

Y, ¿a qué viene todo esto?, pues muy sencillo, me empieza a gustar la cocina y, como tantas otras veces, he descubierto que tengo algunos maravillosos talentos ocultos, y el que  tengo para la cocina, me parece que, con esfuerzo  y dedicación, podría haberlo desarrollado y llegar a ser un buen cocinero que, como tal, me hubiera  ganado bien la vida… Mi tortilla de patata tiene fama en la familia, hago unos filetes rusos admirables, las verduras siempre las saco en su punto justo…y ahora, en estos días  he conseguido unas torrijas francamente buenas, un estofado de morcillo que va a ser muy aplaudido y hasta he conseguido mejorar sensiblemente  el gazpacho que hacía mi mujer…, bueno, que me he convertido en un buen cocinilla, que siendo  persona aficionada a cocinar  es ahora  todo un cocinero porque, como dice el Diccionario, en mi casa, soy yo  el que cocina.

Como muestra, aquí está las fotografías del estofado y las torrijas que he hecho esta mañana y la de los boquerones en vinagre que, con notable éxito, preparé la semana pasada.





























Nota:

Y estoy muy contento, aunque sigo con unas desagradables goteras, en estos días el cansancio, que no deja de acompañarme, es algo más llevadero, puedo cocinar y, ¡que maravilla! puedo escribir una entrada y publicarla en el blog.

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